«Sin foros sobre el suicidio en internet mi hija aún estaría viva»

Como muchas jóvenes de su edad, Callie Lewis amaba los animales y publicar videos sobre sí misma en YouTube y Tumblr.

Pero Callie, a la que se le diagnosticó el síndrome de Asperger a edad temprana, tenía problemas de depresión crónica y pensamientos suicidas.

«Le apasionaba la defensa de los derechos de los animales. Siempre decía que prefería los animales a las personas», recuerda su madre, Sarah Lewis.

Tenía 24 años cuando se quitó la vida.

Un documental del programa de la BBC Panorama cuenta ahora la historia de Callie y analiza el papel que tuvieron los foros en internet sobre suicidio y los errores del sistema de salud público de Reino Unido en el cuidado y la atención a la joven.

Solo un mes antes de su muerte, Callie empezó a hablar con desconocidos en los foros online de suicidios, esas esquinas oscuras de la red donde la gente discute sobre el suicidio e incluso comparte información sobre cómo alguien se quitó la vida.

En una publicación en un foro sobre suicidio, Callie contó a otros usuarios los intentos fallidos de acabar con su vida. En otra, pidió ayuda para esconder sus intenciones a los médicos.

Absorta en las webs sobre suicidios

Tras pasar algún tiempo en el foro, Callie descubrió un nuevo método para quitarse la vida. e incluso se compró un «kit de suicidio» que finalmente usó para suicidarse.

La madre de Callie cree que la web jugó un papel clave en la muerte de su hija en agosto de 2018.

La joven se alejó a 400 kilómetros de su madre a un lugar en el que se quedó varios días antes de suicidarse.

«Sin esos foros, creo que mi hija habría tenido dificultades para encontrar la información que buscaba sobre cómo morir», dice Sarah.

Sarah descubrió que Callie había estado usando los foros después de que un amigo de su hija, Jan, que fue profesor de educación especial, expresara su preocupación por la seguridad de Callie.

Según Jan, Callie se quedaba «absorta» en las webs de suicidio que «la animaban a hacerlo».

Jan dice que Callie se alejó de él poco antes de su muerte. «Sentía que si se comunicaba conmigo, no sería capaz de hacerlo, pero que si se alejaba y hablaba con ellos, ellos se asegurarían de que lo hiciera».

«Cuando descubrimos las webs de suicidios en las que había estado, se encendió la luz de alarma. Empezó a parecer una obsesión para ella», dice el abuelo de Callie, Graham Lewis.

Tras poner freno a la comunicación con la familia y los amigos antes de su muerte, las últimas personas con las que habló la joven fueron usuarios del foro.

En lugar de pedir ayuda, la animaron a quitarse la vida.

«Buena suerte, te deseamos un viaje rápido», escribió uno. «Que encuentras la paz, amiga», dijo otro.

«Entierren esas páginas»

Google se defiende diciendo que sus directrices obligan a los foros a mostrar un teléfono de ayuda para esas personas que se sienten deprimidas.

«No creemos que nuestro papel sea decidir qué debería encontrar la gente en internet», le dijo Google a la BBC.


Si tú o alguien de tu entorno se encuentra deprimido o en problemas, busca ayuda. Puedes encontrar aquí recursos de apoyo según tu región:


El gobierno británico dice que hay que hacer más para acabar con la promoción online del suicidio y ha formado una alianza con los Samaritanos, una organización de ayuda que busca encontrar formas de «enterrar» páginas como las que Callie visitó antes de su muerte y hacerlas más difíciles de encontrar en los buscadores.

Pero los responsables de la página que usaba Callie niegan que la web anime a nadie a quitarse la vida.

«Ofrecemos un espacio para discutir sobre el suicidio sin censura«, le dijeron a la BBC.

«Nuestra comunidad y nuestra web no alientan el suicidio. Eso va en contra de nuestras normas», agregaron.

Al preguntarles sobre la preocupación de que en el foro se compartan métodos detallados para quitarse la vida, respondieron: «La información es poder. Lo que haces con ella es tu responsabilidad».

«Se están engañando a ellos mismos si realmente creen que son foros de ayuda», replicó la mamá de Callie, Sarah.

Sarah no encontró el apoyo necesario a pesar de su esfuerzo por llamar la atención del servicio de salud público británico, NHS, y finalmente acabó perdida en el sistema.

La última vez que Sarah vio a Callie fue en la estación de tren.

Muy preocupada por su hija, Sarah llamó a la policía. Aquella noche no había una cama libre en un centro de salud mental para Callie, que pasó la noche con los agentes en un auto de policía.

Los especialistas examinaron a Callie la mañana siguiente, pero negaron que tuviera una intención inmediata de quitarse la vida.

Callie ya había preguntado en los foros por consejos para convencer al personal del NHS de que estaba bien y que no había riesgos.

También les dijo a los responsables médicos que no quería que le dieran ninguna información a su madre sobre el tratamiento ya que tenía más de 18 años.

El cuidado de Callie pasó entonces a autoridades de salud mental locales, que llamaron por teléfono tres veces a Callie sin obtener respuesta.

Las normas dicen que cuando esto ocurre alguien debe visitar a la persona en su casa, pero eso no sucedió. La persona asignada al caso de Callie se enfermó y nadie la reemplazó.

Pasaron 13 días antes de que las autoridades se dieran cuenta de que Callie había desparecido y de que en ese tiempo se había suicidado.

«La mantuve segura toda su vida y en el momento en el que pido ayuda, deja de estar segura, y eso para mí es muy difícil de aceptar. Siento que tomé la decisión equivocada», lamenta Sarah.

«Me molesta que estuviera perdida. Solo necesitaba saber que alguien en alguna parte estaba cuidando de ella y nadie lo hizo y yo tampoco pude».

«Fallamos a Callie»

Las autoridades locales y el NHS admitieron a Panorama: «Fallamos en dar a Callie la ayuda necesaria que ella y su familia esperaban y nos disculpamos por ello sin reservas».

Sarah agradece que la hayan escuchado y que hayan reconocido que la muerte de Sarah era evitable.

Ahora quiere que Callie sea recordada más allá de su enfermedad.

«A veces hablaba de acabar con su vida, pero hasta esas semanas finales, nunca pensé que realmente lo haría. Solía imaginármela viviendo hasta los 90 años rodeada de gatos y tazas de té y diciendo probablemente aún que quería morirse.

«Realmente creo que tenía una mente para cambiar el mundo, si el mundo fuera un lugar que aceptara a la gente un poco diferente», dijo Sarah en el funeral de Callie.

«Nunca había encajado en ningún molde, pero la amábamos incondicionalmente«.

BBC

Deja una respuesta