La tasa de depresión se sitúa en más de un 4% en la Comunidad Valenciana, una de las más altas de España junto con Castilla y León
Cada vez resulta más imperativo alertar de la magnitud del problema de la depresión y el suicidio y la pandemia de salud mental que se avecina. Concienciar acerca de su adecuado abordaje y priorizar su atención es algo que avalan las predicciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, desde la entidad insisten en que la depresión se convertirá en la enfermedad que mayor discapacidad generará en 2050; al mismo tiempo, resulta el factor de riesgo más vinculante suicidio, hasta el punto de que una de cada dos personas que lo consuma padecía un trastorno depresivo previo. De este modo, la OMS apremia también para intervenir rápido de cara a disminuir en un 30% las cifras de suicidio para el año 2030.
En definitiva, dos temas estrechamente interrelacionados que conforman una prioridad y un desafío en Salud Pública, y sobre el cual se incidió en el séptimo Foro Depresión y Suicidio, que en esta ocasión se centró en la situación de la Comunidad Valenciana.
Organizado por la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM) y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB)con la colaboración de Janssen, contó con la presencia de María Amparo García, directora general de Asistencia Sanitaria de la Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública de la región, quien estuvo a cargo de la bienvenida institucional del evento.
“Somos conscientes de que la pandemia que estamos sufriendo está teniendo y va a tener consecuencias en la salud mental de la población”, señaló la responsable, quien destacó el carácter pionero del territorio levantino con la puesta en marcha de la Estrategia autonómica de Salud Mental 2016-2020. Enmarcada en la misma, en 2017 definió también un Plan de Prevención del Suicidio y manejo de la conducta suicida.
Aun así, tal y como apuntó García, la COVID-19 ha evidenciado la necesidad de actualizar y reforzar los procesos y protocolos. “Nos queda todavía un largo camino por recorrer en el que debemos implicar a la sociedad en su conjunto, a las instituciones y a la ciudadanía”.
Destinar recursos genera retorno
La amplia prevalencia nacional de la depresión -en España más de tres millones de personas la padecen cada año- tiene su reflejo en la región con un aumento bastante alarmante de las cifras, tal y como destacó Llanos Conesa, jefa de sección de Psiquiatría del Departamento de Salud Sagunto y presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de la Comunidad Valenciana. “En el año 2014 había 1,7 por ciento de varones que padecían depresión mayor, pero en 2020 esas cifras se doblan hasta por encima del 3 por ciento; en las mujeres también hay un aumento predominante de depresión mayor”, indicó.
En este sentido, los factores ambientales, según CC. AA., reclaman de un estudio específico, ya que existen diferencias notables entre territorios. Según datos del INE, “en 2020 los picos más pronunciados de prevalencia de cuadros depresivos se registran en Comunidad Valenciana y Castilla y León, con cifras relativas superiores al 4 por ciento”, según Conesa. De hecho, según la experta, en 2018 la depresión motivó 605 hospitalizaciones, con una estancia media de 14,9 días y generando coste medio de 5.231 euros.
Este coste de la depresión provoca, a nivel nacional, más de 3.000 millones de pérdida de productividad. “Sabemos que las cifras absolutas de depresión se concentran en edad productiva, con lo cual son cifras para reflexionar”, precisó Pilar Sierra, psiquiatra coordinadora de la Unidad de Trastornos Bipolares del Hospital Universitario y Politécnico la Fe de Valencia y profesora asociada de la Universidad de Valencia.
Según la experta, es necesario plantear soluciones que pasan por una mayor inversión; “siempre hay una relación beneficio-coste a favor del beneficio. Todos coinciden en el retorno económico de la prevención”, reivindica. Una insistencia que llega debido a que la depresión, junto a su consecuencia más nefasta, el suicidio, siguen siendo asignaturas pendientes.
No en vano, ampliar recursos ya ha demostrado sus frutos en otras ocasiones, como en la epidemia de VIH o los accidentes tráfico. Así lo desgranó Sierra en una gráfica comparativa que comparaba ambos ‘sucesos’, según datos del INE, desde 1980 a 2017, con descensos drásticos en este intervalo temporal frente a la curva constante del suicidio. “Lo que las cifras nos dicen coinciden en que cuando los poderes públicos y privados se ponen de acuerdo y se conciencian de que algo es importante y de que merece la pena invertir, evolucionan las cifras de mortalidad”, señaló la psiquiatra.
Foco a la prevención, una necesidad
En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se produce un suicidio cada dos horas, lo que equivale 10-11 suicidios al día. De ellos, más del 80 por ciento se asocian a enfermedad mental. Asimismo, el suicidio es ya la segunda causa de muerte entre los 15 y 24 años, población muy joven con muchos años de vida por delante. No obstante, y a pesar de lo preocupante de las cifras, estas suponen solo la punta del iceberg; de hecho, según Llanos Conesa, “la tasa de parasuicidio es 40 veces mayor respecto al suicidio consumado”.
