Cuando una chica de 14 años queda con un amigo para suicidarse, lo anuncia en sus redes sociales y pide un «selfie» en el momento en el que es detenida queda en evidencia que la sociedad entera ha fallado en algo. Cuando los menores difundieron el mensaje, dieron detalles de dónde y cómo pretendían hacerlo, hecho que alertó a algunos amigos que llamaron al centro comercial de Puerto Banús para avisar de sus intenciones
Los guardias de seguridad hicieron una batida por el edificio hasta que dieron con ellos en el tejado. Entonces, él se arrojó al vacío, pero ella dudó y fue retenida. Una vez inmovilizada con grilletes, pidió a los agentes que le hicieran una fotografía con su móvil para subirla a las redes sociales. ¿Qué ha llevado a los jóvenes a actuar de esta manera?
Internet tiene parte de la culpa: ha promovido juegos como la Ballena Azul y Momo que incitan a quitarse la vida a través de una serie de retos macabros. Un estudio de la Universidad Estatal de San Diego (Estados Unidos) alerta precisamente sobre esta cuestión. Jean Twenge, investigadora y autora del informe, señala que la cantidad de tiempo que los jóvenes pasan frente a una pantalla está estrechamente relacionada con el aumento de la depresión y el desarrollo de las conductas y pensamientos suicidas de los adolescentes. Por eso, asegura que ésta «no es una buena fórmula para propiciar la buena salud mental».
Para Javier Jiménez, psicólogo clínico y presidente de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (Aipis), lo principal es tener en cuenta que éste no es un problema exclusivo de los adultos. Con una depresión leve, un adolescente puede llegar a tener planteamientos suicidas. «Aunque la forma de suicidarse de estos dos chicos no es la normal, cada vez es más habitual anunciarlo por Internet», explica Jiménez. Según los últimos datos del INE, el número de casos en España ha aumentado de 3.393 a 3.659, en 16 años; de los que en torno a 200 corresponde a jóvenes. Lo que le convierte en una de las primeras causas de muerte no natural y sin un programa de prevención a nivel nacional.
Es cierto que España tiene una de las tasas de suicidio más bajas de la Unión Europea, pero no se escapa de la presión social que fuerza este fenómeno. ¿Qué es lo que lleva a alguien a grabar su suicidio? «Lo hacen para culpabilizar o para hacerse conocido», añade. Ahí está el caso de la serie «Por trece razones», protagonizada por una estudiante de secundaria que se suicida después de una serie de fracasos culminantes, provocados por compañeros de su escuela. «Ella muestra de forma muy ilustrativo cómo quitarse la vida con éxito. Eso ha provocado que lo que pudieran ser intentos fallidos se hayan convertido en casos reales». Desde Aipis centran gran parte de sus esfuerzos en reeducar ese pensamiento y destruir mitos que imperan en la sociedad. «Solo los pobres se suicidan» o «el que lo intenta es un valiente» son algunos de ellos.
Ahora bien, una cosa es la presión que ejercen las redes sociales y otra el «cibersuicidio». El último estudio de esta asociación lo define como «la acción de quitarse la vida, motivada por la influencia de páginas web con contenido de ayuda, influencia o motivaciónpara cometer suicidios, salas de chat y foros de Internet». Sin embargo, asegura Jiménez, difícilmente se puede establecer una relación directa entre el aumento de casos y el uso de estas plataformas, pues las estadísticas realizadas por el INE solo recogen cinco datos, entre los que no aparecen las causas desencadenantes.