Día Mundial para la Prevención del Suicidio

El Día Mundial para la Prevención del Suicidio es organizado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el propósito de crear conciencia alrededor del mundo sobre la importancia de eliminar el estigma hacia la salud mental y trabajar para que las personas pidan apoyo ante una situación emocional complicada[1].

La detección de factores de riesgo, el apoyo y seguimiento de casos, así como el fomento de programas de salud mental y la difusión responsable de temas relacionados con la salud mental son elementos clave para la prevención del suicidio. Para ello es importante eliminar su estigma y reconocerlo como un problema complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales[2].

En el mundo se estima que una de cada 100 muertes es consecuencia del suicidio. Todos y cada uno de ellos son devastadores y tienen un impacto profundo en quienes los rodean. Sin embargo, al crear conciencia, reducir hablar abiertamente sobre la salud mental y fomentar una acción bien informada, podemos reducir los casos de suicidio en todo el mundo.

De acuerdo con el informe mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año ocurren cerca de 700 mil suicidios. Esta es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años y el 77% de los casos se produce en países con ingresos bajos y medianos[3].

De acuerdo con los datos publicados en la «Estadística a Propósito del Día Mundial Para la Prevención del Suicidio» publicada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) en 2020 0.7% del total de muertes en 2020 ocurrieron por lesiones autoinfligidas. Lo que representa una tasa de suicidio de 6.2 por cada 100 mil habitantes. La tasa es más alta entre jóvenes de 18 a 29. Para las estadísticas del 2018, más del 5% de la población de 10 años y más declararon alguna vez haber pensado en suicidarse[4].

Entre los riesgos vinculados a la comunidad y las relaciones que pueden incidir los suicidios se encuentran: las guerras y desastres; el estrés ocasionado por la aculturación, la discriminación, un sentido de aislamiento, el abuso, la violencia y las relaciones conflictivas. Para prevenir este tipo de incidentes es necesario adoptar medidas a nivel de la población, entre determinados grupos poblacionales; educar a los medios de comunicación para que informen con responsabilidad sobre el tema, así como eliminar la estigmatización de quienes buscan ayuda por problemas de salud mental o por consumo de sustancias psicoactivas[5].

Asimismo, es muy importante que los gobiernos elaboren marcos normativos para las estrategias nacionales de prevención del suicidio. A nivel local, las declaraciones políticas y los resultados de la investigación deben plasmarse en programas de prevención y actividades comunitarias[6].

La prevención del suicidio requiere también la intervención de sectores distintos de la salud y exige un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la participación tanto del sector de la salud como de otros sectores, como por ejemplo los de la educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los medios de comunicación.

En el ámbito nacional, las políticas de salud mental deben fomentar temas como la tolerancia y la escucha, por lo que es necesario crear estrategias que prevengan el bullying y el ciberbullying.

La prevención del suicidio implica dar y buscar ayuda, capacitar en la detección temprana de factores de riesgo y seguimiento de casos, así como limitar el acceso a métodos suicidas. Es importante recordar que nuestras acciones, no importa cuán grandes o pequeñas sean, pueden brindar esperanza a quienes están luchando.

Algunos signos que advierten sobre los pensamientos suicidas o el suicidio son: la pérdida del control sobre el consumo de sustancias, autoinfligirse daño, hablar constantemente acerca del suicidio, aislarse de la sociedad, tener pensamientos constantes relacionados con la muerte, desprenderse de propiedades o dejar notas póstumas[7].

Es importante recordar que siempre es posible prevenir el suicidio. Todos somos actores clave en su prevención y a través de la acción, se puede marcar la diferencia. Como miembros de la sociedad, niños, padres, amigos, colegas o vecinos, todos podemos desempeñar un papel en el apoyo a las personas que experimentan una crisis o las que están en duelo por suicidio[8].

CNDH