«Si tiene ideas suicidas en el confinamiento, hable de ellas»

«No es solo no salir a la calle: es miedo al contagio, el dolor por la muerte de otros y la incertidumbre laboral, social y económica», indica la psicóloga murciana Laura Pilar Moya

Una reclusión prolongada puede aumentar el riesgo de quitarse la vida, alerta la Fundación Española para la Prevención del Suicidio

Una reclusión prolongada puede aumentar el riesgo de suicidio, alertaban recientemente desde la Fundación Española para la Prevención del Suicidio. En la Región de Murcia, desde que se decretó el estado de alarma y hasta el pasado 14 de abril, el 112 recibía un total de 223 llamadas que se tipificaron como tentativa de suicidio, por las cuales se gestionaron 148 incidentes. En el mismo periodo del año pasado, fueron 239 las llamadas y 163 los incidentes.

Laura Pilar Moya, psicóloga coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Prevención del Suicidio del Colegio Oficial de Psicólogos de Murcia, considera que «en estos momentos debemos ser prudentes y esperar a ver qué va pasando, ya que no contamos con antecedentes de estas características ni magnitud, por lo que no podemos saber con precisión qué va a pasar y cómo pueden afectar estas circunstancias al suicidio».

En este sentido, apunta que «en las investigaciones que ya están saliendo a la luz, nos encontramos con expertos que apuntan que la prolongación del confinamiento puede conllevar un aumento de la conducta suicida, intentos e ideación, pero también encontramos investigaciones en las que se señala cierta contención por la sensación de unidad, de cooperación y sentido comunitario que estamos viviendo».

Hace unos días, un varón de mediana edad fallecía al precipitarse desde un balcón en una localidad costera de la Región. El familiar suyo que avisó de lo sucedido indicó que esta persona llevaba cuatro días aislada en una habitación de su vivienda, puesto que sufría síntomas compatibles con el coronavirus. La Policía Nacional se movilizó al lugar y cerró la investigación como suicidio.

Laura Pilar Moya destaca que «nadie está libre de lidiar con los efectos psicológicos de un confinamiento, menos aún en esta situación de crisis mundial», dado que «no sólo nos estamos encontrando con las dificultades de no poder salir a la calle, sino que además tenemos que batallar con el dolor emocional de las pérdidas de seres queridos, con el sufrimiento de aquéllos que están atravesando la enfermedad, el miedo al contagio o con el malestar de la incertidumbre que todo esto ocasiona, también a nivel laboral, social y económico».

«La enfermedad mental ya aislaba a la persona»

La experta subraya que «cualquier persona con una enfermedad mental está sufriendo de forma especial este confinamiento, al igual que las personas de otros colectivos vulnerables», a lo que añade que «en muchos casos, la enfermedad mental ya había asilado a la persona con anterioridad, pero en el estado actual de confinamiento puede haber muchos otros estresores que agraven la situación». «De ahí la importancia de cuidar y proteger la salud mental, y así poder prevenir patologías más graves, ya que sí existe cierta relación entre enfermedad mental y suicidio», dice.

 

«Bajo mi punto de vista, creo que vamos a ver un incremento de problemas de salud mental como resultado de esta crisis sanitaria», augura la psicóloga, que pone el acento en «el conjunto de todo el malestar emocional que se va generando durante esta situación y a lo largo de estas semanas», puesto que «lo que al principio nos producía temor, ahora nos produce también tristeza y desesperación».

«Estas emociones que a priori resultan adaptativas, si se acentúan y cronifican pueden tener efectos para la salud no sólo mental, sino también física. Ya hay investigadores que refieren que esta pandemia nos dejará un incremento de síntomas de estrés postraumático, cuadros depresivos, ansiosos, y otros efectos psicológicos negativos», remarca.
Insiste Moya en que «la estrategia más eficaz para prevenir el suicidio es hacer visible este fenómeno», puesto que, a su juicio, «sólo hablando del suicidio podremos combatirlo».

«Para las personas que en estos momentos presenten ideación suicida, lanzaría el mensaje de que compartan y hablen de lo que piensan y sienten», destaca la experta, para quien «los familiares juegan aquí un papel fundamental a la hora de ofrecer una respuesta de contención y búsqueda de ayuda profesional» con el fin de evitar más muertes.

127 suicidios en 2018 en la provincia

En 2018, que es el último año contabilizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la comunidad murciana murieron 11.327 personas, de las cuales 127 se quitaron la vida. En 2017 se registraron 98 suicidios. De estos 127 suicidas de 2018, tres de ellos tenían más de 90 años, y otros cuatro más de 80. Nueve, más de 70 años. Y 17, entre 60 y 69 años de edad.

Considera la experta Laura Pilar Moya que «el suicidio es un fenómeno muy complejo, pero que se puede prevenir: por ello, es importante prestar atención a como uno se siente y poner palabras al dolor y sufrimiento».

Andoni Anseán, presidente de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio y de la Sociedad Española de Suicidología, cree que lo peor de la crisis del coronavirus no se producirá mientras dure la pandemia, sino que se derivará de sus efectos una vez haya concluido.

Carmen Mª Mayor, terapeuta holística, asume que el confinamiento «ha sido un shock para toda la sociedad» y el fin es «sobrellevarlo y no caer en el alarmismo del inconsciente colectivo». «Es importante primero conocer el origen y el por qué de nuestras emociones, y de lo que éstas pueden llegar a suponernos a nivel anímico y emocional», explica, ya que «cada persona, tiene una serie de bloqueos ocultos: algunas son conscientes de ellos y otras no».

«Hasta ahora eso no había supuesto un problema, porque estábamos inmersos en nuestra rutina, es decir, ‘tapábamos’ estos bloqueos buscando cualquier actividad, como salir con amigos o trabajar», algo que «actuaba como anestésico para dichos problemas, pero la realidad es que estos seguían latentes ahí».

Al llegar el estado de alarma, «esas actividades ya no se pueden llevar a cabo, dado que debemos permanecer en casa por imposición», comenta la terapeuta, que añade que «ahí entra en juego nuestra mente, lo más poderoso que tenemos, y que se puede convertir en nuestro mayor enemigo si no sabemos cómo gestionar esas emociones». «La mente también puede apartar lo que es constructivo de lo que es destructivo», dice, y califica a las emociones de «bien preciado que nos da información de posibles conflictos escondidos en zonas oscuras, que de otro modo no podríamos sanar».

Teléfono para pedir ayuda

El Colegio Oficial de Psicología de la Región habilitó el pasado mes de marzo un servicio telefónico gratuito para atender los problemas emocionales de la población general provocados por la actual crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus. Hasta ahora, más de un 40 por ciento de las llamadas reflejan un estado emocional de ansiedad, seguido de desesperación, angustia y miedo.

También aparecen otros estados como tristeza, soledad, duelo ante la pérdida, culpa o falta de control, según se desprende del análisis de las primeras 250 llamadas atendidas por este dispositivo del Colegio de Psicología de la Región, disponible en el 697-445403 desde las 9.00 hasta las 22.00 horas, de lunes a domingo.

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