La prevención del suicidio es posible

No es sencillo, pero el suicidio se puede prevenir y es mucho lo que se puede hacer desde los diferentes ámbitos. Así lo afirma la Organización Mundial de la salud (OMS) con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora hoy.

La OMS calcula que “más de 800.000 personas mueren cada año por suicidio y esta es la segunda causa de fallecimiento entre los 15 a 29 años de edad”, después de los accidentes de tráfico. Además, hay indicios de que se producen al menos 20 intentos por cada suicidio consumado. La organización internacional propone, entre otras, las siguientes medidas preventivas:

  • La detección y tratamiento tempranos de la depresión y de los trastornos por consumo de alcohol y otras sustancias.

  • El seguimiento de las personas que han intentado suicidarse, proporcionándoles apoyo psicosocial.

  • En el ámbito social, reducir el acceso a los medios para suicidarse.

  • La adopción por parte de los medios de comunicación de unas normas de información responsable sobre los suicidios.La incorporación de la prevención del suicidio como uno de los servicios básicos de los sistemas sanitarios.

  • Nel González Zapico, presidente de la Confederación Salud Mental España, ha declarado en un acto organizado por esta entidad que “los tiempos en los que el suicidio era un tabú y un estigma están llegando a su fin” y ha recordadoque “cada año, solo en España, el suicidio se cobra más de 3.600 vidas humanas”.

    También ha hecho hincapié en la urgencia de la “implantación de un teléfono de atención al riesgo suicida de carácter público, gratuito y de tres cifras” y ha señalado que «este sería un primer paso para atender a las personas que viven una situación de emergencia y que actualmente no reciben el cuidado que necesitan”.       

    Cada persona puede aportar algo

    Para todo lo anterior se requiere el concurso, sobre todo, de instancias sociales y políticas, pero también es mucho lo que cada uno de nosotros puede hacer para prevenir el suicidio en el entorno más cercano. María Dolores Riaza, psiquiatra de la Clínica Nuestra Señora de La Paz, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, aboga por desestigmatizar el suicidio y hablar sobre él de forma más abierta. “Todavía no lo abordamos con naturalidad”, se lamenta.

    La psiquiatra reconoce que, en los últimos tiempos, “se trata con mucha más naturalidad todo lo relacionado con las enfermedades mentales, sobre todo algunas”, pero aún queda mucho por hacer. “El suicidio tiene una connotación que hace que cueste mucho verbalizarlo en el contexto familiar, pero cuando se expresa se reduce mucho la angustia de los afectados y ayuda a asumir la situación”. En cambio, cuando se silencia surgen los “sentimientos de culpa en la familia”.

    Por lo tanto, es fundamental acabar con el tabú del suicidio para poder ayudar de forma eficaz a las personas con más riesgo y darles todo el apoyo afectivo y profesional que necesitan. Riaza confirma la estrecha relación con las patologías psiquiátricas: “En un gran porcentaje de suicidios consumados hay un trastorno mental de base, no siempre diagnosticado”. No obstante, matiza que no hay que presuponer que siempre es así, ya que a veces lo que hay detrás es la desesperación, que puede estar motivada por una situación concreta.

    Buscar ayuda profesional

    Los trastornos mentales más relacionados con el suicidio son fundamentalmente los afectivos, como la depresión y el trastorno bipolar, pero también ejerce una poderosa influencia el consumo de alcohol y otras sustancias, así como la combinación de un trastorno afectivo y el abuso del alcohol.

    Parece claro que los profesionales de atención primaria y salud mental tienen mucho que aportar, y más si se tiene en cuenta, tal y como resalta la psiquiatra, que se estima “que hasta el 75% de los que se suicidaron habían pasado recientemente por el médico de primaria y hasta el 25% habían acudido a algún dispositivo de salud mental”.

    El diagnóstico y tratamiento temprano de enfermedades como la depresión por parte de profesionales de la salud mental tiene un claro impacto en una menor tasa de suicidios.

    La especialista insta a buscar ayuda profesional de forma precoz porque se ha comprobado que, una vez que surgen pensamientos relacionados con el suicidio, muchas veces hay un avance gradual hacia las ideas a la planificación, el siguiente paso son ciertos gestos, luego hay un intento y, finalmente, puede llegar la consumación.

    Atención urgente sí, pero también seguimiento

    Se puede hacer mucho para frenar ese avance paulatino, y con mayor razón cuando se produce un primer intento. Es entonces cuando deben saltar todas las alarmas.“En hasta un 50% de los suicidios consumados ha habido un intento previo”, destaca Riaza. “En muchos casos hay una atención urgente inmediata, pero luego hay una sensación de abandono y de que nada ha cambiado”.

    Por eso, para no dejar abandonada a ninguna persona, existen programas específicos en los servicios de salud mental de la comunidades autónomas para activar un protocolo de atención y seguimiento a las personas que han intentado suicidarse porque “en los primeros días y hasta el año es cuando hay más riesgo de repetición”.

    Medidas sociales

    La falta de autoestima, el aislamiento y la escasa tolerancia a la frustración son algunos de los rasgos que, en opinión de la especialista, están muy presentes actualmente y constituyen un caldo de cultivo para el suicidio.

    Cada vez son más los países que cuentan con una estrategia global contra el suicidio, tal y como recomienda la OMS, pero siguen siendo una minoría: solo 38. Esta institución insta a adoptar un enfoque multisectorial integral, que cuente con la contribución de los distintos actores clave tanto de la sociedad civil como de la administración pública

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