Nicole Haber: «Hay que hablar del suicidio»

La tasa de personas que se quitan la vida en Balears está por encima de la media estatal, indica la responsable del Observatorio del Suicidio, que destaca que en las islas se producen 20 intentos cada día

Nicole Haber es optimista. Confía en que, poco a poco y con la colaboración de toda la sociedad, se reducirán las tasas de suicidio algo que, insiste, no se debe a un único factor, como mucha gente cree. Destaca la necesidad de hablar de ello, sin morbo, para que aquellas personas a las que se les pasa por la cabeza acabar con su vida se atrevan a pedir ayuda. También para facilitar el duelo a aquellas personas que han perdido de esta forma tan cruda a un ser querido.

Siempre nos dicen que Balears tiene una de las tasas más altas de suicidios de españa.
Es un poco más alta que la de España, que está en más de siete por cada cien mil habitantes y la de Balears, en alrededor de ocho. Es un poco más alta, pero hay comunidades que la tienen más elevada, como Galicia o Navarra.

¿Por qué hay comunidades con tasas más altas? ¿La falta de luz solar? ¿El ritmo de vida?
No, hay que desmentir estos tópicos de la luz y del clima. Hay zonas nórdicas y zonas del sur que no presentan diferencias significativas. No hay estudios serios que avalen esto. El suicidio es multifactorial. Cuando una persona llega a ese punto se debe a mil razones, no se puede atribuir a un único motivo. ¿Que el clima puede influir en algunas personas? Sí, pero no en todas. ¿Y el ruido ambiental? Lo mismo. No son determinantes.

¿Multifactorial? Mucha gente cree que es una reacción a algo concreto.
No, si fuera así, estaríamos extinguidos. A todos nos han pasado cosas graves. Además, aunque fuese por una causa directa, lo que te afecta a ti puede no afectarme a mí. El dolor emocional es relativo. Y no a todo aquel a quien traten mal o deje la pareja, se suicida. Hay factores biológicos y genéticos y, por sí solos, no bastan. Hay un aprendizaje, durante toda la vida, de gestión de las emociones y solución de problemas. Son muchas cosas. Detrás del 80% de los casos hay una depresión, una psicosis, un trastorno límite de la personalidad… Depresión, casi siempre.

¿Que sea multifactorial complica su prevención?
Puedes prevenirlo en la medida en que detectas que esa persona está mal. La noción de imprevisibilidad se asocia más al impulso. Si lo hacen por impulso y no se lo han contado a nadie, ¿cómo lo previenes? La parte impulsiva puede estar como ingrediente, pero normalmente la persona que se quiere quitar la vida va dejando señales. Es muy difícil que una persona se quiera morir, lo que quiere es dejar de sufrir. Verbales o no, dejan señales.

Siempre se dice que quien lo hace…
…no avisa y que el que lo dice no lo hace, ¿no?

Sí. ¿Es uno de los mitos del suicidio
Sí. Igual hay un 5% o un 2% de personas que realmente lo tengan clarísimo y detrás de cuyas decisiones no haya ninguna patología mental. Eso se parece más una eutanasia que a un suicidio. Las personas que están en un momento de desesperanza, de dolor, de no querer vivir de esa manera más que de querer morir, lo dicen. No hay nunca que trivializar las señales y llamadas de atención. Cuando alguien quiere llamar la atención, es que algo más hay.

¿Cuáles serían estas señales de alarma, las llamadas de atención?
Para empezar, la más obvia y a la que hacemos menos caso: decirlo. Y luego cambios en el carácter y la conducta de esa persona. Comer más o menos, dormir más o menos y no acudir a las citas con el médico, con compañeros o amigos. Si, por ejemplo, le gustaba ir cada sábado a ver el fútbol al bar y, poco a poco, ha dejado de hacerlo. O que de repente se reconcilia con personas con las que hace años que no hablaba, intenta colocar a su mascota o, incluso, soluciona algún tema de herencia o seguro de vida. También que beba mucho o consuma sustancias. Que empiece a hacerlo o que aumente las dosis. Otra señal es cuando dejan de apetecerle las pequeñas cosas cotidianas que hacía siempre. No hace falta que diga explícitamente «me voy a matar», pueden ser cosas como «esto sería más fácil si yo no estuviera aquí», «dejaría de ser una carga», «soy inútil y molesto», «preferiría no estar»… Cosas así.

