Prevenir el suicidio es tarea de todos

A veces las señales de alarma ponen a familia y amigos en una condición de responsabilidad afectuosa. Buscar orientación, clave. Apoyo.

Si nota que un familiar, compañero o amigo tiene cambios en su aspecto físico, manifiesta poco gusto por las cosas o expresa que su vida no tiene sentido, preste atención inmediatamente. Aunque muchas veces es resultado de una depresión o un trastorno bipolar, también puede ser una señal de alerta de alguien que de alguna manera necesita ayuda.

La psicóloga clínica Mónica Ventura, del Centro de psicología Cyam, corrobora que, aunque no es tarea de la gente alrededor prevenir un suicidio, sí hay que estar atentos a las señales que podrían indicar que esa persona requiere de ayuda profesional. Aclara que es la única manera o chance de evitarlo, pero no es un método ciento por ciento seguro.

34 personas intentaron suicidarse en las primeras dos semanas de este año en Caldas. Si se compara con los 23 del año pasado hay un incremento de 47,8%, según lo reportado por el Instituto Nacional de Salud en el segundo boletín epidemiológico del 2019.

«Estas no solo son cifras, es un darse cuenta de la responsabilidad que tenemos todos en cuidarnos y cuidar a los otros y que cuando alguien dé señales de alerta hay que buscar apoyo porque salvar una vida no tiene precio», la que habla es la psicóloga Fanny Bernal Orozco, docente de la Universidad de Manizales, quien precisa a veces las señales de alarma ponen a la familia en una condición de responsabilidad afectuosa.

Por contextos

Para Mónica Ventura, lo que se puede hacer es identificar si hay señales y ante la duda de si son de riesgo o no, tratar de conducir a la persona para que reciba ayuda profesional y si no, buscar asesoría. Para ello, advierte, hay que tener en cuenta el entorno:

1. Contexto escolar

Si un niño o joven ve que un compañero no está bien, no quiere jugar o estudiar y se aísla, debe hablar con el profesor y este a su vez conversar el psicólogo del colegio plantel y que sea él quien se aproxime y también hable con los papás, quienes deben acudir a un profesional de la salud que les ayude a ver si hay riesgo o no.

2. En la universidad y adultos en general

Tratar de aproximarse, ofrecerle ayuda y acompañamiento para que hable con un profesional. Si no quiere, debe acudir a la oficina de salud de de la institución o el trabajo y conectarse con el sistema de salud.

De acuerdo en la psicóloga Ventura, si el riesgo de autolesión es alto no es necesario que la persona acepte la ayuda, hay que dársela. «De todas maneras inténtelo por las buenasy si el riesgo persiste es deber de la comunidad velar por su bienestar, por lo menos en la fase muy crítica, porque son una amenaza para sí mismos».

¿Hay que vigilarlos todo el tiempo?

No. Es mejor estar atentos y tratar de buscarle ayuda profesional que determine cómo preceder. Por ejemplo a los padres les recomienda: No deje solo al niño o joven mucho tiempo, no permita que se encierre, pero no es algo que deban asumir sin que lo recomiende un experto porque es quien mide el riesgo.

¿Qué pasa cuando la persona lleva a cabo el acto?

Esto afecta no solo a quien lo hace, sino a los más cercanos. Si queda vivo requiere intervención y acompañamiento y los demás también tienen que convivir con el miedo de que lo vuelva a intentar, que es terrible. Tampoco saben qué hacer para volver a confiar en que la persona cuide de sí misma.

¿Es normal que haya culpa en los más cercanos?

Sí, muchos se preguntan ¿qué tengo que ver yo en todo esto? Sin embargo, considerar quitarse la vida es una decisión personal que sobrepasa las dimensiones del un problema. Por eso cuando considera que no hay solución elige el suicidio, porque no puede con el dolor que está sintiendo.

¿Hay que hablar de suicidio?

Lo que hacemos los profesionales es preguntar directamente. ¿Has pensado en la muerte, en quitarte la vida? Y el resto de mortales también lo pueden hacer si hay sospechas. Pueden decirle: Mira yo te quiero mucho, te noto mal, ¿estás pensando en hacerte daño? y ellos responden de frente: sí o no.

Ante esa confesión ¿qué hacer?

No lo regañe, más bien valide, entienda y sea empática. Muéstrele que está pasando por una temporada difícil en la que piensa que no hay salida, pero que cuenta con otras personas para dejarse ayudar y acompañar; que se permita un rato de conversación.

¿Qué sucede con esos eventos fruto de la impulsividad?

Hay intentos de suicidio con premeditación y otro, que es impulsivo. En el primero, incluso en los días previos se muestra más tranquilo y a veces hasta deja cartas, mientras que el impulsivo está orientado por una emoción muy fuerte, un desengaño amoroso, un regaño o están desesperados y pueden tener comportamientos con tendencia autolesiva, porque pierden el control.

