Lanzarote y Fuerteventura presentan las menores tasas de depresión, frente a La Palma que presenta cifras mayores
El auge de las patologías de salud mental y, concretamente, de la depresión, llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a alertar de la importancia de atajar una situación que se convertiría en 2050 en el primer problema de salud, según sus previsiones. De acuerdo con datos de la entidad, en 2018 la enfermedad afectaba ya a unos 300 millones de personas en el mundo. De hecho, a nivel epidemiológico global, se estima que una de cada cinco personas llegará a desarrollar un cuadro depresivo a lo largo de su vida. En España, actualmente, 2,4 millones padecen esta enfermedad cada año.
Se trata, por tanto, de un problema de salud pública de gran prevalencia, costes muy elevados, y una importante repercusión en la calidad de vida, la funcionalidad y la productividad de las personas; es, además, el principal factor de riesgo de suicidio, pues el riesgo de que se produzca esta conducta es hasta 21 veces superior al de la población general.
“La depresión está abordada de manera transversal en el PSMC en muchas líneas estratégicas”
Conrado Jesús Domínguez, Viceconsejero y Director del Servicio Canario de la Salud
Así se puso de relieve durante la celebración del quinto Foro Depresión y Suicidio, que en esta ocasión se centró en la situación de las Islas Canarias. Organizado por la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM) y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB) con la colaboración de Janssen, contó con la presencia del Viceconsejero y Director del Servicio Canario de la Salud, Conrado Jesús Domínguez, quien estuvo a cargo de la bienvenida institucional del acto.
En ella subrayó la necesidad de mejorar y actualizar el Plan de Salud Mental de Canarias 2019-2023 (PSMC) para adaptarse al contexto y necesidades post-pandemia, y que en su redacción original ya contemplaba una línea específica y concreta para la previsión y tratamiento de la conducta suicida. “En relación a la depresión, está abordada de manera transversal en muchas de las líneas estratégicas”. precisó.
El viceconsejero canario incidió en que, respecto a las consecuencias de la COVID-19, “una de las vertientes donde más ha tenido, tiene y va a tener, y más tenemos que prepararnos para el futuro, es la salud mental. Han pasado sucesos traumáticos, entre ellos tener que estar encerrados en nuestras casas, algo a lo que en nuestro territorio no estábamos acostumbrados”, narró durante el evento.
“Las edades medias y altas de la vida son los rangos de edad con mayor prevalencia de depresión”
José Luis Hernández Fleta, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín
A nivel local, según la Encuesta de Salud Canaria 2015, el 25% de la población padece cuadros de depresión o ansiedad. “Cabe destacar que las mujeres sufren depresión entre 2 y 3 veces más que los hombres; asimismo, los rangos de edad con mayor prevalencia son los de 45-64 años y mayores de 65, es decir, edades medias y altas de la vida”, explicó José Luis Hernández Fleta, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín.
Asimismo, cerca de un 7% de la ciudadanía del territorio insular fue atendida en Atención Primaria, con el episodio depresivo fue el tipo de depresión más frecuente visto tanto en el primer nivel asistencial como en Salud Mental. Por islas, “Lanzarote y Fuerteventura presentan las menores tasas de depresión, tanto a nivel poblacional como vistas en Primaria y Especializada. La Palma presenta la mayor tasa de Primaria y una de las mayores de Salud Mental: habría que preguntarse por qué sucede esto”, señaló Hernández Fleta.
Costes y necesidades en depresión
Desde el punto de vista económico, la depresión genera un importante coste directo, pero especialmente a nivel indirecto. Tanto es así que se ha calculado que la depresión en Europa supone un 1% del PIB, es decir, 118.000 millones de euros, de los cuales dos terceras partes son indirectos. Estos costes tienen que ver sobre todo con pérdida de la productividad laboral, en una mayor medida debido al presentismo, y al absentismo.