A veces, aunque lo detectes, te acercas a esa persona, pero te rechaza. ¿Qué hacemos?
Desde el respeto y sin ser agobiantes ni pesados, lo importante es hacerle saber que estamos ahí, que puede hablar, que no le vamos a juzgar y, si tenemos una sospecha, no dejarle solo en ningún momento y convencerle para ir a Urgencias. Y, aunque parezca una obviedad, no dejar a su alcance de medios como medicaciones, objetos cortantes o armas si las tienen en casa porque sean cazadores, por ejemplo. En el caso de la ideación lo más importante es que la persona hable. Tendemos mucho a dar soluciones, a decir «ya se te pasará», y es muy importante que la persona sienta que estamos ahí para escuchar y apoyar. Hay que valorar el dolor de los demás, no decir que son tonterías, o, por ejemplo, que no pasa nada si te ha dejado el novio porque hay muchos más hombres. En ese momento, la persona está sufriendo y lo que quiere es que le acompañen en ese dolor, no que le den soluciones fáciles.

¿Hemos desaprendido para qué sirve el dolor?
Sí, es algo muy importante. Vamos a la inmediatez de las cosas. No trabajamos nuestros niveles de frustración ni cómo soportar el dolor y parece que todo se soluciona con lo material. Deberíamos trabajar todo eso, es muy importante aceptar el dolor emocional y saber soportarlo.

Y que lleva tiempo.
Es un aprendizaje, algo que se aprende en la familia, desde niños. En los colegios pondría como asignatura obligatoria, de la misma manera que hay educación física, educación emocional. Es básico.

Hablaba de la inmediatez. Nos pasa algo malo y queremos que el dolor se pase ya.
Mira, la autolesión de los jóvenes se debe básicamente a eso. No soportan el dolor emocional y lesionarse es una forma de mitigarlo. Prefieren el dolor físico al emocional.

Es más comprensible. Una herida ves cómo se va curando, pero con el dolor emocional, como no se ve, no sabes en qué momento estás.
Exacto, así es. Es una muy buena definición.

¿Hay datos sobre intentos de suicidio o ideaciones?
No, está pendiente. Estimamos, por lo que cuentan los psiquiatras de guardia, que intentos de suicidio hay unos 20 al día en Balears.

¿Y pensamientos de suicidio?
Es complicado. La ideación depende. Igual has tenido un intento de suicidio y sigues teniendo ideaciones en varias ocasiones de tu vida, pero eso no quiere decir que las vayas a llevar a término. Es como cuando has dejado de fumar y piensas en el tabaco. Que lo hagas no quiere decir que vuelvas a fumar. Las ideaciones son más difíciles de valorar y cuantificar.

¿Las muertes por suicidio van a ir a más?
No, espero que no. Espero luchar contra eso, no tiene por qué ir aumentando, ya son bastantes. A veces hay diferencias entre comunidades y países que se pueden deber sólo a la manera de recoger los datos. Un estudio en una comunidad mostraba diferencias notables de un año a otro. Hicieron 40.000 hipótesis de por qué habían cambiado los datos hasta que vieron que sólo había cambiado el médico que firmaba las defunciones. Uno lo hacía como tocaba y el otro las ocultaba, como un tabú.

¿Sigue siendo tabú?
Sí, ése es uno de los objetivos más importantes del observatorio: visibilizarlo y que se pueda hablar de ello. Si no, se esconde y es mucho más difícil de detectar y prevenir.

Durante mucho tiempo a los medios se nos ha dicho que no debíamos hablar del suicidio para no provocar un efecto llamada, pero ahora…
Sigue habiendo un efecto contagio si se habla desde el morbo. El otro día un compañero de IB3 decía que cuando hablamos de un atentado terrorista no contamos cómo se ha fabricado la bomba. Me gustó el símil. No hace falta explicar cómo lo ha hecho, quién es, dónde vive… Es una buena oportunidad, no hace falta hablar de todas las muertes, sino del suicidio, reflexionar sobre ello, poner números como el 112 o el de la esperanza y recordar que no se puede asociar a una sola causa. Entiendo que cuando hay un desahucio o bullying se relaciona directamente con ellos el suicidio porque es una manera de luchar contra esos problemas. Hay que dejar claro que pueden ser un detonante, pero que hay toda una historia detrás de esa persona hasta haber llegado ahí. Depende de cómo se enfoque la noticia puede, incluso, prevenir porque puede hacer que una persona que lo lea y esté en un momento de vulnerabilidad se atreva a pedir ayuda.

