El colegio al que asistía el menor que se quitó la vida en Marbella contrata un psicólogo para afrontar el regreso a clase tras el suceso
El suicidio de un adolescente que había anunciado de sus intenciones a través de las redes sociales el pasado viernes en Marbella ha convulsionado al colegio donde estudiaba, un centro privado de la ciudad que sigue el currículo británico. El pasado viernes, tras el suceso, el centro improvisó un protocolo a través de correos electrónicos dirigidos a las familias de los alumnos en los que les informaba de lo sucedido y les recomendaba que hablaran con sus hijos.
Al seguir el calendario lectivo del Reino Unido, los alumnos se encontraban de vacaciones. En la comunicación se anunciaba de que en la vuelta a clase, este lunes, se realizaría una asamblea extraordinaria con los compañeros de la víctima para informales de lo sucedido y se comunicaba también de la contratación de un psicólogo externo al centro para ayudar a afrontar la situación. También se pedía que se respetara la privacidad de la madre del muchacho.
En posteriores comunicaciones se informó también del traslado del cuerpo del chico al tanatorio de San Pedro Alcántara y del funeral y posterior cremación, que tuvo lugar el pasado domingo.
La cuestión central seguía siendo cómo explicar esta situación a los compañeros del chico y cómo actuar en adolescentes que podrían estar expuestos a situaciones similares. La especialista Junibel Lancho, psicóloga del Teléfono contra el Suicidio alerta de la necesidad de explicar a los adolescentes del papel esencial que pueden jugar para prevenir tragedias como ésta. «Hay que decirles que tienen que ser protectores y vigilantes de sus compañeros, porque no hay suicidio que no haya estado precedido de señales», asegura.
Papel clave
En ese sentido subrayó el papel clave de las redes sociales y destacó que ante mensajes con imágenes de autolesiones o de referencias a la muerte hay que poner la situación en conocimiento de las familias o de los colegios. «Hay que decirle a los chicos que eso no es ser chivato; al contrario, es proteger a alguien que está sufriendo y evitar ser cómplices de la situación».
En ese sentido, se muestra partidaria firmemente de que los jóvenes alerten de situaciones en las que vean que hay compañeros que se sienten aislados o superados por las circunstancias. «Hay que decírselo a los padres y hay que decirlo en el colegio», subraya.
También se muestra firmemente partidaria de que las familias controlen el contenido de los que sus hijos comparten en las redes sociales.
En relación a cómo contar este tipo de sucesos, tanto Lancho como el psiquiatra Lucas Giner advierten sobre la inconveniencia de dar excesivos detalles de cómo sucedieron los hechos, ya que ello puede provocar en los adolescentes un efecto llamada. Kancho citó el caso de un centro educativo privado de Madrid en el que el año pasado hubo tres suicidios de adolescentes. Según esta especialista, es muy común en esas edades el interés por tener relevancia y alcanzar notoriedad.
Giner también destaca el papel que están jugando las redes sociales, aunque subraya que no se las debe satanizar. «Las redes son instrumentos que pueden ser utilizados en distintas direcciones, depende de cómo se usen pueden tener un efecto u otro».
En ese sentido indica que los suicidios están precedidos de una patología, que suele existir una predisposición, y de lo que se trata es de detectarla a tiempo. «Es algo que le puede pasar a cualquiera, y por eso es muy importante el papel de compañeros y profesores».