En España, por su parte, la depresión en 2017 representó un coste de más de 6.000 millones de euros, de los cuales el 82,5% fueron costes indirectos. En un nivel local, tal y como especificó Hernández Fleta, 2018 arrojó un balance de 247 hospitalizaciones por depresión mayor en las islas, con una estancia media de 25,2 días y cuyo coste medio por paciente ingresado fue de 5,437 euros.
“La salud mental infanto-juvenil es crucial para evitar consecuencias en edades superiores”
Natalia González Brito, responsable del servicio de Salud Mental del Servicio Canario de la Salud
Sin embargo, en Canarias el crecimiento de los recursos y dispositivos ha sido siempre muy discreto, algo de lo que existe consciencia en el Gobierno de la Comunidad Autónoma. Así lo subrayó Natalia González Brito, responsable del servicio de Salud Mental del Servicio Canario de la Salud, quien explicó que dentro de estas es necesario priorizar y definir unas líneas claras de actuación. “La salud mental infanto-juvenil para nosotros es crucial, pues atenderlos de forma adecuada puede evitar consecuencias en edades superiores. El trastorno mental grave es también una de nuestras prioridades porque está muy relacionado con el suicidio”, ahondó.
Además, González Brito incidió en un aspecto esencial para dimensionar el abordaje de la salud mental en Canarias y el aumento de sus plantillas profesionales: la dispersión geográfica por islas. “Hay que tener en cuenta la peculiaridad de la orografía, por lo que es importante garantizar esa equidad y accesibilidad a los dispositivos. Apostamos por una descentralización de los servicios para poder llegar mucho más allá”, puntualizó la responsable.
Un programa específico de suicidio
En España, la tasa de suicidio es de 7,54 personas por cada 100.000 habitantes, más baja que la media de la Unión Europea (10,75 personas por cada 100.000). Sin embargo, la comunidad canaria registra la tercera-cuarta tasa más alta a nivel nacional -compartida con otra región-, con una tendencia ascendente: 9,5 casos por cada 100.000 habitantes. No obstante, y a pesar de ser la consecuencia más grave derivada de la depresión, es prevenible.
“Los factores que contribuyen al suicidio, así como las posibles soluciones, son complejos y multifacéticos”
Carlos de las Cuevas, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de La Laguna
“Los factores que contribuyen al suicidio, así como las posibles soluciones, son complejos y multifacéticos. Si bien no existe una solución que garantice la prevención del suicidio, la revisión de la literatura científica internacional permite identificar los conocimientos actuales más relevantes sobre los factores asociados al suicidio y las estrategias para su prevención”, explicó Carlos de las Cuevas, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de La Laguna.
Tal y como indicó González Brito, el PSMC 2021-2023 cuenta con una línea estratégica dedicada a la ‘Prevención y tratamiento de la conducta suicida’, cuyo primer objetivo específico planteó la necesidad de disponer de un programa que tomara como base lo contenido en esta línea y ampliara lo propuesto en el Plan de Salud Mental. En base a ello se ha creado un grupo de trabajo multidisciplinar e intersectorial, integrado por profesionales de salud mental, salud pública, Atención Primaria, educación y servicios sociales.
“Esperamos que el Programa de Prevención de la Conducta Suicida vea la luz en no mucho de forma oficial”
Francisco Acosta Artiles, técnico del servicio de Salud Mental de la Dirección General de Programas Asistenciales
“Hemos tenido que ampliar su alcance en diversas áreas, por ejemplo incluyendo un objetivo específico para mitigar los efectos negativos de la pandemia en la salud mental y en el riesgo de suicidio”, explicó Francisco Acosta Artiles, técnico del servicio de Salud Mental de la Dirección General de Programas Asistenciales.
Como resultado se ha elaborado este Programa de Prevención de la Conducta Suicida, que incluye un objetivo general, siete objetivos específicos y 35 acciones. Todo ello con un enfoque basado en el conocimiento científico y el consenso de expertos para aquellas áreas donde aún existen lagunas, así como las adaptaciones necesarias al medio canario. “El programa está en fase de maquetación pero está finalizado. Tiene respaldo institucional y espero que en no mucho tiempo vea la luz de forma oficial”, avanzó Acosta.