¿Hay que controlar a los adolescentes que se autolesionan porque pueden ser adultos que no gestionen bien sus emociones?
Efectivamente. Que alguien se autolesione no quiere decir que se quiera morir, pero te está diciendo que hay un dolor ahí. Por muy conducta imitativa que sea, jamás hay que trivializar lo que le pasa a un adolescente porque para él es un drama. Como adulto puedes decir que es la época, que se le pasará, que son chorradas, que lo tiene todo… Tienes que validar su dolor y estar a su lado, aunque sea en silencio, que vea que te puede contar sus cosas, que son importantes para ti, que le tienes en cuenta, que aunque no sepas cómo ayudarle entre los dos podéis buscar una solución… Adolescentes que se estén cortando y haciendo daño, quitando uñas, quemando… aunque lo hagan porque se lo han visto a sus amigos, si lo hacen es para no sentir el dolor emocional.

Nuestras abuelas tenían el dolor muy asumido.
¡Claro!

Han sobrevivido a todo…
Han pasado hambre, una guerra, una posguerra, se les morían los hijos… Han sufrido mucho. Y lo han sobrellevado.

¿Todo se puede superar?
Todo… En psicología los conceptos absolutos no existen. Se tiene que intentar. Lo más importante en situaciones así es, al menos, ganar tiempo.¿No te ha pasado nunca que un día lo ves todo negro y al día siguiente ya no? Cuando lo veías negro lo veías negro de verdad. En una depresión, la persona de verdad se siente una carga para los demás, de verdad siente que ha perdido el gusto por las cosas. A lo mejor se trata de eso, de ganar tiempo porque en una semana o dos empieza a ver las cosas diferentes.

Una persona que ha intentado suicidarse, ¿está realmente curada en algún momento o debe estar siempre alerta?
Es uno de los indicadores más importantes. Es un factor de riesgo que no pierde importancia, aunque hayan pasado 20 años. Si lo hiciste una vez, tienes más facilidad para intentarlo de nuevo. Igual que si has dejado las drogas, si tienes un problema importante es más fácil que recurras a ellas que si no las has probado nunca. Eso sí, que lo hayas hecho una vez no significa que tenga que repetirse.

Todos los suicidas dejan mucho dolor.
Les llamamos supervivientes. Viven una tragedia. Son muertes muy violentas por el tabú y el estigma. ¿Por qué lo ha hecho? ¿Qué he hecho mal? Te sientes culpable, te da vergüenza que los demás piensen que has actuado mal, ¿qué le habrás hecho?, ¿cómo es que no te diste cuenta?, si le hubieras llamado… El otro día, hablando con la presidenta de la Associació de Familiars i Amics Supervivents del Suïcidi de les Illes Balears decía que lo que más sale en los grupos de apoyo son los «y si…» y los «¿por qué?». ¿Por qué lo ha hecho? ¿Y si hubiera…?

¿De eso se sale?
Lo vas a llevar siempre dentro, pero si lo trabajas, con apoyo y terapia puedes superarlo mejor. Y si desde la sociedad trabajamos para desestigmatizarlo ayudaremos porque hay personas a las que, por ejemplo, les da vergüenza salir por el pueblo. Si se ha muerto tu hijo en un accidente no te gusta hablar de ello enseguida, pero la gente te pregunta cómo estás, cómo ha sido, qué ha pasado… Pero si se ha muerto por suicidio la gente no te pregunta, calla, es una vergüenza.

En el primer caso eres víctima y en el segundo te juzgan, ¿no?
O tú te sientes juzgado. Algunos han entrado en una depresión añadida porque no salían de casa.

En Londres hay una campaña para que los trabajadores del metro, cuando vean a alguien parado cerca de las vías, se acerquen a preguntarles cómo están.
Me parece maravilloso. Allí hay muchas muertes por eso. También en Cataluña. En algunos sitios han puesto teléfonos al lado de los puentes pidiendo que llames si necesitas ayudas. En Valencia han hecho una campaña muy bonita, ‘Parlem’, escrita en los bancos de los parques, entre otros soportes, animando a hablar con la persona que tengas al lado.

Preferimos hablar por Whatsapp.
No tengo, soy de la resistencia.

¿Esta despersonalización de la comunicación influye?
Sí, todo pone su granito de arena. Las redes sociales son óptimas para muchas cosas, pero tienen una cara oscura. Crees que tienes un montón de amigos que, en realidad, no tienes y estás muy pendiente de los likes y lo popular que eres, como si eso fuera un mérito. Cambian los valores. Antes intentábamos cultivarnos como personas, leer, ir al cine… Ahora lo interesante es hacer cualquier cosa para conseguir likes.

¿Optimista o pesimista?
Tengo que ser optimista porque lucho cada día para que esto pare, para ponerle un remedio, para reducirlo. Tenemos una sociedad bastante cruel. Necesitamos, entre todos, volver a humanizarnos.

DIARIO DE IBIZA

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