Los 800 seguidores de la secta ugandesa liderada por Joseph Kibweteere se encerraron en su iglesia, tapiaron las ventanas y se prendieron fuego en marzo del 2000
Había llegado «el gran día». Al líder de la secta ugandesa de la «Restauración de los Diez Mandamientos de Dios», Joseph Kibweteere, y sus cerca de 800 seguidores se les iba a aparecer la Virgen y les iba a llevar al cielo.