Manuel Franco, presidente de la Sociedad Española de Psicogeriatría, analiza las principales secuelas de la pandemia en la salud mental de los ancianos
La atención de la salud mental del paciente anciano todavía “tiene un largo recorrido por delante”. Así lo ha dicho Manuel A. Franco Martín, presidente de la Sociedad Española de Psicogeriatría (SEPG), en esta entrevista para El Médico Interactivo. Asimismo, ha expresado su experiencia como jefe de Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario del Río Hortega de Valladolid-O y Complejo Asistencial de Zamora, y coordinador de la Alianza Estratégica de Salud Mental.
¿Cuál es la situación de la Psicogeriatría en España?
Tenemos mucho camino que recorrer, porque en este momento no hay un reconocimiento de capacitación específica clara en la convocatoria de plazas ni en la definición de plazas psicogeriátricas.
Tenemos la Sociedad Española de Psicogeriatría y una formación específica en Psicogeriatría. Incluso hay un reconocimiento de una formación específica en el MIR de capacitación de Psicogeriatría; sin embargo, la realidad es que no hay plazas, en general, solo hay servicios concretos.
¿Qué supone esa falta de plazas?
Cuando no hay plazas de Psicogeriatría, los mayores reciben la atención de psiquiatras en general, que no siempre están especializados.
¿Qué aporta la especialización en este ámbito?
La Psicogeriatría tiene unos aspectos diferenciales, en parte psicológicos, como es la vivencia de la pérdida de funcionalidad, la vivencia de la pérdida de familiares, etc., y de los apoyos de seres queridos. Además, el abordaje del deterioro cognitivo forma parte de la Psicogeriatría, la Psiquiatría de la persona mayor.
¿Qué experiencia hay en países de nuestro entorno?
En Reino Unido, por ejemplo, existe un reconocimiento de la especialidad. En otros países, como Holanda, hay un reconocimiento y se considera como una capacitación especial. Aquí, en España, no.
¿Cuáles son las principales características de la salud mental de los mayores?
En la atención a la salud mental de las personas mayores hay una serie de condicionantes que debemos tener en cuenta. Por ejemplo, en las zonas rurales hay una mayoría de habitantes mayores, y son quienes menos capacidad de movilidad tienen. Alguien que vive en un pueblo debe desplazarse a la capital para recibir atención. Para una persona joven puede ser más o menos molesto, pero es bastante viable; sin embargo, para una persona mayor es un problema, un coste adicional.
Por tanto, es necesario tener en cuenta su hábitat.
Sí, un aspecto destacado en la relación con estas personas es verlas en su entorno. No es lo mismo visitarlas en una residencia o en su casa, con sus cuidadores, con las personas que están a su alrededor, o en la consulta. Todos estos aspectos hacen que haya mucho camino por recorrer.
¿Cuál es el principal problema de salud mental de los ancianos?
En los últimos años hay una palabra que define la salud mental de los mayores, y es la soledad.
Y se ha acentuado durante la pandemia.
Por protegerles, en muchas ocasiones quienes vivían en la comunidad, o sea, en sus casas, se han quedado solos. Los hijos y los familiares han dejado de ir a visitarles, de estar con ellos, para protegerles del virus. A la vez, les han dejado vulnerables psicológicamente, porque han estado solos.
¿Esta soledad también ha aumentado en las residencias?
En algunos casos, por cuestiones de la COVID-19, los residentes se han visto en situaciones de aislamiento, se han reducido los servicios. También se han limitado las visitas de los familiares y han disminuido las salidas de la residencia.
¿Cuáles son o serán las consecuencias?
El valor de un año en una persona joven es un año más, mientras que en una persona mayor es un año menos. Muchas personas mayores actualmente están, en cierta medida, casi muriendo de pena. Es un grave problema actual que debemos atender, y requiere un esfuerzo importante para mejorar.
Ya hemos observado un incremento de los cuadros depresivos, así como de los intentos de suicidio en personas mayores en situaciones de abandono. Han aumentado de forma considerable los trastornos afectivos y cognitivos en estos pacientes. No necesito estadísticas para saberlo, lo estamos viendo en las consultas.
¿Qué consecuencias ha observado en el ámbito cognitivo?
El último año y medio se ha caracterizado por el aislamiento social. Si uno busca cuál es la mejor técnica de prevención del deterioro cognitivo, es la estimulación; es decir, hemos hecho lo contrario a lo que definimos como envejecimiento saludable, como técnicas de prevención de la demencia. En este tiempo ha aumentado el riesgo de deterioro cognitivo, de empeoramiento de cuadros incluso afectivos.
La falta de contacto social ha sido notable, y realmente se está notando, como he dicho, por el incremento de los intentos de suicidio, de los cuadros de depresión, de primeros problemas asociados al deterioro cognitivo, etc.
¿En qué medida la telemedicina se ha podido practicar con los pacientes ancianos?
El empleo de las tecnologías por parte de las personas mayores siempre supone una complicación añadida. No son herramientas de su tiempo, aunque más o menos en muchos casos se han adaptado. La verdad es que sí hemos podido dar soporte a las residencias gracias a las tecnologías. Hemos buscado este soporte para no dejarles aislados. Realmente, sí nos han ayudado y nos han permitido ofrecer una continuidad en la atención de las personas mayores.
¿En qué circunstancias resulta imprescindible la consulta presencial?
En el ámbito de la Psiquiatría y de la Psicología la consulta presencial es imprescindible siempre que nos enfrentamos a un primer caso que no conocemos, porque necesitamos saber muchos detalles, mucha información que, evidentemente, nos va a reportar una entrevista cara a cara. Creo que a partir de la primera consulta, cuando ya tenemos el diagnóstico del paciente bien definido, tiene cabida la teleconsulta, es decir, en las revisiones, el seguimiento, etc.
¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de la atención a distancia?
Cuando hacemos una entrevista psiquiátrica o, incluso, psicológica, no solo es importante lo que se dice, sino también cómo se dice, el contexto en el que se dice, los gestos, los movimientos, etc. Evidentemente, en la videoconferencia nos perdemos bastante información.
Mi consejo es que las primeras consultas y las evaluaciones neuropsicológicas, siempre que se pueda, se hagan cara a cara. A partir de ahí, la teleconsulta constituye una ayuda destacada, incluso fuera del tiempo COVID. Evitamos al paciente la molestia de trasladarse, por lo que en el futuro estas infraestructuras se seguirán empleando, no cabe duda.