Suicidio de niños, un mal que preocupa a la sociedad

Según Medicina Legal, tan solo durante 2017 se presentaron en Bogotá 301 casos de suicidio, 36 de menores de 18 años.

Recientemente, el menor Daniel Eduardo Osorio, quien tiempo atrás fue estudiante del colegio San Viator se quitó la vida, al parecer víctima de la depresión que sufría por el abuso sexual que habría padecido a manos de un sacerdote de esa institución educativa de quien por el momento se desconoce su identidad. 

Julián Quintana, abogado de la familia del menor fallecido, afirmó que el niño se suicidó al ver que no se hizo justicia luego de establecer la respectiva denuncia ante la Fiscalía General de la Nación.

Al respecto, el padre Albeyro Vanegas aseguró que desconocía que la madre del menor se hubiera acercado a denunciar hechos así. «En 2012, cuando asumí como rector, el muchacho se opuso a que le exigieran el corte del cabello y se retiró del colegio. Él estuvo conmigo como rector un día«, aseguró.

Luego de las recientes denuncias de abuso sexual que vincularía al padre Albeyro Vanegas, él tomó la decisión de apartarse de su cargo como rector del colegio San Viator en Bogotá. 

Este caso recuerda hechos similares donde menores han decidido acabar con su vida tras haber sufrido en carne propia la vulneración de sus derechos, ya sea bullying, maltrato, o abuso sexual por parte de familiares o personas cercanas. 

Sergio Urrego

El 4 de agosto de 2014 el joven de 16 años decidió acabar con su vida, luego de lanzarse al vacío  desde el último piso del centro comercial Titán Plaza, situado en el noroccidente de Bogotá.

El menor, quien estudiaba en el Gimnasio Castillo Campestre, habría sido discriminado por algunos directivos de la institución educativa y unos compañeros, debido a su orientación sexual.

Antes de acabar con su vida, Urrego escribió unas cartas donde plasmó el motivo de su decisión: «Hoy espero lean las palabras de un muerto que siempre estuvo muerto, que caminando al lado de hombres y mujeres imbéciles que aparentaban vitalidad, deseaba suicidarse, lamento no haber leído tantos libros como hubiese deseado, de no haber escuchado tanta música como otros y otras, de no haber observado tantas pinturas, fotografías, dibujos, ilustraciones y trazos como hubiese querido, pero supongo que ya puedo observar a la infinita nada», sería uno de los escritos que dejó el menor antes de dirigirse al lugar donde se suicidó.

Por este hecho está vinculada a un proceso judicial Amanda Azucena Castillo, exrectora del Gimnasio Castillo Campestre, pendiente de definirse su situación jurídica.

Entretanto, quien fuera la psicóloga de ese plantel educativo, Ivonne Cheque, fue condenada a 35 meses de prisión, además del pago de 8.5 salarios mínimos, tras haber aceptado cargos por los delitos de discriminación agravada y falsa denuncia. Sin embargo, debido al bajo monto de la pena, la mujer se encuentra libre.

Para el caso de la exveedora del Colegio Gimnasio Castillo Campestre, Rosalía Ramírez, también fue condenada a 27 meses de prisión y el pago de 72 millones de pesos, tras haber aceptado los delitos de discriminación agravada y ocultamiento de elementos materiales probatorios.

Jáider, el niño que no aguantó tanto maltrato de su familia

En mayo del presente año el menor, quien vivía en un apartamento del conjunto residencial Ontario, barrio Villa Ximena, localidad de Tunjuelito en Bogotá, decidió ponerle fin a su vida.

Al parecer, el menor padeció de maltrato físico desde el año 2012 a manos de su padre, luego que su madre falleciera.

Ante el sufrimiento que padecía al lado de su papá, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF)  lo reubicó en 2015 en un hogar sustituto y finalmente terminó viviendo con unos tíos y una prima.

Pasaron los días y al parecer el menor continuó siendo víctima de maltrato, sumiéndolo en una profunda tristeza que lo llevó finalmente a suicidarse.

Jamel Myles

El niño de nueve años de edad de la ciudad de Denver, estado de Colorado (EE.UU.), decidió acabar con su vida en agosto del presente año, debido al fuerte bullying escolar que estaba sufriendo, luego que le confesara a sus compañeros que era homosexual.

Medios americanos afirman que durante el verano, Myles, quien cursaba cuarto grado en la escuela primaria Joe Shoemaker, había hablado con su madre Leia Pierce sobre su orientación sexual.

La confesión del niño fue hecha mientras iban en el vehículo familiar. Le dijo que entendía que le comprara ropa para niño, pero que se sentía más cómodo vistiendo como una niña. 

«Estaba tan asustado, y le dije: ‘Aún te amo'», revela Leia Pierce que le dijo su hijo, mientras ella lo observaba por el espejo retrovisor del vehículo.

La madre de Jamel también contó que a pesar del rechazo que iba a sufrir en su colegio, Myles siempre estuvo dispuesto a contarle a sus  compañeros que era homosexual.

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