La política de la unión en salud mental
Desde el ámbito parlamentario, el todos a una en el abordaje de depresión y suicidio se hizo patente a través de las voces invitadas de la cámara regional. En este sentido, Cristina Valido García, diputada del Grupo Parlamentario Nacionalista Canario, escenificó la sintonía en esta materia entre todos los grupos, así como con el Gobierno de la comunidad. “Hemos trabajado en estas cuestiones con diversas PNL en un tema con muchas aristas. Llevamos varias iniciativas al consejero de Sanidad, propuestas hechas por profesionales, y estas fueron aprobadas por unanimidad, lo que quiere decir que hay una amplia conciencia”.
De su parte, María del Río Sánchez, presidenta del Grupo Parlamentario Podemos en la comunidad, quiso reseñar que desde el espectro político es posible “hacer que estos planes y programas de verdad tengan los recursos suficientes para ser aplicados: no sirve de nada reflejarlos únicamente en papel”. “El control al Ejecutivo es muy importante”, explicó. Asimismo, señaló la importancia de tener una salud mental “con una dotación económica y de personal suficiente”.
Como cierre especial del Foro, los senadores canarios de Partido Socialista y Partido Popular, Esther Carmona y Antonio Alarcó, respectivamente, quisieron también extender su visión. Así, la primera hizo hincapié en que “el conocimiento del comportamiento suicida ha aumentado en las últimas décadas, pero tenemos que seguir investigando y hay que establecer una Estrategia Nacional de Prevención de la Conducta Suicida”. “Debemos continuar preocupándonos por esta materia; nuestra tasa indica que hay que hacer una profunda reflexión en Canarias”, añadió.
Asimismo, Carmona recordó que “el Ministerio de Sanidad tiene enmarcada la actualización de la Estrategia Nacional de Salud Mental como marco de referencia para el despliegue de acciones en los próximos años“. Se trata, según afirmó, de “dar respuesta a las necesidades preexistentes y nuevo retos”. El documento está en fase avanzada y la intención es llevarla al primer Consejo Interterritorial del SNS que sea posible, apuntó la senadora socialista.
Por su parte, Alarcó quiso apuntar la necesidad de dar un papel más relevante al abordaje de la enfermedad psiquiátrica. En este sentido, remarcó que se trata de “una enfermedad prevalente, ‘cenicienta’ de nuestro Sistema Nacional de Salud, que necesita mayor visualización”. Al mismo tiempo, señaló la importancia de contar con un Plan de Reconstrucción Psicológica en nuestro país.
“Hay una oportunidad en estos momentos: la pandemia lo ha cambiado todo. Hay que cambiar de paradigma dentro de la necesidad objetiva del sistema de crear una medicina genómica personalizada y de precisión. En psiquiatría es donde más se puede hacer”, esgrimió el senador popular.
Las reclamaciones de los pacientes
Como uno de los eslabones más importantes a la hora de tener en cuenta su abordaje, los pacientes y sus representantes también estuvieron presentes en la cita. José Ramón Pagés, coordinador de la Fundación ANAED (Asistencia Nacional para la Ayuda al Enferm@ de Depresión), apuntó así a la pertinencia de una mayor actividad desde el punto de vista legislativo, ya sea en el Congreso o en el Senado. A este respecto, defendió la necesidad de una Ley Integral de Salud Mental, una Ley específica de Prevención del Suicidio y de una Ley de formación para trabajadores del Estado sobre Salud Mental.
“Necesitamos una Ley Integral de Salud Mental y una Ley específica de Prevención del Suicidio”
José Ramón Pagés, coordinador de la Fundación ANAED
Precisamente, un mayor apoyo a esta formación fue uno de los aspectos más señalados por Pagés, quien demandó una mayor educación en suicidio y tratamiento a familiares de colectivos profesionales específicos, como Guardia Civil, cuerpo nacional de policía, Protección Civil o bomberos. Además, pidió la creación de un teléfono único estatal de prevención a cargo de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).