Conceptos comunes y erróneos sobre el suicidio

«Las personas que hablan de suicidio no lo harán»

La realidad, explican los expertos, es que casi todos los que intentan suicidarse han dado alguna pista o advertencia. Se recomienda no ignorar ni las referencias indirectas a la muerte o al suicidio. Frases como «te arrepentirás cuando me haya ido» o «no puedo ver ninguna salida» no han de ser tomadas a la ligera, insisten los psicólogos. Y no importa que se diga casualmente o en broma: puede indicar sentimientos suicidas en quienes las pronuncian.

«Cualquiera que intente quitarse la vida tiene que estar loco»

La mayoría de las personas suicidas no son psicóticas. Posiblemente están puntualmente perturbados, afligidos, deprimidos o desesperados por el dolor que tienen, más psicológico que físico, pero la angustia extrema y el dolor emocional no son necesariamente síntomas de enfermedad mental. No estamos hablando de dementes, sino de personas que no ven una salida y, en muchas ocasiones, optan por aquella que no tiene vuelta atrás.

«El que quiere suicidarse, lo hace, nada va a impedírselo»

Coinciden muchos expertos en que incluso la persona más severamente deprimida tiene sentimientos confundidos acerca de la muerte, vacilando hasta el último momento entre querer vivir y querer morir. La mayoría de las personas suicidas no quiere morir: simplemente quiere que el dolor se detenga. El impulso de acabar con todo, por más dominante que sea, no dura para siempre, subrayan los psicólogos.

«Las que se matan son personas que nunca pidieron ayuda»

Nada más lejos de la realidad. Estudios de víctimas de suicidio han demostrado que más de la mitad han buscado ayuda médica en los seis meses anteriores a su muerte. La mayoría de las personas suicidas dan señales de advertencia en cuanto a sus intenciones. La mejor manera de prevenir el suicidio es reconocer estas señales de advertencia. Que la persona esté pensando en suicidarse no es solo una señal de advertencia, sino un grito para pedir ayuda.

«Que se hable de suicidios puede darle a alguien la idea de hacerlo»

No le dan ideas suicidas a una persona suicida simplemente por hablar del suicidio con una persona. Al contrario: educar a la persona en cuanto al suicidio y discutirlo abiertamente es una de las cosas más útiles que puede hacer, tienen claro los expertos. E insisten: hay que hablar mucho. En medios de comunicación, tradicionalmente no se publican los suicidios porque se ha dicho que hacerlo podría provocar un «efecto llamada».

La opinión de Murcia

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