El Colegio de Psicólogos de Castilla y León, advierte a los padres de que «las autolesiones son un sucedáneo del suicidio»
Además de los delitos sexuales entre menores, se han disparado desde la pandemia los suicidios e intentos autolíticos, principalmente a partir de los 15 años. «Detras de cada uno de estos suicidios hay veinte intentos fracasados», advierte a los padres Jesús de Blas, el vicedecano del Colegio de Piscólogos de Castilla y León. «Las autolesiones son un sucedáneo del suicidio y no sirve simplemente con quitarles el móvil o las cuchillas; hay que tratarlo por especialistas, porque si les cerramos las puertas les encaminamos al suicidio». Un problema que no es individual, subraya, sino de salud pública y que no hay que silenciar. Los psicólogos han detectado que por Internet, los chicos esconden códigos en los que expresan su intención de quitarse la vida.
«Algunas frases que se comunican por Whatsapp y que aparentemente no tienen sentido, como «no me queda más jamón» o «se me ha acabado el champú» advierten de intentos de suicidio», indica De Blas. «Lo tienen que controlar los padres, son críos que están sufriendo, en un estado de anomia, de no tener objetivos ni saber para qué valen, una desesperanza que les produce un sufrimiento y ellos se organizan».
Sobre el incremento en los delitos contra la libertad sexual, obedece, explica, a que «no han adquirido capacidades de control del comportamiento, de ponerse en los sentimientos de la víctima».
Por ello, la educación y la familia son las herramientas esenciales para el control de estas conductas. E insiste en que la delincuencia «no es un problema psicológico, de salud mental, sino consecuencia de un proceso educativo del menor».