Hay algo que no cuadra cuando escuchamos que un niño de 10 años decidió terminar con su vida.
¿Qué tan trastornada debe de estar su voluntad en plena formación o en qué sociedad se debe de vivir para que los más pequeños, que cargan de manera inconsciente con las decisiones políticas globales, y representan el ya tantas veces mencionado “futuro del mundo”, opten por acabar con su vida?
En este triste compendio, los motivos aparentes van desde la depresión por desertar de la escuela hasta el simple enojo por la falla de un aparato electrónico.
Los expertos agregan los factores de riesgo que pueden estar involucrados en una decisión, siempre tomando en cuenta y dejando claro que cada caso debería o debió haberse estudiado de manera particular.