Muchos de los que saltan desde el puente mueren de forma instantánea, aunque algunos quedan inconscientes y acaban falleciendo ahogados.
Otros sufren graves heridas en la cabeza y el torso. El 2% sobrevivive y muchos sufren las secuelas de la caída el resto de su vida.
Aunque existe la creencia extendida de que incluso si se instalara una barrera protectora en el puente, los suicidas encontrarían otra manera de morir, los estudios sobre este asunto apuntan a lo contrario.
En 1978 la Universidad de California-Berkeley realizó una investigación en la que se examinaron los casos de 515 personas que entre 1937 y 1971 intentaron sin éxito saltar desde el Golden Gate.
Cuando se llevó a cabo el estudio, el 94% de ellas seguían vivas o habían muerto por causas naturales. Estas cifras coinciden con las de otros estudios que indican que más de un 90% de las personas que sobreviven a un suicidio no vuelven a intentarlo.