El suicidio como última salida

Estas acciones no solo pueden provocar en la víctima miedo o depresión, sino que además en muchas ocasiones hacen que el suicidio parezca la única salida a sus problemas – El Ministerio de Educación advierte de que el 4% del alumnado sufre acoso escolar

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La confianza es un sentimiento que puede perderse muy rápido. Muchos padres aseguran que no siempre se sienten cómodos dejando a sus hijos solos en el colegio o el instituto. Este temor se ha reforzado en los últimos años por la abundancia de casos de acoso escolar. En el caso de España, según los datos aportados por el Ministerio de Educación, Cultura y deporte, el acoso escolar o bullying afecta al 4% del alumnado del país. Aunque siempre ha existido, ahora suena con más fuerza que nunca ya que se han renovado las formas en las que los jóvenes actúan, como el acoso a través de internet y redes sociales.

Sin embargo, y regresando al acoso tradicional, éste se presenta como una serie de maltratos físicos y verbales que los menores sufren en las aulas a espaldas y con el desconocimiento de profesores y padres. El denominado bullying se ha propagado como una plaga que es la que provoca la desconfianza de los padres. «Cuando hablamos de acoso escolar estamos hablando de maltrato, aunque este se encuentra contextualizado en el centro escolar. Como todo maltrato puede ser tanto físico como psicológico, y va a tener como característica fundamental el mantenimiento en el tiempo», destaca la psicóloga infantil del centro de salud Quirón Marbella, Mónica González. Los expertos advierten de que durante el acoso, hay un estrés y un estado de alerta muy grande y casi continuo en la víctima, con la activación fisiológica y la ansiedad que eso provoca. «Puede aparecer cualquier trastorno de ansiedad, del estado de ánimo, o incluso más enfermedades orgánicas ya que el estrés hace que el sistema inmune funcione peor. Además la autoestima se ve muy afectada», destaca González.

Estas acciones actúan como un estigma en los menores que ,en algunos casos, desemboca en suicidio ante la desesperación y el miedo. «Las consecuencias van a depender del tipo de acoso, de la edad a la que se dé, pero sobre todo del tiempo que dure. Por esto es fundamental detectarlo a tiempo. Las consecuencias a veces pueden llevar al menor incluso a suicidarse como manera de poner fin al sufrimiento», afirma González y añade que «el suicidio normalmente es la manera que encuentra la persona de que el sufrimiento acabe, porque ha llegado a un estado de agotamiento muy grande. Qué lleva a una persona a tomar esta decisión es algo complejo y en lo que intervienen diferentes variables».

En este sentido, el psicólogo del Hospital Quirón Marbella Antonio de Dios incide en que el menor «comienza a pensar en el suicidio cuando ha explotado todos los recursos que tiene a su alrededor, es decir, no es su primera opción» y añade que «elegir esa salida depende mucho de las circunstancias y los recursos externos e internos que tenga».

Ambos expertos coinciden en que el «tema del suicidio es algo muy complejo». «Existen muchas variables que pueden provocar el suicidio. El acoso escolar es una de ellas, pero también el aislamiento social. Cuando hay acoso escolar, a parte de sufrimiento y demás hay aislamiento social y además, cuando el acoso se mantiene puede generar otros trastornos psicológicos, como la depresión y con ella, la víctima puede distorsionar la realidad», apunta González.

El suicidio nunca es el primer recurso del menor

  • Cuando un joven sufre acoso, el suicidio no es de las primeras ideas que pasa por su cabeza. «Cuando se ve sometido al acoso escolar, en primer lugar decide tomar otros recursos que están a su alcance», asegura el psicólogo del Hospital Quirón Marbella Antonio de Dios. Añade que «en caso de explotar todos esos recursos, es cuando la idea del suicidio aparece como una especie de alivio a ese sufrimiento por el que está pasando».

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