“El suicidio mediante provocación a la policía es mucho más común de lo que pudiéramos pensar.
La literatura científica criminológica lo describe como ‘suicide by cop’ o ‘by the police’, que podría traducirse como suicidio mediante policía o mediante mano ajena, que es cuando un suicida se conduce deliberadamente de manera amenazante y provocadora hacia los agentes de fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con el objetivo de que disparen contra él y lo maten”, explica el abogado y criminólogo José María Garzón, socio director de Garzón Abogados.
Existen dos grandes categorías de este tipo de suicidios: La primera es la que acabo de definir; la segunda es cuando el criminal ha cometido un crimen, está a punto de ser detenido y decide que prefiere morir.
“El caso del argelino Abdelouahad Taib, de 29 años, que, el pasado 20 de agosto, se presentó a las 6 de la mañana armado como un cuchillo en la Comisaría que los Mossos d’Esquadra tienen en Cornellá, Barcelona, y que trató de degollar a la agente de guardia tiene todos los rasgos de un ‘suicidio mediante provocación a la policía’”, añade Garzón.
“Taib se lanzó a degollar a la mossa y ella lo abatió de tres disparos. En la investigación posterior, los agentes encontraron en su casas dos hojas con textos en árabe. La primera recogía, impresa, la frase ‘que Dios te acoja en su seno, amigo’; en la segunda, dirigida a su Dios, apela para que le ayude y le de su bendición para lo que iba a hacer. En ninguna de las dos había referencias a la yihad, a la guerra santa musulmana”, precisa el abogado y criminólogo.
Taib, según se ha sabido después, era homosexual y estaba en proceso de divorcio con su mujer, quien declaró ante los Mossos que su marido le había contado que había tenido relaciones con otros hombres. Estaba inmerso en un conflicto interno muy doloroso. Temía ser rechazado por su comunidad musulmana.
“La mujer reveló que Taib le había admitido que había tenido ideas de quitarse la vida porque su fuero interno no podía soportar sus profundas contradicciones. Morir como un héroe, a los ojos de su comunidad, fue la salida que, al parecer, encontró”, cuenta Garzón.
De acuerdo con el criminólogo y abogado, desde 1983 en los mundos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado se aplica la “regla Tueller de los 21 pies”. Toma su nombre del sargento Dennis Tueller, de la Policía de Salt Lake City, Utah, Estados Unidos, que estableció que el tiempo que un agente tarda en sacar su arma y disparar es de 1,5 segundos.
En ese corto periodo de tiempo, una persona normal puede recorrer casi seis metros y medio (21 pies, según el sistema métrico estadounidense).
Tomando esos parámetros, el agente que está haciendo frente a una amenaza tiene que darse cuenta del peligro a una distancia de 7 metros. Y en caso de tener que utilizar el arma el disparo que se produciría sería a bocajarro.
“Los agentes españoles se rigen por los principios de proporcionalidad, congruencia y oportunidad. La defensa tiene que ser proporcional a la agresión, la intervención, necesaria, y el medio, idóneo. A veces, hay que reconocerlo, no es fácil determinarlo”, señala Garzón.
El otro tipo de “suicidio mediante provocación a la policía”
En el caso de los criminales que están a punto de ser atrapados por los agentes de la policía la idea del suicidio podría no haber entrado en su cabeza hasta ese momento.
“Lo que pasa es que este tipo de gente suele tener ya un pasado carcelario y en esos momentos, instintivamente decide que no quiere regresar a la cárcel, que la vida de esa forma no merece la pena. Y, como los otros, provocan a los agentes para que los maten”, indica Garzón.
La literatura científica recoge este tipo de casos desde 1985.
¿Tienen un perfil determinado los suicidas mediante provocación a la Policía? “La Asociación Americana de Suicidiología dice que, de acuerdo con sus datos, el 95 por ciento eran hombres y un 5 por ciento mujeres, con una media de edad de 35 años, en el caso de los hombres, y de 40 en el de las mujeres. El 62 por ciento de los hombres y el 100 por ciento de las mujeres tenían problemas mentales. El 87 por ciento dejaron cartas de suicido y el 36 por ciento estaban bajo la influencia del alcohol”, aclara.
Es importante conocer estas tipologías de suicidios mediante provocación a la Policía. “Voces interesadas, a menudo, utilizan la brutalidad policial para enmascarar estos hechos, cuando en realidad es una intención buscada por el sujeto”, concluye.