Educación recomienda a varias estudiantes que no vayan a clase en los próximos días
La Consellería de Educación ha abierto una investigación para intentar esclarecer un posible caso de acoso escolar en el instituto Indalecio Pérez Tizón, de Tui. La medida se toma tras la tragedia que esta semana ha destrozado a una familia del municipio por el suicidio de un estudiante de 20 años, Alejandro Pérez, quien aunque ya trabajaba también seguía con sus estudios en este centro para sacarse el graduado de la ESO. Esa muerte ha desatado un profundo dolor, especialmente difícil de gestionar también para sus amigos, muchos aún adolescentes. La noticia impresionó a todos y muchos se enteraron por sus propios compañeros en cuanto llegaron a clase el martes. Los hechos que ahora se investigan sobrevinieron tras el suicidio del joven. Los menores reaccionaron impulsivamente ante una noticia que conmocionó a todos y, al parecer, se produjo una presunta agresión verbal y un supuesto acoso telemático a una alumna.
El jefe territorial de Educación en la provincia de Pontevedra, César Pérez Ares, aseguró ayer que se está trabajando «todo o posible desde a competencia educativa. De feito, abriuse o protocolo de acoso para protexer a unha das alumnas do centro. No restante, non lle competen á Consellería de Educación máis accións, dado que está aberta unha investigación xudicial ao respecto». El jefe territorial quiso transmitir sus condolencias a la familia de Alejandro Pérez «así como tranquilidade á comunidade educativa».
El centro educativo confirmó únicamente que se activaron las medidas cautelares del protocolo de protección de menores. La vía judicial está abierta, confirmó Educación. Consta una denuncia de la familia de otra menor por presunto acoso en la que asegura que se la vinculó con la trágica decisión del joven fallecido.
A dos alumnas se les aconsejó que no asistan al instituto como medida cautelar durante tres días, entre el 29 y el 31 de octubre. Desde Educación se explicó que «en ningún caso se trata de expulsión o sanción», dejando entrever la necesidad de intentar calmar los ánimos para poder analizar la situación.
Pero la tensión y el agotamiento de familiares y amigos que han de afrontar lo inexplicable provocaron ayer una concentración a la que se sumó la familia del joven. Los padres, la abuela, la tía y el hermano de Alejandro acudieron para apoyar a una de las dos jóvenes que no debe acudir al centro hasta el miércoles y a su madre. «Yo ya perdí todo lo que tenía que perder. No voy a moverme de aquí hasta que admitan a esta alumna a la que han acusado injustamente», consiguió decir la madre del joven fallecido poco antes de caer extenuada. Un nutrido grupo de escolares acompañaron a las dos familias durante su concentración, pasadas las doce y media de la mañana, dentro del recinto escolar. La Guardia Civil estuvo presente, aunque no entró en las instalaciones, y fueron además los que llamaron a una ambulancia para que la madre del fallecido pudiera ser atendida, ya que acabó desmayada. Arropada por su familia, la mujer fue trasladada a un centro asistencial mientras los escolares regresaron a las aulas tras pedírselo personalmente la madre de la alumna.
Las clases continúan
Las clases y la actividad docente en el instituto se desarrollaron con normalidad, ya que la concentración coincidió con la hora del recreo y, aunque algunos escolares tardaron en incorporarse a la siguiente clase porque querían mantenerse en la concentración, la demora no afectó demasiado a la dinámica. Tampoco hubo incidentes durante la protesta.
El joven, gran aficionado a las aves: «Es una pasión, mis aves son como mis hijos y los cuido como si fuera su padre»
Su familia y los muchos y buenos amigos que cosechó Alejandro con su sempiterna sonrisa y templanza han quedado huérfanos. Pero también Alfires, Satán Kira, Calipo Zeus y Nicki. Profesaba un profundo amor desde niño por los animales. «Con doce años les pedí un cernícalo a mis padres y luego ya no paré». Él mismo explicaba así a La Voz hace unas semanas la «pasión» que compartía con sus padres. Con ellos acudía a diario a volar las seis aves rapaces que cuidaba como si fueran sus hijos. Un águila de Harris, un halcón peregrino, una lechuza, un azor ibérico, otro finlandés y un halcón peregrino. «Es mi pasión y soy feliz cada minuto que les dedico», aseguró. La Sociedade Galega de Cetrería y sus vecinos de Guillarei lloran también una pérdida irreparable.