Salud mental y suicidio: cuando comunicar es prevenir

Público, en colaboración con Foro Agora Salud, debate sobre la importancia de visibilizar la salud mental desde los medios de comunicación, la sociedad y el activismo.

La salud mental y el desgaste psicológico se están abriendo paso con fuerza en el discurso político y social. La pandemia ha calado hondo en el bienestar de la población y ha puesto sobre la mesa, no solo la importancia de las enfermedades mentales, sino la falta de recursos que existen para afrontarlas en la Sanidad Pública. Es por ello por lo que se dice que la siguiente ola será la de las enfermedades mentales.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es fundamental abordar esta cuestión desde los medios con rigor y con la perspectiva de que la prevención es posible. Público, en colaboración con Foro Agora Salud, ha celebrado este miércoles el debate ‘Salud mental y suicidio, cuando comunicar es prevenir’, en el marco del Día Mundial de la Salud. Este espacio ha contado con la participación de varios expertos para dar visibilizar la salud mental. 

La conversación ha sido moderada por la exministra de Sanidad Consumo y Bienestar social, y actual Embajadora Observadora de España en la OEA y la Organización Panamericana de la Salud, Carmen Montón, que ha dado paso a los participantes insistiendo en el importante papel que desempeñan los medios para acabar con el tabú que rodea a la salud mental. «Comunicar es prevenir y lo que no se nombra no existe», ha manifestado.

De la fatiga pandémica al desamparo psicológico

La pandemia sin duda ha sido un duro golpe psicológico. La soledad a la que una gran mayoría de personas se ha visto obligada a hacer frente durante el confinamiento ha hecho mella en la salud mental de la población, que se ha visto desamparada por un sistema de salud que siempre inclina la balanza hacia las enfermedades físicas. Sin embargo, Nel González Zapico, presidente de la Confederación Salud Mental España, advierte que este problema existía antes del coronavirus: «Antes de la pandemia éramos débiles en salud mental, esta situación nos ha sobrepasado y el futuro es bastante incierto. No hay medios económicos ni humanos para tratar la salud mental de la población de manera adecuada».

El suicidio es la principal causa de muerte no natural en España. Cada día diez personas se quitan la vida, según los datos del Instituto Nacional de Estadística publicados en 2017. La muerte por suicidio es once veces mayor que por homicidio y más del doble que por accidente de tráfico. González Zapico denuncia que, a pesar de estos datos, existen pocos recursos públicos para tratar de evitar estos casos: «No podemos consentir que alguna gente llegue a suicidarse cuando poniendo otros medios a su disposición no sucedería».

El suicidio está rodeado de falsas creencias. Una de las más extendidas tiene que ver con las razones que llevan a alguien a tomar esa vía. Usualmente, se asocia a problemas mentales, obviando los condicionantes sociales que pueden influir en este desenlace. Rafael Sotoca, médico de atención primaria y miembro del colectivo Escuchadoras de voces, denuncia la invisibilización de los factores socioeconómicos que afectan a las víctimas: «Detrás de la salud mental, del suicidio, hay problemas de ámbito familiar, de soledad, de incertidumbre y desamparo».

Comunicar para la visibilizar  la salud mental

A lo largo de la conversación, los participantes del debate han advertido la urgencia de que este discurso cale en la sociedad, en el activismo. «Hay que hablar de las cosas para que las cosas sean reales», ha manifestado Ana Pardo de Vera, directora de Relaciones Institucionales de Público.  La periodista apunta a que el primer paso de los medios es «informar», pero también destaca el valor de «desvictimizar», de no señalar a los afectados como «seres extraños».

Asimismo, Pardo de Vera añade un dato un importante: «Hace falta una cultura en las redacciones sobre la salud mental. Hay tantas enfermedades en este ámbito como en el físico, es importante que se lleven al mismo nivel para que se tomen en serio los tratamientos». 

Javier Álvarez Solís, director del documental La palabra maldita, una pieza audiovisual que pone voz al suicidio y se extiende en el análisis de las dificultades para abordar este tema públicamente: «Es muy complicado acotar el suicidio. Hay que intentar no caer en el amarillismo, pensar en que lenguaje hay que emplear», detalla. Añade también la importancia de los testimonios: «Es imprescindible que haya gente dispuesta a contar algo tan íntimo y delicado. Compartir eso requiere valor».

El suicidio, cada vez más presente en mujeres jóvenes

Cada vez hay más jóvenes que recurren al suicidio. Lo advierte González Zapico: «Está aumentando la incidencia del suicidio en adolescentes. Se mueren los ancianos solos en las residencias y los niños se suicidan. Algo estamos haciendo muy mal», lamenta. Además, apunta la importancia de educar a los niños para que esto pase y enseñarles cómo afrontar los problemas.

Álvarez Solís, expone que en el proceso de documentación para su documental encontró a muchos jóvenes que tenían problemas mentales por la presión a la que se ven expuestos por las redes sociales. Cada publicación conlleva un comentario sobre el físico o la actitud del adolescente. Recuerda como una chica que prestó su testimonio se sentía culpable, pero víctima a la vez: «Le preocupaba ser una pieza más en todo este engranaje, pero al mismo tiempo era víctima de esta presión».

El fenómeno está mucho más extendido entre las chicas, que hasta los 16 años, tienen una tentativa suicida mucho mayor. «La sociedad patriarcal en la que vivimos y la sexualización que sufren las adolescentes resulta determinante», apunta Montón.

Pardo de Vera incide en esta cuestión de género y argumenta que las adolescentes se ciñen a unos cánones de imágenes y perfección que no existen, pero que perpetúan en Internet. «Es un tema que debe ser abordado desde la educación infantil, porque la imagen que recibimos de las mujeres no es real y acaba siendo una frustración gigante», concluye.

González Zapico confirma esta teoría: «No se les escucha y si se le escucha no se les da importancia», añade. «Tenemos que poner en claro por qué las mujeres son las más vulnerables al suicidio y ante la depresión. Como no feminizemos la sociedad, la humanidad se pierde», zanja.

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