“Debajo de esa punta hay una pandemia de pacientes con gestos parasuicidas que vienen diariamente a los servicios de urgencias de salud mental o centros de salud”. Unas cifras sobre las que, si bien no consta documentación, encuentran ejemplo de esta alarma en el caso concreto del departamento de salud de la ciudad valenciana de Sagunto. “Podemos estimar claramente que, en una guardia de 24 horas, la media de intentos de suicidio que podemos ver es de entre 1-5 pacientes al día”, referenció Conesa.
Por todo ello, resulta esencial lograr que los profesionales implicados en el abordaje sean capaces de reconocer y diagnosticar adecuadamente los posibles síntomas de depresión, identificar el comportamiento suicida de forma precoz, así como ser capaces de concienciar sobre la enfermedad mental y el suicidio para estar alerta ante las señales de advertencia. “Se necesitan herramientas que guíen y ayuden a los profesionales a la hora de mejorar la detección e intervención en casos de ideación suicida”, indicó Sierra.
Los datos locales -en Comunidad Valenciana- apremian a ello. Tal y como apunta Conesa, las cifras se disparan en ancianos varones, los cuales “tienen menos miedo a morirse que a perder la salud, o a aceptar las pérdidas que conlleva la vida o el paso del tiempo”; al mismo tiempo, explicó la preocupación existente por la creciente curva de gestos suicidas en la población adolescente. En consecuencia, Mikel Munarriz, coordinador de Salud Mental en la región, insistió en que la importancia de esta problemática hace que nunca haya que estar satisfechos, “siempre tenemos que ir más allá”.
“El abordaje del suicidio es complejo, es multisectorial. Si solo confiamos en que la solución de lo que las personas en el ámbito de la sanidad puedan darnos, corremos varios riesgos”. ”Cuando se hipertrofia una parte de la respuesta pueden generarse efectos secundarios o iatrogenia”, agregó el experto.
Respuesta política
Como base a todo razonamiento dentro de la esfera política, “lo primero es escuchar a los expertos que están en primera línea recogiendo todo lo que están pasando”, apuntó David García Gomis, diputado de VOX. Según el parlamentario de las Cortes Valencianas, ponerse de lado de los profesionales resulta lo más esencial de todo, con la finalidad de poner los mejores medios a su disposición. “Ha llegado el momento de poner bases sólidas para poder atajar un problema que cada día va a más”, añadió García Gomis.
Precisamente, la salud mental es un asunto de primer orden a nivel regional. Tanto es así, que los diputados de la Cámara tuvieron una cita de primer nivel coincidiendo con este Foro con un Comisionado nombrado por Presidencia del Gobierno valenciano. Desde Ciudadanos, Yaneth Lucía Giraldo, vocal de la formación y en la Comisión de Sanidad y vicepresidenta de la misma en la cámara levantina, avanzó que en este mismo ámbito el partido señalaría la necesidad de “trabajar en pro de la prevención para anticiparnos a los problemas y dotar de recursos necesarios a todas las administraciones para poder hacer frente al aumento del suicidio”. Además, incidió en la importancia de actualizar la Estrategia regional de salud mental, así como en la aumentar el personal dedicado a esta tarea.
En opinión del portavoz de Sanidad de Compromís, Carles Esteve, la clase política “puede aportar en lo que tiene que ver en determinantes social de la salud”. Asimismo, el partido abogar también por conseguir una mayor rapidez y antelación en la respuesta. “Venimos planteando la necesidad de impulsar la atención psicológica en atención primaria, necesariamente coordinada con la atención que se da en los servicios sociales”, acotó.
Por su parte, Carmen Martínez, portavoz de Sanidad del Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes Valencianas y alcaldesa de Quart de Poblet, ahondó en la relevancia del Libro Blanco de Depresión y Suicidio como guía para orientar el tratamiento de esta temática mediante “la mirada pluridisciplinar, heterogénea y desde la diversidad que confiere esta edición”.
Pacientes: un eslabón imprescindible
Sin embargo, no se puede entender un abordaje completo de depresión y suicidio sin contar con los pacientes. Según Rosa Bayarri, presidenta de Salut Mental CV, se precisa de “voluntad política de inversión para poner en marcha programas adecuados y dotarlos de personal especializado suficiente, así como contar con la voz en primera persona”. Así, ha señalado la necesidad de reclamar conjuntamente “que las administraciones públicas pongan a la salud mental y el bienestar psicológico en el lugar que le corresponde respecto de la salud global”.
“Por cada euro que se invierte en salud mental, el Sistema Nacional de Salud ahorra 18”, ha recordado Bayarri, quien también abundó en la aplicación real de los planes específicos de suicidio y salud mental que, si bien son pioneros, “si no se dota de medios se quedarán en una intención política o en propaganda”.
Al mismo tiempo, Bayarri subrayó lo perentorio de que los profesionales de la salud mental reconozcan el papel fundamental que realizan las asociaciones de pacientes y familias, “aceptándonos en la red de atención como agentes de ayuda mutua de detección precoz de recaídas que complementamos la atención sanitaria con la social, tan necesaria para una atención global centrada en la persona”.