Barcelona pone en marcha un servicio de prevención del suicidio dentro del plan de choque contra el Covid

El suicidio es la primera causa de mortalidad en hombres de 15 a 44 años en la ciudad y la segunda de las mujeres tras el cáncer de mama

Dentro del el plan de choque en salud mental del Ayuntamiento de Barcelona para hacer frente la crisis generada por la pandemia del Covid-19 se ha puesto en marcha un servicio de atención telefónica de prevención del suicidio y un nuevo punto de atención para ofrecer apoyo al entorno más cercano de las personas con ideaciones o con una conducta suicida. El Consistorio destinará 1,5 millones de euros a este plan de control del coronavirus que en el caso del suicidio, siguiendo el Plan Director de Salud Mental y Adicciones de la Generalitat, habilitará un teléfono en colaboración con la Fundación Ayuda y Esperanza, gratuito y operativo 24 horas todo el año. Lo atenderán voluntarios para recibir específicamente las llamadas donde se presenten conductas suicidas.

Los voluntarios serán seleccionados, formados y capacitados para atender este tipo de llamadas y el servicio contará con la coordinación y supervisión de personal del ámbito de la psicología y con un comité de expertos con profesionales vinculados al Código Riesgo Suicidio de la Generalitat, el 061, el Hospital Sant Pau, el Hospital del Mar, el Hospital San Juan de Dios, la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la Universidad de Barcelona (UB) y asociaciones de apoyo ya existentes en la ciudad, entre otros.

Por otro lado, el punto de atención a la prevención del suicidio está pensado para atender a la familia, amistades y entorno laboral de las personas con riesgo de suicidio y lo llevarán a cabo las dos asociaciones de la ciudad con experiencia. El Ayuntamiento tiene varios proyectos dentro del Plan de Salud Mental de Barcelona 2016-2022 como la Red Barcelona para la Prevención del Suicidio, creada en marzo y que permite identificar, conectar y alinear todas las organizaciones de la ciudad con capacidad de acción e incidencia en la materia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que por cada suicidio consumado hay unos 20 intentos. Esto, sólo para la ciudad de Barcelona, supondría que se pueden producir unos 2.000 intentos cada año. Además, ante una muerte por suicidio, hay que tener en cuenta que además de la pérdida humana se calcula que hay unas 6 ó 7 personas del entorno más inmediato afectadas de manera grave y directa por esta muerte. De hecho, en Barcelona el suicidio es la primera causa de mortalidad en hombres de 15 a 44 años de edad, mientras que en el caso de las mujeres es la segunda causa por detrás del cáncer de mama.

Entre los factores de riesgo del suicido están las barreras en el acceso al sistema sanitario, la facilidad de encontrar medios para suicidarse, prácticas inapropiadas de los medios de comunicación y redes sociales, o bien el estigma que hay asociado. También identifican factores individuales que pueden ser genéticos y biológicos, antecedentes familiares, consumo nocivo de sustancias, dolor crónico y enfermedades, o presencia de trastornos mentales, entre otros, pero igualmente también se han señalado los determinantes económicos y sociales como pueden ser la pobreza, la desesperanza o el deterioro en la capacidad para hacer frente a situaciones de estrés provocadas, por ejemplo, por problemas económicos. Por eso, el Ayuntamiento considera que, ante la emergencia sanitaria generada por la Covid-19 y que deriva en una crisis socioeconómica y de salud mental, hay que reforzar las estructuras de prevención.

Cataluña cuenta desde el 2015 con el Código Riesgo Suicidio, un protocolo específico de atención a las conductas suicidas. Según este Código, en la ciudad de Barcelona se registraron el año pasado hasta 1.139 episodios de conducta suicida, mientras que durante los primeros meses de 2020 se han identificado sólo 467, menos de lo que quizás sería previsible. El Ayuntamiento considera que confinamiento ha dificultado seguramente el acceso a medios letales y ha favorecido un mayor control del entorno más cercano, pero con el desconfinamento progresivo y las consecuencias socioeconómicas vinculadas con la Covid-19, hay que estar atento para limitar un hipotético incremento de estos episodios.

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