Salamanca, 10 mar (EFE).- Psicólogos y psiquiatras han pedido este viernes el tratamiento del suicidio no sólo como un problema de salud pública sino también desde sus causas sociales, en el II Encuentro Internacional de Prevención del Suicidio celebrado hoy en Salamanca.
Salamanca, 10 mar (EFE).- Psicólogos y psiquiatras han pedido este viernes el tratamiento del suicidio no sólo como un problema de salud pública sino también desde sus causas sociales, en el II Encuentro Internacional de Prevención del Suicidio celebrado hoy en Salamanca.
«Cuando alguien tiene un problema, se sigue encontrando tan solo como hace cuatro años. Los sistemas están cada vez más concienciados pero los que no tienen recursos siguen estando exactamente igual», ha denunciado Daniel López, presidente de la asociación de expertos Papageno, organizadora del encuentro.
Por eso Papageno decidió dedicar su II Encuentro Internacional a los «colectivos vulnerables», para reivindicar que el suicidio «tiene un alto componente social y no es solo un problema de salud pública».
López se ha preguntado si en algunos casos no se debería hablar de «socialicidio» en lugar de «suicidio», al considerar que «todos tenemos que ver, cuando alguien pide ayuda y no la obtiene».
El psicólogo también ha llamado a «no pensar sólo en fármacos y en hospitales», porque «a veces se priva a la familia de su propia capacidad de agente preventivo». Y ha subrayado que «el gasto farmacológico está muy por encima de las posibilidades que tenemos como país».
López se ha referido también a cómo se cuentan las noticias sobre suicidios de adolescentes y se ha mostrado contrario a «que se publique toda su vida, toda la historia, sin respeto a la intimidad».
ACOSO ESCOLAR, EXCLUSIÓN SOCIAL, VIOLENCIA DE GÉNERO
El coordinador del centro Ranquines de Cáritas en Salamanca, José Manuel Lázaro, ha recordado que «no todas las personas que sufren problemas de salud mental intentan suicidarse y no todas las que intentan suicidarse tienen problemas de salud mental».
«La desigualdad, la falta de vivienda, la falta de trabajo, la falta de servicios públicos adecuados son factores de riesgo de suicidio», ha indicado, para subrayar que «el suicidio es un problema social».
Y ha añadido: «No depende exclusivamente de nuestra gestión emocional, sino de las condiciones materiales en las que estamos inmersos, por eso es crucial la educación, para mirar críticamente la realidad».
En su experiencia asistencial ha encontrado que las personas que han intentado suicidarse «no tienen un perfil muy definido», pero «muchos han vivido la exclusión social, la discriminación, la violencia de género, el acoso», son «personas que no quieren sufrir más».
«Pensar en suicidarse es mucho más común de lo que creemos. Solo fue posible reducir las muertes por VIH, por accidentes de tráfico, con campañas de información. La prevención no se hace en silencio», ha dicho.
También ha señalado que «para escapar del sufrimiento se necesita el reconocimiento del otro» y «la compasión está cada vez más ausente de la esfera pública y en nuestras relaciones sociales». «Las terapias no son suficientes sin una presencia», ha concluido.
«EL SUICIDIO ADOLESCENTE SIGUE SIENDO DIFÍCIL DE CONTROLAR»
El psiquiatra y ensayista Guillermo Rendueles, «crítico con la psiquiatría ortodoxa», ha llamado a «abrir la mente» para «dejar de pensar que todas las vidas son iguales por terminar en suicidio».
En ese sentido, ha compartido varias historias recogidas en notas de despedida de personas que se suicidaron y cuyas situaciones no tenían nada que ver, y la mayoría no tenían problemas de salud mental.
También se ha referido a lo que queda por hacer: «Los test de riesgo de prevención del suicidio son una catástrofe, el suicidio adolescente sigue siendo completamente imprevisible, difícil de controlar».
Paganeno es una asociación sin ánimo de lucro que aglutina a los profesionales en prevención y posvención de la conducta suicida. En estas jornadas ha buscado equilibrar las ponencias de los expertos con los testimonios en primera persona. EFE