Famosos y suicidios: por qué se quitan la vida las celebrities cuando parece que lo tienen todo

Repasamos las muertes más trágicas del mundo de la música, el cine y el espectáculo en los últimos años, y analizamos sus causas

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La primera semana de junio de 2018 será recodada como una de las más fatídicas del año para el mundo del entretenimiento. En solo cinco días hemos asistido al fallecimiento de: la hermana pequeña de la reina Máxima de Holanda, la diseñadora de accesorios Kate Spade, el mediático chef Anthony Bourdain (pareja de la actriz Asia Argento, aunque a ella la pillaron días antes paseándose de la mano de un periodista francés por las calles de Roma) y el joven actor Jackson Odell; todos ellos de aparente suicidio -lo de la exitosa empresaria americana lo confirmaba ella misma con una desgarradora nota de despedida dirigida a su la hija de trece años que tenía con el hermano del actor David Spade.

Así, este 2018 va camino de confirmarse como uno de los peores en este sentido. Y es que hace poco más de un mes, a finales de abril, saltaba la noticia de que Avicii había sido encontrado muerto en Omán (quitándose la vida con el cristal de una botella rota, como reveló posteriormente la autopsia, filtrada por el portal de noticias estadounidense TMZ). “Realmente [Avicii] luchó y reflexionó sobre el significado de la vida y la felicidad. No pudo más. Quería encontrar paz “ declaró públicamente su familia tras el fallecimiento del famosísimo dj sueco, que además de lidiar con problemas de estabilidad emocional sufría una pancreatitis aguda que le provocaba fuertes dolores y le impedía hacer vida normal.

El mundo del espectáculo es, aparentemente, un entorno favorable para aquellas enfermedades mentales susceptibles de detonar el deseo de morir. Según la Organización Mundial de la Salud hablaríamos principalmente de depresión, además de los trastornos provocados por el consumo de alcohol, el abuso de sustancias, la violencia, las sensaciones de pérdida y la presión experimentada en ciertos entornos culturales y sociales.

Según esta misma organización, “muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida, tales como los problemas financieros, las rupturas sentimentales o los dolores y enfermedades crónicas. Además, las experiencias relacionadas con conflictos, desastres, violencia, abusos, y sensación de aislamiento están estrechamente ligadas a conductas suicidas”. Con diferencia, asegura además el último informe publicado por la OMS al respecto “el principal factor de riesgo de suicidio es un intento previo de suicidio”.

Así lo confirman algunas de las pérdidas más trágicas en este campo en los últimos años, como las de Chester Bennington, Whitney Houston o Amy Winehouse (Whitney y Amy murieron por sobredosis pero habían intentado quitarse la vida varias veces con anterioridad). El mundo del cine no se queda corto. Ahí está Robin Williams, que al tiempo de suicidarse no pasaba por un buen momento personal ni laboral, y además le habían diagnosticado un tipo de demencia incurable, para confirmarlo; así como los actores de la serie Glee: Cory Monteith, enganchado a las drogas y el alcohol desde la adolescencia, y Mark Salling, el mismo que el pasado mes de enero se colgó de un árbol al no poder superar la vergüenza social que le causó el ser condenado a siete años de cárcel por posesión de pornografía infantil.

Seguramente, de todos modos, es la moda la que se lleva la palma, y todo por la naturaleza especialmente sensible de la mayoría de diseñadores, y por el alto nivel de exigencia y rendimiento que comporta este trabajo cuando estás en la cumbre. Solo en la última década hemos perdido a la pareja de Mick Jagger, L’Wren Scott, a los 49 años (2014); Manuel Mota, director creativo de Pronovias (2013), a los 46 años; o Alexander McQueen (2010), a los 40 años, tras ingerir un cóctel de cocaína y pastillas y ahorcarse en su casa de Londres el día antes de que se celebrara el funeral por la muerte de su madre, un episodio que nunca superó, y cuya brillante carrera y atormentada existencia podemos repasar ya en las salas de cine de la mano del documental McQueen.

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