El último, de 2020, implanta un código que permitirá «una mejor identificación y seguimiento del paciente en riesgo»
Navarra cuenta en la actualidad con tres planes específicos ante conductas suicidas: el Protocolo de colaboración Interinstitucional de prevención y actuación ante las conductas suicidas de 2014; el Plan de Salud Mental de Navarra 2019-2023; y el Plan de Actuación a las Conductas Suicidas de 2020.
Este último fue desgranado por la directora del Plan de Prevención del Suicio en Navarra, Adriana Goñi, que remarcó las líneas de acción: la detección y valoración del riesgo integrado en historia clínica, la intervención integral desde los diferentes recursos, un registro de intentos de suicidio y suicidio consumado; y un plan de actuación al superviviente.
Como objetivos generales tiene, entre otros, sistematizar una evaluación estandarizada que incluya el contexto global de la persona, monitorizar el riesgo con un plan de tratamiento individualizado que especifique necesidades y actuaciones o asegurar el acceso rápido a la atención en el centro de Salud Mental.
n base a la escala Columbia, que atiende a valores como la ideación, intensidad, conducta o letalidad sin olvidar factores de evaluación como el riesgo, la protección o precipitantes, el clínico va a poder tener «una impresión clínica global» con tan solo un click, con el que se tomará la decisión de meter al paciente en el código de suicidio o no hacerlo.
«Lo más importante es que todo va a ir a un centro y vamos a tener una exploración diaria de todos los pacientes, lo que va a permitir que cada profesional sepa y maneje qué pacientes tiene bajo este código y que desde la gerencia podamos ver interrupciones en la cadena de tratamiento», explica Goñi, que se pone como objetivo que «cuando un paciente ha ingresado por intento de suicidio grave no se salga del sistema», ya que «la probabilidad de repetir el intento es muy alta después de una hospitalización».
«Con este código podemos monitorizar si el paciente está citado por un tiempo que vamos a forzar que sea de 7 días en adultos y en 3 para menores, y podemos ver si ha acudido a la cita o si vuelve a Urgencias, y sino lo hace tenemos que actuar», justifica.
El código es una «herramienta innovadora que va a permitir una mejor identificación y seguimiento del paciente en riesgo», lo que además «va a permitir dar una respuesta coordinada, rápida y eficiente a personas con ideación y/o conducta suicida, cuando una vez valorado, el clínico considera activarlo». Además, «desde cualquier ámbito, profesionales de psiquiatría y psicología clínica podrán activar y desactivarlo en función del riesgo y la evolución».