Los testimonios que Dese’Rae L. Stage recoge en su web tienen historias y rostros muy distintos, pero algo en común: todos trataron de quitarse la vida y sobrevivieron.
Durante años, personas como Dese’Rae L. Stage, que intentó suicidarse, han habitado en un limbo de anonimato e incomprensión. En 2006, queriendo encontrar a otros como ella, googleó la palabra ‘suicide survivor’ pero solamente halló referencias a familiares de individuos que se habían quitado la vida. Dese había sobrevivido a un suicidio, aunque de otra forma: era ella quien había tratado de morir.
“No sabía cómo referirme a mí misma. Si no tienes la palabra para describir la experiencia, ¿cómo puedes explicarle a los demás, o encontrar a otros como tú?”, cuenta a Univision Noticias.
Hoy en día Dese se define a sí misma como ‘suicide attempt survivor’ (sobreviviente a un intento de suicidio) y ha creado una página web titulada Live Through This en la que quienes encajan en esta denominación relatan su experiencia, con nombre, apellido e incluso un retrato.
Ya van 180 testimonios publicados y a Dese le cuesta seguirle el paso a la gran cantidad de solicitudes que recibe de gente interesada en compartir su historia. Nunca imaginó las repercusiones que tendría esta iniciativa que comenzó en 2013 con fondos recolectados en una campana de Kickstarter y hoy se ha convertido en el mayor archivo que recopila data de sobrevivientes a un intento de suicidio.
“Yo solamente escucho y le doy permiso a la gente de decir algo que nadie les ha permitido decir. Al darles permiso para contar su historia, ellos se sienten empoderados”, explica.
“Históricamente las personas que han intentado quitarse la vida han hablado bajo condiciones de anonimato para evitar ser víctimas de discriminación. Ese silencio y vergüenza son peligrosos, por eso Live Through This motiva a los sobrevivientes a reconocer públicamente su experiencia”, se lee en la web.
Contrario a lo que se cree, no son pocos. 1.3 millones de adultos intentaron quitarse la vida en 2013, según un estudio del Departamento de Salud. Lo que es más: un estimado de 9,3 millones de adultos (casi 4% de los mayores de 18 años en EEUU) reportaron haber tenido pensamientos suicidas.
Más de 44,000 estadounidenses mueren cada año por suicidio y el índice aumentó 24% entre 1999 y 2014, pero Alianza Nacional para la Prevención del Suicidio advierte que son muchos más los casos de personas para quienes el intento no es un punto final: “Por cada suicidio consumado, hay 278 personas que han seguido adelante con sus vidas luego de tener serios pensamientos suicidas”, aseguran en un en un comunicado publicado en 2015.
Deese justamente quiere mostrar que hay vida al otro lado de un intento de suicidio. La dinámica funciona así: ella escucha a la persona, interviniendo lo menos posible y dejando que comparta lo que desea (luego ella, depurará lo publicado). Después, le toma la fotografía con el único requisito de mirar directo a la cámara. Esto no es casual. La intención es que el lector vea a los ojos de esas personas, de todas las edades, razas y condiciones, y tenga empatía. Otra condición es que haya transcurrido al menos un año desde el último intento.
Con pinza
¿No teme que estos relatos tengan un efecto multiplicador o de contagio? A fin de cuentas, ese el argumento de quienes aseguran que dar voz a estas personas equivale a recorrer un campo minado donde cualquier pretexto puede convertirse en un detonante letal.
Se sabe que las personas más propensas a quitarse la vida son aquellas que han tenido intentos previos. “ Creen que si hablas de los intentos de suicidio, le darás la idea a la gente, pero eso no es así. Por el contrario, ayudará a la persona. Está latente ese terror de que podría llevarlos a cometer un intento de nuevo, pero eso no es probable”, responde Deese, quien tiene un título Magna Cum Laude en Psicología de la Universidad de Tennessee.
La conexión con personas que han vivido lo mismo puede ser terapéutica: “Poder decir, yo también, es algo muy poderoso, porque habitualmente la gente no entiende ni sabe qué decirte cuando atraviesas eso. Hay valor en el poder hablar con otros como tú”.
“Los relatos e historias funcionan para desestigmatizar el tema del suicidio y como prueba de que hay vida al otro lado de un intento de suicidio. LiveThrough This busca dar consuelo a quienes están decaídos, perspectiva a quienes no logran entender los pensamientos y acciones suicidas, catarsis a quienes han perdido a alguien amado y mostrar la importancia de la experiencia vivida a quienes trabajan en el ámbito de la salud mental”, dice la web.
Poco a poco, los sobrevivientes a un intento de suicidio intentan hacer escuchar su voz dentro de una comunidad que los mantuvo al margen durante años. En 2014, se dio un paso adelante la incorporarlos dentro de la Asociación Estadounidense de Suicidiología de la que Deese forma parte. “Creo que las cosas están cambiando lentamente. Cada vez más gente habla sobre el tema y está abierta a escucharnos, pero todavía hay una visión un poco simplista en torno al tema. Honestamente, hay que hacer más”.
Actualmente dicta charlas en universidades, conferencias y eventos enfocados en la prevención del suicidio. También colabora con investigadores de la Universidad de Kentucky y la Universidad de Louisville para realizar estudios cualitativos basados en los testimonios que ella ha recolectado. “Nunca pensé que tanta gente participaría en este proyecto y que éste sería utilizado por la academia, pero lo veo creciendo de formas que jamás imaginé”, concluye. Y es que, por más sombrío que resulte el tema, Live Through This irradia esperanza.