La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, participó en esta jornada organizada por el Grupo Prisa con apoyo de la compañía Janssen
“Hay que generar espacios de información pública sobre la realidad del suicidio y conseguir que tenga continuidad en el tiempo”. Esta frase, expresada por Ana de Sousa Baptista, directora de Políticas de Salud Mental de la World Federation for Mental Health, en la Jornada ‘Depresión y Suicidio. Una realidad silenciada’, organizada por El País y la Cadena Ser en colaboración con Janssen, comienza a cobrar forma.
En este foro abierto a la sociedad los expertos han dado visibilidad a una realidad compleja y dolorosa que es preciso abordar desde todas las perspectivas. La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, insistió en su inauguración en que “la depresión se puede curar y tanto la tentativa como el hecho de cometer un suicidio se pueden prevenir”.
Carcedo recordó que este tema será una de las líneas en la nueva Estrategia de Salud Mental. En este sentido, expuso que trabajan en tres ejes: sensibilizar y mejorar la información a la población a través de la concienciación, detectar de forma precoz el riesgo suicida y promover la elaboración de procesos asistenciales integrados de atención a las personas en situación de riesgo.
Su antecesora en el cargo, Carmen Montón, tiene claro su diagnóstico: “Como sociedad hemos decidido vetar hablar del suicidio y, por tanto, hemos decidido vetar su prevención”, expuso. Este silencio, en su opinión, impide que se implementen fórmulas de prevención. “No solo es importante la financiación, hay que mejorar la coordinación entre profesionales y entender que el enfoque es multidisciplinar. La sanidad tiene que liderar este movimiento, pero es importante incorporar otros actores, como el ámbito judicial, educación, urbanismo…”, defendió.
Por su parte, Ana González-Pinto, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, profundizó en la raíz del problema. “La depresión -expuso-, no se acepta socialmente como enfermedad. En medicina, que vemos la salud como algo integral, vamos a entender mejor que una persona con depresión está enferma y necesita ayuda, pero desde el punto de vista social hemos disociado la salud mental de la física”, planteó.
Para la coordinadora de la Oficina de Salud Mental de la Comunidad de Madrid, Mercedes Navío, el mensaje es rotundo. Está claro que se puede evitar. En España, el suicidio sigue siendo una necesidad clínica no resuelta y es preciso generalizar las iniciativas que hay en algunas comunidades autónomas, en su opinión.
“El suicidio puede reducirse hasta tasas inexistentes. Sabemos que se ha logrado y que se ha publicado en estudios científicos”, subrayó la experta, al mismo tiempo que remarcó que la OMS articula bien las formas de actuación para hacerle frente. Una de las claves es facilitar el flujo que lleva a las personas con ideas de autolesión al sistema sanitario a través de los agentes sociales.
“Hay que romper la visión de lógica en túnel de que no hay alternativa (propia de la enfermedad mental), sortear el tabú social y evitar tanto el silencio como el ruido”, defendió la psiquiatra.