El suicidio de una niña de 14 años en 2017 abre el debate en el país
El padre de la menor afirma que Instagram «ayudó a matar» a su hija
El ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, ha planteado durante una entrevista en un programa de la BBC que si las redes sociales no son capaces de retirar el material que incita a la autolesión y el suicidio entonces podría llegarse al caso de que tuvieran que cerrarlas. «Si creemos que tenemos que hacer cosas a las que se niegan entonces podemos y debemos legislar al respecto, pero no me gustaría que tener que llegar a eso», ha asegurado.
La polémica se ha reactivado después de que se conociesen más detalles del suicidio de Molly Russell, una niña de 14 años que decidió quitarse su propia vida en 2017 después de ver contenido que incitaba a ello en las redes sociales. Su propio padre, en declaraciones para la BBC, ha asegurado estar convencido de que Instagram «ayudó a matar» a su hija.
A Molly no le detectaron «signos claros» de ninguna enfermedad mental grave, pero su familia descubrió poco después que había estado viendo publicaciones en redes sociales relacionadas con la ansiedad, la depresión, la autolesión y el suicidio. «Es una pena ver lo fácil que se puede acceder todavía a este tipo de contenido online, y no tengo ninguna duda del daño que está causando sobre todo a la gente joven», lamentó recientemente Hancock en una carta dirigida a las redes sociales. «Es el momento de que deis un paso adelante y purguéis este tipo de publicaciones de una vez por todas.
Por su parte Facebook, propietaria de Instagram, ya ha asegurado por medio de un comunicado «que lamenta muchísimo» lo que le ha ocurrido a Molly Russell, explicando que esas publicaciones «no tienen cabida» en sus plataformas. Aun así el tema podría empezar a afectar también a los bolsillos de la red social, ya que, tras una investigación llevada a cabo por el organismo público de comunicación británico, muchas compañías se han quejado de que se posicione su publicidad cerca de entradas o fotografías con contenido autolesivo.
Desde que apareció ese artículo hace menos de una semana, Papyrus, una ONG dedicada a prevenir el suicidio juvenil, ha asegurado haber sido contactada por cerca de 30 familias que aseguran que la muerte de sus hijos ha tenido algo que ver con lo que vieron en redes sociales. «Hemos tenido un repunte en el número de llamadas a nuestra línea caliente de asistencia y todas coincidían en lo mismo», ha explicado una portavoz de la organización.
El último en sumarse a las campañas para la prevención del suicidio ha sido Twitter, que el pasado 10 de septiembre se unió a Facebook, Google e Instagram en la colaboración con diversas organizaciones españolas para que, cuando alguno de sus usuarios busque términos relacionados con la autolesión, aparezca una notificación instándole a recibir ayuda y proporcionándole el Teléfono de la Esperanza (717 003 717). «Te podemos ayudar», reza el encabezado del tweet anclado. «No estás solo. Si tú o alguien que conoces está pasando por un mal momento nuestro socio @Tel_Esperanza te puede ayudar».