Es difícil reducir a cero el suicidio en adolescentes

Los casos de «ideación suicida» entre menores se han multiplicado por seis y los de autolesión por catorce

«Nuestro objetivo es reducir los suicidios a cero entre los adolescentes y jóvenes, pero es difícil», ha afirmado este jueves la directora del Instituto para la Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia (IBSMIA), la doctora Isabel Flórez, con ocasión de la I Jornada de Conducta Suicida en la Infancia y Adolescencia, celebrada en el Trui Teatre. En 2018 tres menores se suicidaron en Baleares. Mientras tanto, en 2017 (no hay datos aún de 2018) las tentativas graves de suicidio de menores que requirieron hospitalización se cifraron en 42. En España, el suicidio es la primera causa de muerte «externa» en la población de 15 a 29 años, la segunda son los accidentes domésticos y la tercera los de tráfico. En Baleares, el suicido es la segunda causa de fallecimiento hasta los 18 años.

Los casos de «ideación suicida» entre menores se han multiplicado por seis y los de autolesión por catorce. Por cada suicidio juvenil hay 20 casos de tentativa. «Las causas más frecuentes que inducen al joven al suicidio son de lo más variado, aunque los principales factores de riesgo son los trastornos afectivos, la depresión, la propia personalidad, las enfermedades, los posibles malos tratos recibidos, el acoso escolar o la frustración», ha explicado Flórez a Efe con ocasión de una jornada que ha reunido a 800 especialistas.

«Psiquiatras, psicólogos, enfermeros especializados y trabajadores sociales luchamos para reducir el número de suicidios juveniles», ha relatado la directora de este instituto que tiene su sede en el Hospital Universitario Son Espases. Flórez ha advertido de que el índice de ingresos de jóvenes con intentos de suicidio o crisis vitales en Son Espases es «muy alto». Por ello, es «muy necesaria» la ayuda y colaboración de los adultos cuando se trata de menores que muestran algún tipo de inestabilidad emocional.

Muchas veces, un joven le dice a un amigo o una amiga que se quiere suicidar pero éste no sabe qué hacer; de ahí que busquemos que los adultos sepan manejar lo mejor posible esta situación», ha manifestado la doctora Flórez. Por su parte, la directora del Observatorio del Suicidio de las Islas Baleares, Nicole Haber, ha valorado muy positivamente que se empiece a «visibilizar» el suicidio juvenil. «Hasta que en 2012 O 2013 la Organización Mundial de la Salud (OMS) no tomó cartas en el asunto, el suicidio juvenil era tabú» debido a la «falsa creencia» de que si a un joven se le preguntaba si tenía intención de quitarse la vida era «sinónimo de inducirle a que lo hiciera, de ahí que los medios de comunicación silenciaran este tipo de noticias».

«Esto se ha comprobado que es totalmente falso», ha apostillado Haber, que ha comentado que entre los motivos que pueden inducir a un joven a este tipo de actos son «no soportar un dolor» o el suicidio de un amigo. De todos modos, «siempre hay más de una causa» en todo intento, ha añadido. Haber ha apostado por trabajar en la prevención y que las personas con ideas suicidas o que lo hayan intentado deben recibir una «atención proactiva, resolutiva y eficiente en cualquier momento», así como las personas que viven en su entorno.

La jornada se ha presentado con el título «Hablamos de suicidio. ¿Qué se puede hacer?» y su objetivo era analizar cómo prevenir el suicidio y cómo ofrecer la atención adecuada a las personas en situación de riesgo y a sus familiares. Sobre todo porque, cuando se produce una muerte por suicidio juvenil, se estima que quedan marcadas de por vida hasta seis personas del entorno familiar más próximo, aparte de los profesores y compañeros de clase.

abc.es

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