- El año pasado se triplicaron los casos de suicidio en Navarra
- Desde las organizaciones que siguen esta problemática creen que es necesaria la prevención y la educación social
El tratamiento del suicidio siempre ha sido un tema controvertido en los medios de información. En general se pueden destacar dos corrientes. Las de aquellos que creen que se debe informar como de cualquier otro hecho noticioso. Y por otro lado las de los que creen que es mejor no hablar del suicidio para evitar el poisile «efecto contagio». Ahora los colectivos que se encargan de seguir y asesorar sobre este problema han levantado la voz para decir que hay que acabar con el tabú del suicidio.
Y también consideran imprescindible adoptar esta postura ante un hecho que se multiplica en los últimos años, con el acelerador incorporado de la pandemia de coronavirus.
El año pasado el incremento de suicidios en Navarra fue del 31% sobre 2020. Lox expertos fairman que para luchar contra ello es fundamental trabajar en la prevención y en la educación social, comenzando ya desde edades tempranas.
Lo saben mejor que nadie los responsables del Teléfono de la Esparanza, en el que atienden multitud de llamadas de personas pidiendo ayuda. Y ese es el primer paso, las personas que llaman necesitan encontrar alguien con el que puedan hablar de su sufrimiento y de las inquietudes que les provoca. Son, en general, personas que tienen un gran desconocimiento de su propia situación y no cuentan con armas suficientes para saber como reacionar ante lo que les pasa.
Besarkada
De la experiencia ha surgido en Navarra una asociación en la que se acoge a personas que han vivido esa situación.Se llama Besarkada.Fue creada por Elena, que perdió a su hijo hace unos años. Dicen que queda mucho por hacer y creen necesario trabajar en la prevención y hablar públicamente del suicidio para abrir puertas a las personas que sufren y , entre todos, canalizar ese sufrimiento para dotarlas de mecanismos que les permita buscar soluciones.
Para ello reclaman un Plan Nacional con los suficientes recursos humanos y económicos.De esta forma , aseguran , se pueden implantar desde las escuelas conocimientos y sistemas de prevención y lucha, sobre todo en los colectivos más vulnerables