MARTES, 15 de marzo de 2022 (HealthDay News) — Es difícil ayudar de antemano a las personas que mueren al suicidarse con un arma de fuego, y son distintas a las que se suicidan con otros medios, encuentra un estudio reciente.
«Las que murieron al usar un arma de fuego eran más propensas a haber comunicado sus pensamientos suicidas a otras personas en el mes anterior a su muerte, pero no está claro con quién hablaron», señaló la autora principal del estudio, Allie Bond, estudiante doctoral del Centro de Investigación sobre la Violencia con las Armas de Fuego de Nueva Jersey, de la Universidad de Rutgers.
Las personas que ponen fin a sus vidas con un arma de fuego también son más propensas a no haberse intentado suicidar antes, en comparación con las personas que utilizan otros métodos, encontró el nuevo estudio.
Pero muchas de estas tragedias se pueden prevenir.
«Educar a los miembros de la comunidad para ayudarlos a reconocer los riesgos, hablar sobre el almacenamiento de las armas de fuego y conectar a las personas en riesgo de suicidio con el tratamiento es una estrategia clave para prevenir estas muertes, y para reducir las tasas de suicidio«, comentó Bond en un comunicado de prensa de la universidad.
En el estudio, el equipo de Bond analizó los datos del Sistema Nacional de Notificación de las Muertes Violentas de EE. UU. sobre más de 234,000 personas que murieron por un suicidio entre 2003 y 2018.
Los investigadores encontraron que las que se suicidaron con un arma de fuego fueron más propensas a hablar sobre el suicidio en el mes anterior a acabar con sus vida que a pedir ayuda y buscar tratamiento de salud mental.
Apenas un 26 por ciento de las que se suicidaron con un arma de fuego tenían un historial de tratamiento, en comparación con un 40 por ciento de los que acabaron con sus vidas por otros medios.
El estudio también mostró que un 10 por ciento de los que utilizaron un arma de fuego tenían un historial de intentos anteriores, frente a una cuarta parte de las personas que utilizaron otros métodos.
Otro hallazgo fue que las personas que usaron un arma de fuego fueron mucho más propensas a morir en su primer intento. Alrededor de un 90 por ciento de los intentos de suicidio en que hubo un arma de fuego implicada resultaron en la muerte, en comparación con menos de un 5 por ciento de los intentos con todos los demás métodos combinados.
El estudio se publicó en la edición en línea del 14 de marzo de la revista JAMA Network Open.
«Todas las personas de nuestra muestra murieron por suicidio, de forma que cada persona representa un final trágico, pero nuestros hallazgos resaltan que tenemos dificultades para prevenir los suicidios con armas de fuego porque las personas que eligen usar un arma de fuego con frecuencia no muestran señales de riesgo de suicidio y no buscan una atención que de lo contrario podría ayudarlas», señaló el coautor del estudio, Michael Anestis, director ejecutivo del centro de investigación sobre la violencia con las armas de fuego y profesor asociado de salud pública urbana y global.