No todos los casos están relacionados con una enfermedad mental?

Los estudios sí muestran que hay unos factores de riesgo que hacen que haya personas más proclives. Por ejemplo, los que han crecido en ambientes con padres alcohólicos, con negligencia y maltrato, con ciertos trastornos mentales, requieren procesos terapéuticos.

Intervención

La psicóloga Sandra Constanza Cañón, docente en la Universidad de Manizales, es una estudiosa de este fenómeno. Después de elaborar diagnósticos en diferentes tipos de población encontró que la intención suicida está muy presente en niños y adolescentes, que según datos de la Dirección Territorial de Salud de Caldas, es a los 15 años cuando más se presenta, mientras que la media es a los 25,5 años.

La primera intervención con un propósito preventivo la desarrolló en un colegio de Manizales. Los resultados se publicaron en revista Diversitas. (Ver recuadro Estudio)

De acuerdo con la psicóloga Cañón, para evaluar el resultado de estos talleres se aplicó de nuevo la escala de riesgo.

Al comienzo el riesgo suicida era de 42,7 (muy alto), con una autoestima baja de 56,9. Al finalizar, el riesgo había bajado a 6,8, lo que demuestra que sí es positivo desarrollar estos talleres.

La investigación demostró la importancia de que los jóvenes potenciaran habilidades sociales, que tuvieran comunicación asertiva y destrezas intelectuales con las cuales reducir el riesgo suicida.

Además, concluyeron que todos los entes de la sociedad deben estar comprometidos: no solo la familia, sino las personas de las instituciones educativas.

«Creo que desde la escucha activa: ¿qué está pasando por tu mente? ¿cómo está tu familia?, porque cuando uno se preocupa por el otro, es cuando empieza la prevención», concluye la psicóloga Cañón.

Estudio

Participaron 103 estudiantes de sexto a octavo grado.

1. Aplicación de escalas de riesgo suicida, autoestima, sentido de vida y asertividad.

2. Qué piensan: Mito y realidad sobre el suicidio. Socialización y respuesta científica.

3. Cómo me gustaría ser. Concepto de sí mismo, su forma de ser y comportarse, cómo me siente respecto al resto de personas. Cada uno construyó una silueta, enunció sus características y cuál era su yo ideal.

4. Personas significativas que le dan sentido a su vida. Con esto se conocen las redes de apoyo.

5. Cuáles son los éxitos y los fracasos, así se les ayuda a generar tolerancia a la frustración. Se les enseña a autoconstruirse.

6. Terapia a través del arte. La biodanza y expresión corporal les permite liberar emociones.

7. De nuevo, aplicación de escala de riesgo.

Para padres

La psicóloga Fanny Bernal Orozco hizo las siguientes recomendaciones:

1. En la familia y en el colegio

Trabajar en la autoestima, no la entendida como belleza, que aunque es importante no es lo esencial desde el ser humano, sino desde los recursos de afrontamiento, desde la autonomía, la toma de decisión clara y además, trabajar el proyecto de vida personal.

2. Estar atentos al consumo de sustancias psicoactivas, sobre de alcohol que es un depresor del sistema nervioso central. Los muchachos creen que ante una tristeza, una pérdida afectiva o una falla en una asignatura académica el licor les permite mitigar sus quebrantos o situaciones afectivas y eso no resuelve nada.

3. Es importante que los chicos sean más cuidadosos al elegir sus parejas, que sea alguien que acompañe y apoye, de lo contrario ante una adversidad o conflicto piensan que el mundo se les puede acabar.

4. Paralelo a la formación académica, los muchachos deberían practicar un deporte y una actividad artística porque el arte sensibiliza, pule, madura, genera valores personales, entre ellos sensibilidad, importantes para el ser humano.

5. Limitar, no prohibir, el tiempo que pasan en las redes sociales. Ese mostrarse y compararse con otros no trae buenas consecuencias.

6. Padres y cuidadores deben ser afectuosos, respetuosos, comunicativos y que además, enseñen el valor de la dignidad humana.

Atento a las alarmas

* Depresión

* Aislamiento. Toma distancia de las personas cercanas.

* Cambio de estado de ánimo importante

* Incremento de consumos

* Cambios en el aspecto físico

* Manifestar poco gusto por las cosas

* Falta de sentido de vida

* Una posible enfermedad física también generan depresión, lo mismo que los conflictos familiares (violencia intrafamiliar).

Ayúdese con la crianza

* Debe ser una crianza más comprometida y con valores múltiples.

* Papás más comprometidos no quiere decir todo el tiempo sobre el menor, porque no los dejan frustrarse y cometer errores.

* Una crianza más sana que conjugue el afecto incondicional, sin estar ligado al logro, sino a lo que es.

* Un proceso que establezca límites y disciplina ajustados a la edad y al contexto para que poco a poco el niño construya su autonomía.

* Padres demasiado estrictos desarrollan niños inseguros.

 

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