@ambrociomojardi; amojardin@gmail.com
Pocos fenómenos de la vida social son tan dolorosos como el suicidio, más si es de jóvenes o de menores de edad. Resulta impensable que un niño, una niña o un adolescente llegue a quitarse la vida sin que a su alrededor haya habido alguien que lo detectara y lo impidiera.