Razones para vivir, una iniciativa de Justalegría para prevenir el suicidio

La asociación malagueña puso en marcha este proyecto hace 6 años, ante el aumento del número de suicidios

Miles de personas acaban con su vida voluntariamente cada año en España, dejando atrás familiares, amigos y una vida que hubiera ido mejor con un poco de ayuda. Muchos son los motivos que conducen a una persona a querer suicidarse, muchos y muy variados, tantos que es casi imposible saber que ha llevado a alguien a querer quitarse la vida. El suicidio es un fenómeno difícil de entender, caracterizado por un intenso sufrimiento y una gran desesperanza. La unión de estos dos factores se conoce como ‘visión túnel’, un fenómeno que impide a la persona que la sufre imaginar un buen futuro. Es por ello que se dice que la persona que intenta quitarse la vida quiere dejar de sufrir más que dejar de vivir.

Desde 2008, el suicidio es la principal causa de muerte externa en España pero el problema no acaba ahí. La Organización Mundial de la Salud estima que por cada persona que consigue consumarlo, hay 20 intentos fallidos y que hasta un 5% de la población tiene ideas suicidas a lo largo de su vida. Es por ello que la prevención de estas conductas se considera uno de los principales retos del siglo XXI y asociaciones como Justalegría desempeñan un papel fundamental a la hora de evitarlos.

Justalegría lleva a cabo proyectos en Málaga, España y República Dominicana y sus actuaciones se llevan a cabo desde cuatro ejes centrales: la cooperación al desarrollo, la educación, la ayuda humanitaria y la acción social.

Dentro de este último eje situamos ‘Razones para vivir’, una iniciativa que surgió en 2014, cuando se empezó a tomar conciencia de que el número de suicidios aumentaba año tras año, sobre todo en la gente joven. Tiene como principal objetivo visibilizar el suicidio como uno de los principales problemas actuales de nuestra sociedad, contribuyendo a romper el tabú y a involucrar a las instituciones. Otro de los objetivos es la prevención de este desde los espacios comunitarios incrementando las capacidades de informantes clave para poder detectarlo en la población vulnerable, y ofrecer programas terapéuticos que disminuyan el riesgo de estas personas.

La importancia de observar y comunicarse

Para prevenir el suicidio hay que prestar mucha atención a los indicios que pueden llevar a él, estos son los llamados factores de riesgo. Como apunta Luis Rodríguez, coordinador de este programa, «son muchos los factores de riesgo que podemos tener en cuenta. Los más destacados suelen ser los antecedentes familiares suicidas o los intentos previos de suicidio. También hay que prestar especial atención a los problemas con drogas u otras sustancias y a los abusos que hayan podido producirse durante la infancia. Decimos que una persona que se suicida siempre deja unas pistas. Siempre hay posibilidades de verlo aunque no siempre seamos capaces de hacerlo. Cuando alguien se suicida hay señales y nosotros trabajamos detectándolas, ya que pueden estar ocultas».

Además, debemos dejar a un lado considerar el suicidio un tema tabú, ya que esto dificulta que ante tal riesgo la intervención sea rápida y adecuada. Por otro lado, la no normalización de este tema favorece la generación de estigmas hacia la persona que lo sufre y sus familiares. «El dejar de tratar el suicidio como un tema prohibido permite que las personas que tienen estas ideas en sus cabezas, o sus familiares, puedan llamarnos para buscar ayuda», apunta Rodríguez.

El suicidio como tema tabú y su ocultamiento son unos de los principales motivos por lo que el número de suicidios está aumentando. «Si vemos que tenemos a alguien con este tipo de idea o sospechamos que pueda tenerla, tenemos que hablar con esta persona, no tenerle miedo a preguntarle. Uno de los falsos mitos es que hablar sobre ello aumenta la probabilidad de suicidio y no, el hablarlo puede ayudar ya que permitirá expresarse y podremos reconducir a la persona afectada hacia un tipo de tratamiento y por supuesto, ponerlo en contacto con las entidades que trabajamos en este ámbito».

La soledad y el aislamiento se encuentran dentro de los factores de riesgo más influyentes y es aquí donde más importancia vamos a darle a la familia y al entorno social, cuyo papel puede ser fundamental a la hora de ganarle la batalla a las ideas suicidas. El entorno social es crucial para que aquella persona que quiere acabar con su vida de manera voluntaria saque esa idea de su cabeza y un gran paso para ello es ayudarla a hablar, «la familia debe ser un motor en este sentido».

‘Razones para vivir’ no solo lleva a cabo labores para prevenir el suicidio, sino que además, trabaja con personas que hayan tenido intentos fallidos y con aquellas personas que han podido vivir el suicidio a través de un familiar o alguien cercano. Gracias a un equipo de formados voluntarios y al asesoramiento de la Unidad de Gestión Clínica del Hospital Regional de Málaga podrán incidir de manera positiva en la gente, en aquellas personas que alguna vez hayan pensado en el suicidio, que hayan intentado llevarlo a cabo y en aquellos que lo hayan vivido desde otro punto de vista. Para cualquier tipo de ayuda está disponible su teléfono 951 286 181 y su página web http://www.razonesparavivir.org/.

Justalegría y este programa intentan sacar de todo lo malo algo positivo, fortalecer a los afectados y eliminar cualquier probabilidad de que la gente acabe con su vida de manera voluntaria. Por ello nunca está de más recordar que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para rendirse.

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