No se conocen las estadísticas locales, pero el año pasado se quitaron la vida en la provincia de Cáceres 32 personas. Detrás de cada caso, los profesionales indican que hay situaciones personales muy dolorosas y de un gran sufrimiento que se traducen en que cada 40 segundos, según la Organización Mundial de la Salud, una persona en el mundo adopta la drástica decisión de dejar de vivir.
Victoria Martín es la psicóloga del Instituto Municipal de Asuntos Sociales de Cáceres (IMAS) y en sus 25 años dedicados a la atención de población vulnerable y colectivos en riesgo de exclusión social ha derivado más de un caso de conducta suicida al sistema sanitario, y se ha hecho cargo del apoyo psicológico de las familias afectadas. Desde su despacho en el IMAS, la especialista pone el acento en el duelo de una muerte por suicidio y en como la afrontan los familiares, entre quienes, en muchos casos, subyace un tremendo sentimiento de culpa.
«El duelo es muy duro, es totalmente distinto al de cualquier otra muerte y los familiares necesitan mucho apoyo psicológico y de aceptación. Es terrible porque las familias vienen y lo primero que percibes es la culpabilidad que sienten, se preguntan qué no han hecho, cómo no se han dado cuenta o cómo ha podido ocurrir eso, y esto les va rompiendo, además del estigma y la vergüenza», declara la profesional a HOY, que recomienda «que la gente no les pregunte -a los familiares- morbosamente y les apoyen como a un ser querido que han perdido, sin más conflicto, porque nunca van a saber por qué se hizo».
«Si la gente no conoce y no está informada, no se pueden detectar alertas de riesgo para intervenir»
El martes es el Día Mundial para la prevención de muertes por esta causa y hay previstos varios actos
Martín sostiene que el suicidio es un asunto de «salud pública» sobre el que se debe informar y al que hay que dar visibilidad para erradicar la estigmatización presente en la sociedad que, a su juicio, es lo que «más daño hace». En este sentido, se refiere al papel de los medios de comunicación, para los que hasta hace relativamente poco tiempo el suicidio ha sido un «tema tabú». «Se ha visto que si la gente no está informada y no conoce -mantiene la psicóloga- no puede detectar alertas de riesgo y es mucho más fácil no poder intervenir. Sin embargo, cuando los medios dan una información veraz que no intenta sublimar ninguna conducta y pueden informar de adónde se puede acudir, lo que hacen es un efecto de prevención y de conocimiento, y visualizas la situación», asegura.
Cambios de conducta
En cuanto a cómo pueden detectar las familias riesgos suicidas en su entorno, Martín apunta, con cautela, a los cambios de conducta o comportamiento «en una situación normal». «No podemos alarmar a la gente, pero es una forma de empezar a solicitar información e ir detectando señales que no quiere decir que pueda ocurrir pero que te ponen un poco alerta para evitar y prevenir esas situaciones». La población con un riesgo mayor de acabar con su vida, advierte, es aquella que sufre depresión o padece alguna enfermedad mental. Aunque también existe riesgo en víctimas de violencia de género o abusos sexuales en la infancia, mayores con alguna enfermedad crónica o el colectivo LGTBI.
En el caso de los menores, el acoso escolar sigue siendo uno de los factores de riesgo. «Viven situaciones de aislamiento y soledad y no pueden soportar más ese dolor», enfatiza la psicóloga, que tacha de «inadmisible» que «en pleno siglo XXI haya niños que se tengan que suicidar por tener problemas con compañeros» o «que una mujer porque sus compañeros mandan mensajes sexuales termine también con su vida», añade. Por ello, apela a la educación y a la prevención para evitar estas situaciones.
Precisamente, para trabajar sobre ello, desde el IMAS en colaboración de la asociación ‘Qué Bonita es la Vida’ y del Servicio de Psiquiatría del SES, se van a organizar una serie de charlas preventivas y cursos formativos dirigidos a empleados municipales de Cáceres para identificar riesgos suicidas.
Es la primera vez que se va a llevar a cabo un programa municipal como este para abordar desde un punto de vista médico, y con unos conocimientos específicos, un tipo de muerte que todavía representa un estigma social. El proyecto está en fase inicial y por ahora es una propuesta a la que se le está dando forma para que el IMAS implemente las acciones de prevención en sus programas sociales. En un principio la formación irá solo dirigida a trabajadores del Ayuntamiento aunque, según Martín, podría estudiarse la posibilidad de que se abra a miembros de alguna asociación de salud mental.
Cursos
Lo que sí es seguro es que los cursos los impartirán los médicos Ignacio Torres y Maribel López, psiquiatras de la Subdirección del SES. El propósito, según la psicóloga del IMAS, es formar a empleados públicos que suelen tener habitualmente un contacto más cercano y directo con colectivos sensibles, como son policías, asistentes sociales o las auxiliares del servicio de ayuda a domicilio, para que desde sus puestos y con la información y conocimientos adquiridos dispongan de más recursos para apreciar situaciones de riesgo y puedan prevenirlas dando la voz de alarma. «Serán varios cursos con pocas personas porque llevan una parte muy emocional», matiza la psicóloga.
Por otra parte, sí está cerrada la jornada con motivo del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, que es este martes 10. La asociación ‘Qué Bonita es la Vida’ y el IMAS, junto con otras instituciones como la Biblioteca Pública o el Teléfono de la Esperanza, han programado una serie de actos para este día. El primero, una eucaristía que oficiará en la Concatedral el obispo Francisco Cerro a las 11.00 horas. A continuación, a las 12.00, se leerá en el salón de plenos del Ayuntamiento el manifiesto ‘Conéctate a la vida’. Por la tarde, en la Biblioteca Pública, habrá una charla coloquio sobre ‘Mitos del suicidio’ a la que asistirá el consejero de Sanidad, José María Vergeles a las 17.30. Y tras esta, se celebrará una mesa redonda sobre ‘Las organizaciones civiles y la prevención del suicidio’.