Los teléfonos de emergencia ante una situación con riesgo de suicidio son el 112 o el 717 003 717
Las imágenes del volcán de Cumbre Vieja en erupción esconden una tragedia humana. Detrás de la espectacularidad del fenómeno natural hay miles de personas rotas. La pérdida de sus casas y trabajos, así como la incertidumbre del futuro, está haciendo mella. Los psicólogos desplegados en La Palma están empezando a detectar ideas suicidas entre algunos afectados, según ha reconocido la decana del Ilustre Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, Carmen María Linares.
«Hemos detectado que hay personas sobrepasadas por la situación. Su sufrimiento es tan grande, por la pérdida y otras circunstancias, que empiezan a experimentar ideación suicida. Esto nos preocupa especialmente a los psicólogos. Debemos estar muy atentos. Tenemos que intentar eliminar ese sufrimiento que empuja a la persona a no ver otra cosa más allá de quitarse de en medio», asevera Linares.
Al menos 6.000 vecinos han sido evacuados en lo que va de erupción. Salieron rápido de sus hogares sin saber qué llevarse. No había tiempo para más, allí quedó gran parte de su vida, porque ya no volverá. Las coladas han destruido más de 1.000 edificaciones y cubierto 709 hectáreas, de acuerdo a los datos del sistema Copernicus.
Probablemente aumenten los daños en las próximas horas. Una nueva colada desciende a unos 50 metros de la principal. La previsión es que destruya más viviendas y plantaciones, tal y como ha reconocido el presidente del Cabildo de la isla bonita, Mariano Hernández. La esperanza de los técnicos es que se una pronto a la principal, para evitar más destrozos.
Incertidumbre, miedo y dolor
La espera es demoledora a nivel psicológico para los palmeros. «Detectamos personas con ansiedad, sufren la incertidumbre de qué va a pasar con sus casas», continúa Linares. La escasez de certezas, explica la experta, es «uno de los sentimientos más complicados» para el humano. Para no generar estrés es necesario «tener el control de la situación».
El terror a la erupción, unido al ruido que brota del volcán, también está generando insomnio entre la población. Muchos han optado por comprar tapones e infusiones relajantes, que no acaban de calmar a los vecinos. Eso es un riesgo añadido. «Cuando las personas sufren un estado emocional aversivo, cargado de miedos, angustia y tristeza, se incrementa el riesgo de idear el suicidio como una forma de escape», cuenta a NIUS el psicólogo clínico del hospital Universitario Virgen de la Victoria Miguel Guerrero. Las catástrofes naturales, prosigue, son un «factor de riesgo ambiental».
Otra señal inequívoca es la verbalización de: querer huir, liberarse de la tensión, dejar de sufrir la catástrofe, querer desaparecer o despedirse de los seres queridos. Ante este escenario, Guerrero aconseja «preguntar abiertamente si está pensando en el suicidio». Si la respuesta es afirmativa o no hay respuesta pero sí certeza es muy importante acudir de manera urgente a los servicios de salud. Este sencillo gesto puede salvar la vida de alguien.
Algunos teléfonos de ayuda y emergencia son el 112 o el 717 003 717. Llame si usted está en una situación límite o conoce a alguien que pueda estarlo. Esto es una recomendación de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio y SAMUR-Protección Civil, entre otros organismos. La muerte por suicidio es la segunda causa de muerte no natural en España, por encima de los accidentes de tráfico.
Cómo diferenciar una idea de suicidio
En ciertos momentos de la vida, como el fallecimiento de un ser querido, se pueden experimentar deseos de no querer vivir. Sin embargo, estos pensamientos de muerte no son sinónimo de consumarlos, prosigue el profesional. «La principal diferencia con la ideación suicida es que quien las piensa no muestra voluntad activa de querer acabar con su vida», especifica. En la ideación existe «planificación o premeditación, así como intencionalidad de llevarla a cabo».