Edemiro trabajó durante años en una empresa de transportes como conductor de autobús. En varias ocasiones acudió a la consulta de su médico por dolencias que, según los diagnósticos, estaban relacionadas con el estrés laboral. Desde que participó en una huelga en su empresa, durante la cual fue detenido, la compañía tomó medidas judiciales contra él que, finalmente, quedaron en nada. Sí le abrieron un expediente disciplinario. Desde entonces, Edemiro presentó problemas de ansiedad y causó varias bajas por ello. Una vez que volvió a su puesto solicitó incorporarse al turno de mañana, que le fue denegado, y volvió a causar baja por ansiedad. A los pocos días, se suicidó en su domicilio. Tres años después, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) consideró que su suicidio era un accidente laboral