Explicarle a un niño que un familiar ha fallecido por suicido puede ser un momento muy delicado y difícil. A continuación te damos algunas pautas a tener en cuenta en este tipo de situaciones.
Se trata de un tema en cierto modo tabú y, por eso, a menudo los padres tienen muchas dudas y preguntas: ¿se lo digo?, ¿qué le explico?, ¿cuento la verdad?, ¿se traumatizará?, ¿puede pensar en suicidarse también?, ¿cómo protejo al niño?
Es importante hablar de ello con los menores o, al menos, notificarles lo ocurrido. No somos ajenos a la realidad del suicidio, pasa con más frecuencia de la que se cree. Muchas personas nos consultan sobre este tema y, si queremos gestionarlo de la mejor manera posible, debemos tener en cuenta algunos factores que explicamos a continuación.
Suicidio y tabú social
En primer lugar, es necesario retirar el estigma social que rodea al suicidio. Antes era una muerte silenciada y no debería ser así, por varios motivos:
- Es una realidad.
- Tenemos derecho a saber la verdad.
- Es importante conocer nuestros antecedentes psicológicos.
- Las personas que sufren esta pérdida tienen que tener cabida en la sociedad, y poder hablar y encontrarse con otros en su misma situación.
A los adultos nos cuesta mucho entender que una persona se suicide, por eso a la hora de abordar el tema con los niños esa complejidad se acrecienta, nuestro miedo crece y generalmente nos vemos tentados de edulcorar el motivo de la muerte con “mentiras piadosas”.
El riesgo de recurrir a “mentiras piadosas”
Explicar un suicidio puede no ser fácil, pero es preferible hacerlo ya que:
- Mentir a los niños no suele dar buen resultado, acaban enterándose y se pone en riesgo su confianza en el adulto.
- El suicidio no es una causa de la muerte, son las lesiones asociadas al mismo las que causan el fallecimiento.
- Si no hablamos, los adultos tendremos que inhibir nuestros propios sentimientos y emociones, nos obligamos a estar contenidos y sabemos que eso también dificulta el duelo adulto.
- Es preferible que los menores se enteren de la noticia de boca de sus figuras de referencia y no por terceras personas o de manera accidental.
¿Cómo explicarles lo sucedido?
Si habéis llegado hasta aquí, habréis deducido que es preferible ser sincero y honesto con nuestros hijos, buscar una explicación adecuada a su edad y no entrar en muchos detalles ni en datos morbosos. Probablemente tendremos que explicarles incluso la palabra “suicidio”, pero a los adolescentes habrá que incluirlos del mismo modo que a los adultos.
Es un momento clave para facilitar la expresión emocional, dejándoles que expresen sus emociones libremente, si no es adecuada la corregiremos, pero lo más importante es que se expresen, que no se guarden nada dentro.
Sabemos que cada situación es bastante única y diferente a las demás. Pero, en reglas generales, los puntos que tenemos que tener en cuenta para explicarle a un menor de edad lo sucedido, son los siguientes:
- Elegir un lugar tranquilo y un momento adecuado para poder dar el mensaje sin ninguna interrupción ni distracciones.
- Es importante trasmitir el mensaje con un lenguaje claro y simple, también honesto pero siempre con mucha delicadeza. Y, sobre todo, apropiado a la edad y madurez del niño. Además de comunicarles lo que pasó, podemos dar una explicación de lo que significa el suicidio.
- Como hemos dicho, es fundamental que en ese momento se puedan expresar las emociones. Cualquier emoción que sienta el niño, debe ser validada por el adulto. Es importante decirle que está bien sentirse triste, confundido, enojado o como se encuentre.
- Sobre todo, debemos ser muy empáticos. El niño debe saber que estamos allí para apoyarlo y echarlo cuando necesite.
- Además de todo eso, es súper importante ofrecer una explicación simple sobre la salud mental. Debemos hacerle entender que así como el cuerpo puede enfermarse, también lo puede hacer la mente.
Reacciones comunes del niño ante un duelo por suicidio
Hay algunas reacciones que nos podemos encontrar con mayor frecuencia:
- Culpa: es importante quitarles responsabilidad, nada de lo que los niños hagan suele provocar la muerte. Tienen que entender que a veces las personas están enfermas y no piensan con claridad, y que en otras ocasiones en las que no se han portado bien nunca ha ocurrido ninguna muerte.
- Abandono: es normal que el menor tenga miedo a quedarse solo de manera repentina. Por eso garantizaremos la seguridad del niño, no alteraremos sus rutinas y le garantizaremos el cuidado. Tienen que saber que lo que ha pasado no es lo habitual, que la decisión de poner fin a la propia vida no es algo que pase normalmente. Podemos usar como ejemplo las muertes de otros familiares y así rebajar la angustia que pueda generarle este tema.
- Ver la muerte como algo contagioso: para evitarlo, reforzaremos su sensación de seguridad e incidiremos en el hecho de que una muerte así es poco habitual.
- Reacciones de enfado con el fallecido: es una reacción normal, a los adultos también nos pasa. Permitiremos la expresión emocional y luego nos centraremos en preservar el recuerdo de la persona fallecida.
- Los “por qué”: surgen mil preguntas acerca de lo sucedido y, aunque es difícil, es importante explicarle al niño que hay preguntas que no tienen respuesta. Le diremos que nosotros tampoco podemos responder a eso que le inquieta y que probablemente no haya una respuesta satisfactoria.
Este tipo de pérdida muchas veces genera reacciones más intensas. Por tanto, es importante recurrir a expertos para orientar a los niños y a los adultos de su entorno para abordar el duelo en estas situaciones.