En 15 años, la incidencia aumentó más de 80% en México, principalmente, entre jóvenes.
Cada año a nivel mundial 800,000 personas se quitan la vida. En nuestro país, la tasa de suicidio es baja en comparación con otros países de Latinoamérica y el mundo; sin embargo, su incidencia es alta y ha mostrado un incremento en la última década, sobre todo, a edades tempranas entre los 10 y 17 años en adelante.
En México, al año mueren más de 6,000 personas; es decir, cinco por cada 100,000 habitantes. Cuatro de cada 10 personas que se suicidan tienen entre 15 y 29 años. Por sexo, la tasa de suicidio es de 8.5 para hombres y 2.0 para mujeres por cada 100,000 habitantes. Entre el 2000 y el 2015, su incidencia subió en más de 80 por ciento. Las entidades con mayor tasa de suicidio son: Chihuahua, Aguascalientes, Campeche, Guanajuato y Quintana Roo. Las más bajas: Oaxaca, Guerrero y Veracruz, según cifras del Inegi.
Para el suicidio, ninguna explicación es universal, es un fenómeno complejo e incluso todos somos susceptibles a cometerlo o desarrollar ideas de muerte, “pero algo hay que destacar: es el papel que como sociedad podemos jugar para la reducción de este grave problema”, explicaron especialistas en conferencia de prensa previa al Día Mundial Para la Prevención del Suicidio, el próximo 10 de septiembre.
Émile Durkheim dice que no son las personas las que se suicidan, es la sociedad la que se suicida a través de sus miembros, “esto toma especial relevancia porque ¿qué estamos haciendo como sociedad para obligar a las personas a que se suiciden?”, reflexionó el doctor Emmanuel Sarmiento Hernández, jefe del Servicio de Admisión Continua del hospital psiquiátrico infantil Juan N. Navarro.
En este sentido, el doctor Aldo Suárez Mendoza, presidente de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, agregó que generalmente hablar de suicidio en la mente de las personas implica un movimiento hacia la muerte, pero cuando estamos tratando de entender su significado, algo que es muy importante es que el suicidio es como una forma de contender con una serie de emociones a veces totalmente intolerables, “muchas veces la gente que se suicida no es que no quiera su vida, es que no puede contender con la angustia, depresión o desesperanza, esto cambia la perspectiva y si pensamos en esas condiciones, el tema del suicidio se vuelve totalmente prevenible (…) Ésta es una ventana de oportunidad como sociedad”.
Los especialistas aseguraron que a pesar de que en las investigaciones no hay una explicación absoluta de cómo identificar y tratar el problema, podemos empezar por quitar los estigmas. “Históricamente es un tema tabú y del que no se quiere hablar mucho, no se menciona y es muy penoso cuando sucede en las familias, por ello es el tipo de problemáticas que cuando llega a suceder, que es con mucha frecuencia, las familias lo ocultan”, dijo Suárez Mendoza.
El llamado fue a la apertura del tema, tanto en medios de comunicación, como en profesionales de la salud de primer contacto no necesariamente los especialistas, sino la academia, las autoridades y la sociedad en general.
Un llamado a la acción
La conducta suicida es inherente a todas las sociedades y culturas del mundo, como se dice coloquialmente, nadie se salva. El doctor Mario Villar Soto, de la Secretaría de Salud de Tabasco, compartió que se han hecho diversos estudios con una serie de observaciones que incluyen condiciones medioambientales, culturales, geográficas, sociales, económicas y cosas tan específicas como de crecimiento demográfico, agresividad, violencia, abandono social, aislamiento, falta de redes de apoyo, enfermedades y hasta la neurobioquímica y las relaciones multigénicas.
Son muchas las circunstancias que se han observado, pero ante la pregunta de si podemos saber quién se va a suicidar, la respuesta es no, pues si así fuera, no habría tales hechos. Aun así, gracias a la investigación, sí se conocen muchos factores de riesgo con grandes oportunidades. Por ejemplo, en el estado de Tabasco se ha trabajado el tema y hoy se ha observado que en ese estado, estas conductas aumentan en la época de verano (la más cálida), en domingo y en personas que abusan del alcohol, con mayor tendencia en los hombres. “Esto nos va alineando para que vayamos observando junto con conductas agresivas y premeditadas las intervenciones requeridas”
Los especialistas coincidieron en que hay una gran necesidad de invertir en salud mental. “en México se ha restado importancia a este problema, se tienen reducidos presupuestos, una inadecuada financiación y escasa implementación de políticas hacia la salud mental”, indicó María Peñalosa Peña de la Red Mundial de Suicidólogos México.
Por ello, hubo un llamado a las nuevas autoridades elegidas de los distintos niveles de gobierno, academia, instituciones civiles y ciudadanía en general, a coordinar esfuerzos para la prevención, detección, intervención y posvención que contribuyen a la mitigación de las conductas autodestructivas.
Además, presentaron los puntos que, desde su perspectiva, deberían contener las estrategias nacionales en esta materia.
Los expertos recomiendan
• Ampliar cobertura y atención integral en los tres niveles.
• Focalizar campañas de atención y educación.
• Programas de seguimiento, ya que éste es el factor de riesgo más importante para suicidio consumado.
• Capacitar sobre conductas suicidas a la población y a especialistas de la salud.
• Implementar una línea telefónica nacional con atención 24/7.
• Atención especial en poblaciones identificadas.
• Identificación temprana y manejo eficaz.
• Eliminar el estigma en las sociedades.