Profesionales sanitarios destacan que se reduce el número de hombres que se suicidan mientras aumenta el de mujeres | Abogan por hablar de ello y «romper el tabú» sobre las víctimas y familiares
«En el caso del suicidio no es verdad que quien lo comenta no lo hace». Es uno de los mitos que desmontó ayer Nicole Haber, psicóloga clínica y responsable del Observatorio del Suicidio del Ib-Salut, durante un taller sobre la conducta suicida celebrado ayer en el aula Pere Catany del Hospital Psiquiátrico de Palma y que pudo seguirse en Ibiza a través de una videoconferencia.
En la jornada, destinada especialmente a profesionales de los medios de comunicación, desde el observatorio plantearon la necesidad de extremar las precauciones a la hora de informar sobre estos casos que, durante años, se han omitido en la prensa para, según las propias recomendaciones de los profesionales, evitar el efecto llamada. Desde hace un tiempo, sin embargo, buena parte de los propios especialistas sanitarios consideran que debe abrirse un debate sobre si es bueno o no silenciar estos casos. En este sentido, Haber destacó que hay que tener cuidado, especialmente, al difundir los «lugares nuevos» que escogen quienes acaban con su vida así como con «magnificar» los casos de personas famosas.
Los profesionales recordaron que el suicidio es la principal causa de muerte entre los adolescentes y detalló que en 2016 en Balears se registraron 92 suicidios, «uno cada cuatro días». De la misma manera, señalaron que así como los suicidios de hombres han disminuido, en mujeres «se registra una cifra histórica superando la máxima de 2014». Además, insistieron en que la media de suicidios de la Comunitat se sitúa en 8,12 por cada 100.000 habitantes, superior a la estatal, que se sitúa en 7,46. En el taller señalaron que «la mitad de las personas que intentan acabar con su vida se encuentran bajo los efectos del alcohol u otras sustancias».
La intención de los profesionales sanitarios es «normalizar» que se hable sobre el suicidio para «romper el tabú y la estigmatización que se crean tanto respecto a la persona que fallece como sus familiares y su entorno» así como para «romper estereotipos».
Los profesionales están convencidos de que describir «explícitamente» el método que ha usado la víctima, así como «glorificar la muerte», pueden aumentar el riesgo de contagio de la conducta suicida. Otra de las profesionales sanitarias que participó en el taller destacó el efecto que puede tener en los familiares y el entorno de los fallecidos la forma en que se cuente lo que ha ocurrido: «Pueden revictimizarse», indicó.
De la misma manera Nicole Haber insistió en varias ocasiones en que no hay «una única causa» de un suicidio. Sí indicó que un hecho o situación puede ser «el detonante». En este sentido reiteraron que una situación de bullying o el lanzamiento de un desahucio no son «nunca» la causa de que una persona se suicide. Haber explicó que las víctimas tienen «la mente deprimida», se encuentran «bloqueadas», son «vulnerables» y no ven otra salida a sus problemas.