Barcelona, 10 may (EFE).- El psicólogo clínico y especialista en conducta suicida en menores del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona Francisco Villar ha alertado este miércoles que, hasta llegar al suicidio, un menor puede atravesar un proceso de tentativa de un año.
Barcelona, 10 may (EFE).- El psicólogo clínico y especialista en conducta suicida en menores del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona Francisco Villar ha alertado este miércoles que, hasta llegar al suicidio, un menor puede atravesar un proceso de tentativa de un año.
Los adultos de todo el entorno del menor, incluidos entrenadores, profesores y familia, deberían preguntar si se encuentra bien, si lo notan apagado, triste o preocupado, si está solo, para aumentar la red de protección del niño o adolescente e intervenir decididamente.
«Nos asusta preguntar», ha considerado hoy Villar, durante el coloquio «El suicidio juvenil, un reto colectivo. ¿Qué podemos aportar desde el Tercer Sector?», organizado por la Fundación Pere Tarrés, en Barcelona.
Junto con Villar han intervenido en el coloquio Joan Vegué, director del Plan director de Salud Mental y Adicciones del Departamento de Salud de la Generalitat, y Glòria Iniesta, representante de Salud Mental Cataluña y formadora de la Asociación para la Prevención del Suicidio y la Atención al Superviviente.
El proceso del suicidio, ha explicado el doctor Villar, comprende varios conceptos: el dolor, la desesperanza, el no ver salida al dolor o verla pero no ser capaz de afrontarla, la vinculación a la vida, la sensación de ser una carga para los familiares y la soledad.
A su juicio, las redes sociales complican mucho el trabajo de los profesionales sanitarios a la hora de abordar este grave problema de salud y se ha mostrado totalmente partidario de prohibir el uso de los móviles a los menores de 16 años, de igual forma que no se les permite conducir o no se les deja usar instrumentos peligrosos.
Joan Vegué ha explicado que la Generalitat trabaja, junto con la Universidad Pompeu Fabra, en un proyecto para detectar con algoritmos el uso de ciertas palabras en las redes sociales y poder informar a los usuarios de los recursos con que cuenta para poder pedir ayuda.
Ha anunciado que las activaciones del código riesgo suicidio de la Generalitat de Cataluña «ha bajado» en 2022 con respecto al año anterior, cuando triplicó las del año 2020, al pasar de 600 a 1.300 activaciones.
«Tenemos la esperanza de que los datos de 2022 se corroboren este 2023» y las activaciones del código suicidio sigan a la baja o no aumentan, ha considerado.
Vegué ha reconocido que se «ha de mejorar la accesibilidad» a la atención especializada, especialmente por lo que se refiere a los trastornos adaptativos, conductuales y las conductas suicidas, para actuar cuando la patología no es grave.
«De lo contrario, se complica el curso evolutivo de la enfermedad y el pronóstico», ha indicado.
Ha apostado por hacer cambios en el sistema de atención a los menores con problemas de salud mental, haciendo el sistema «más accesible y resolutivo», además de trabajar conjuntamente con otros Departamentos de la Generalitat y también con las universidades y el conjunto de la sociedad.
Por su parte, Glòria Iniesta ha recordado que por cada suicidio consumado resultan, al menos, seis personas más afectadas del entorno de la persona fallecida, por el impacto de esta pérdida traumática e inesperada.
En su opinión, muchas familias se sienten muy juzgadas tras el suicidio de su familiar, que genera también incompresión.
«El estigma existe, hay que cambiar nuestra mirada», ha considerado, para reclamar a la administración que dedique más recursos humanos y presupuestarios para afrontar este grave problema de salud porque «sólo con buena voluntad no saldremos adelante». EFE