La consejera Lourdes Ciuró plantea mejorar la prevención y detección de conductas de riesgo y reducir el aislamiento tras tres muertes en cárceles en solo dos semanas
Lourdes Ciuró tomó el control del Departamento de Justicia un mes antes de que los presos del procés abandonaran las cárceles catalanas gracias a los indultos del Gobierno. Ciuró (Junts per Catalunya) apenas tuvo que gestionar la salida de los líderes independentistas mientras que su antecesora, Ester Capella (ERC) había lidiado con las inevitables tensiones que provocó el desembarco de Oriol Junqueras y compañía en Lledoners. Parecía que la nueva consejera iniciaba un mandato sin lastres ni sobresaltos, pero no ha sido así: las tres muertes en prisiones catalanas de las últimas dos semanas —dos de ellas, por suicidio— han obligado a Ciuró a tomar medidas.
En su primera comparecencia en el Parlament, Ciuró defendió la vigencia de los protocolos para minimizar los suicidios, un fenómeno con mayor prevalencia en las cárceles que en el conjunto de la sociedad. Pero la consecución de muertes en custodia obliga a una revisión. “Hay que hacer más”, dijo la consejera, que pidió trabajar en un plan para mejorar el abordaje de la salud mental de los internos y “detectar y prevenir” situaciones de riesgo. “Si se ha detectado en la sociedad un aumento de problemas de salud mental por la pandemia, hay que buscar una solución específica a este problema en las cárceles. Es un tema que nos preocupa”, dijo.
El año pasado, alterado por la pandemia de coronavirus —que obligó, entre otras cosas, a restringir las visitas— 11 internos se quitaron la vida en cárceles catalanas, cuatro más que el año anterior. Es, de hecho, la cifra más alta de la serie publicada por la Generalitat desde 2009. Ciuró subrayó que la primera causa de muerte entre jóvenes en prisión es el suicidio.
El sábado por la tarde, una joven colombiana de 19 años se ahorcó mientras estaba en una celda de aislamiento del Departamento de Régimen Cerrado (DERT) de la cárcel de Brians 1. En los DERT ingresan los internos clasificados en primer grado (por considerarse peligrosos) o aquellos que han sido sancionados por una infracción grave del reglamento. La joven cumplía una pena de 27 meses de cárcel por quebrantar una orden de alejamiento sobre su abuela, a la que había agredido. Procedía de “un entorno desestructurado, con padres que también habían estado en prisión” padecía “problemas de salud mental”, reveló Ciuró. “Seguramente la cárcel no era su lugar”, agregó.
Además de las informaciones reservadas a las que obliga la ley, el Departamento de Justicia ha activado una “comisión de análisis” sobre ese suicidio y sobre otros dos hechos ocurridos en las últimas dos semanas: el 23 de junio, el creador del popular antivirus McAfee, John McAfee, se suicidó en su celda aprovechando un momento de soledad; lo hizo pocas horas después de que se le notificara su extradición a Estados Unidos por fraude fiscal. Cuatro días después, otro interno, Mohamed Choulli, de 32 años, murió en el incendio desatado en su celda en la cárcel de Puig de les Basses (Girona). En este último caso aún están por determinar qué motivó el incidente.
Las estadísticas oficiales no revelan cuántos de los suicidios se producen en aislamiento, un régimen que ha sido duramente criticado por las entidades que trabajan a favor de los derechos humanos. El abogado Andrés G. Berrio, del colectivo Iridia, recuerda que todo comenzó en 2015, con la muerte de Raquel E., una joven que estuvo casi nueve meses en aislamiento y que pasaba la mayor parte de las horas del día sola, en su celda. Antes de suicidarse, Raquel dejó una carta en la que dijo haber sido víctima de malos tratos. La justicia no apreció mala praxis en los responsables de la cárcel de Brians, pero el debate quedó abierto. “Se cambiaron los protocolos y se redujo el tiempo de estancia en los DERT. Aunque insuficiente, fue un avance”.
Menos aislamiento
Iñaki Rivera, profesor de derecho penal de la Universitat de Barcelona y director del Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos (OSPDH) participó también en esa lucha y agradece el “enorme esfuerzo de Justicia” por “reducir cualitativamente” el aislamiento, previsto en la ley penitenciaria, de alcance estatal. “La cárcel es un universo que reproduce la realidad del exterior, y el porcentaje de suicidios es elevado”, dice Rivera, que ha recibido cuatro denuncias penales (tres ya se han archivado) de sindicatos de prisiones por haber vinculado, en un programa de TV-3, suicidio y malos tratos en régimen cerrado.
“Hemos de ver cómo podemos atender soluciones conflictivas sin necesidad de aislamiento”, afirmó Ciuró, aunque admitió que, en ocasiones, es un recurso inevitable para garantizar la seguridad del interno.