Mallory no aguantó el acoso escolar que sufrió durante un año y se quitó la vida en junio de 2017
El 14 de junio del año pasado, el mundo de Dianne Grossman se entristeció eternamente cuando su hija Mallory, de 12 años, no aguantó el bullying que sufrió durante un año y se quitó la vida.
Antes de quitarse la vida, Mallory recibió mensajes de Snapchat que le preguntaban cuándo iba a suicidarse, según cuenta su madre devastada. «Los mensajes fueron viles», explica Dianne, de 46 años, a The Sun. «Ahora me gustaría mirarla a ella [la acosadora] a la cara y decir ‘ya que te preocupaste por eso, la respuesta es el 14 de junio’. Ahí es cuando se suicidó».
Mallory iba a sexto grado. Por causas que todavía hoy los padres se preguntan, comenzó a ser hostigada por sus compañeros en forma real y también virtual, a través de las redes sociales. Evitaban tener contacto con ella, cruzaban miradas desafiantes y hasta la empujaban. La familia buscó respuestas en el colegio, pero no las consiguió. También intentó dialogar con padres de los jóvenes acosadores, aunque tampoco hubo avances.
La personalidad de Mallory iba cambiando, pero la madre pensó que era un proceso lógico de la edad: «No tenía idea de que eran signos suicidas. Mallory regresaba a casa de la escuela y me decía que había tenido un mal día porque un grupo de chicas habían sido malas con ella. Se burlaban de ella y decían que no tenía amigos, que nadie la quería y que no podía sentarse con ellas en el almuerzo», relata con dolor.
Un día sus compañeros le hicieron una «broma» muy pesada. Acordaron con Mallory que todos irían a la escuela vestidos de una manera muy particular, con una chaqueta rosa y un pantalón con lunares. Ella cumplió, pero los demás no. «Nadie se puso la ropa que habían acordado. Así se burlaban de ella», recuerda la madre.
«No fue hasta el día antes de que Mallory se quitara la vida que supe hasta qué punto las chicas la habían sometido. Ese día, Mallory había querido ubicarse en tres mesas diferentes para almorzar y las chicas le habían dicho en cada una que no le permitían sentarse con ellas. Llegó a casa y empezó a llorar».
«No sabía con quién hablar o qué hacer. Así que llamé a la madre de una de las niña sobre las cosas que su hija le había estado diciendo a Mallory. Se convirtió en una pelea verbal que duró unos 20 minutos. Ella dijo cosas como: «¿No puede su hija tomar una broma?», o «Mi hija nunca diría las cosas que usted está diciendo». Ella simplemente defendió el comportamiento de su hija».
Dianne, del estado estadounidense de Nueva Jersey, habla cuando nuevas cifras revelan que las tasas de suicidio de jóvenes británicos han alcanzado un nivel récord.
Los datos publicados por la Oficina de Estadísticas Nacionales muestran que el año pasado el 13,3% de las muertes de mujeres de entre 5 y 19 años se debieron a suicidio, lo que representa un aumento de más de un tercio desde 2016. Es el porcentaje más alto registrado desde que comenzaron los registros en 2001.
Un año después de la muerte de su hija, Dianne y Seth Grossman presentaron una demanda civil contra la Junta de Educación del municipio de Rockaway, el municipio y los empleados de la escuela. La demanda nombró al superintendente, al director, a los maestros, a los ayudantes de almuerzo, a un bibliotecario y a un consejero vocacional, así como a los estudiantes que presuntamente son acosadores.
Dianne dijo que la demanda fue presentada para responsabilizar a aquellos que no protegieron a su hija. El superintendente de escuelas, Greg McGann, renunció a su cargo. No dio ninguna razón.
El distrito, en su respuesta por escrito, niega todas las acusaciones de que él y sus empleados fueron negligentes y no protegieron a Mallory Grossman de la intimidación y el abuso.