Se ha doblado el número de llamadas de personas con ideas suicidas; la mayoría tiene entre 26 y 55 años
24 horas al día los siete días de la semana. Sean las diez de la mañana, las seis de la tarde o las tres de la madrugada, siempre hay una voz cálida al otro lado de la línea. Son los 1.500 voluntarios del Teléfono de la Esperanza (presentes en 30 provincias), que durante los tres meses de confinamiento por la crisis sanitaria del Covid-19 han estado, también ellos, en primera línea. No una primera línea física, pero sí anímica y emocional donde sus palabras de aliento, su ánimo han acompañado a muchas soledades y han rebajado la ansiedad, la angustia, el duelo… trabajando las emociones y ayudando a combatir las crisis psicológicas que arrastra la pandemia. Y ellos también han salvado vidas. Se podría decir que muchas vidas.
La organización acaba de publicar su estadística de llamadas desde el 13 de marzo, el día que el Gobierno decretó el Estado de Alarma, hasta el pasado domingo día 21 de junio. En estos tres meses largos han recibido 47.401 llamadas, un 50% más de lo habitual y prácticamente el 40% de todas las que reciben anualmente (unas 120.000). Esto arroja una media de 474 personas atendidas cada día por este servicio telefónico del Tercer Sector. Pero quizás el dato más escalofriante es que el 4% de todas esas llamadas (un total de 1.835) recibidas en estos meses tenían de fondo la temática suicida. Y es un dato preocupante porque supone un incremento del 97% sobre la cifra habitual, es decir dobla la cantidad de llamadas con ese inquietante trasfondo. Y hay un dato aún más perturbador: 57 de esas llamadas fueron para comunicar que ya estaban tratando de suicidarse (lo que se llama suicidio en curso), y esa cifra es un 137% mayor que la del mismo periodo de tiempo de 2019. Por edades, son los que tienen entre 26 y 55 años los que más llamaron con ideas suicidas y donde se registran también los mayores incrementos.
En tres meses el Teléfono de la Esperanza ha recibido casi 48.000 llamadas, el 50% más que el año pasado
La soledad (en España hay 4,7 millones de persona que viven sin compañía, casi la mitad son mayores de 65 años) y la falta de agarraderas emocionales con el exterior suelen estar detrás de esas casi 20 llamadas diarias que han recibido los voluntarios del Teléfono de la Esperanza de personas que estaban tan desesperadas como para pensar en querer quitarse la vida. «Hemos notado que lo que más ha subido es la ideación con el suicidio, el pensar en ello. Hemos atendido a mucha gente con ideas suicidas», explica . José María Sánchez Orantos, secretario técnico del Teléfono de la Esperanza. Aunque aún no hay estadísticas oficiales de si en los durísimos meses del confinamiento se han producido más suicidios que en el mismo periodo de tiempo del año pasado, Sánchez apunta que los especialistas prevén que entre la crisis económica que se avecina y el estrés postraumático que dejará el encierro, se puede producir un repunte de casos. «Va a ser un problema que vamos a tener muy presente por lo que desde el Teléfono vamos a tratar de reforzar la prevención», avanza. Las llamadas de temática suicida se desglosan de la siguiente manera: 1.041 fueron de ideación suicida (el 60% más); 237, de crisis suicida (el 94% más) ylas antes citadas 57 de suicidio en curso (el 137% más). Hubo 4 chavales menores de 18 años que llamaron con el suicidio en curso. «Normalmente intentamos retenerle, hablar con él, tranquilizarle, hacerle ver las cosas de otra manera… y avisamos al 112.»
«Lo hemos pasado muy mal»
El responsable atribuye el incremento general de llamadas recibidas en el servicio a la situación crítica que ha vivido la gente durante la pandemia. «Lo hemos pasado todos muy mal, el malestar psicológico por el confinamiento, los miedos al contagio y a salir a la calle, el aislamiento y sobre todo las situaciones de duelo por las decenas de miles de muertos han pasado sin duda factura».
Otras cifras que figuran en la estadística del Teléfono de la Esperanza indican que se registraron 5.700 llamadas (el 12% del total) con la temática Covid-19 de fondo y otras cerca de 7.700 llamadas (el 17%) del total de personas mayores de 65 años. «En tan difíciles circunstancias, queremos hacer un llamamiento a todos nuestros conciudadanos, pidiéndoles que, hoy más que nunca, primen el valor de la solidaridad en sus vidas. Pues quizá tuviera razón Tolstói cuando dejó dicho que nuestro bienestar sólo es posible cuando admitimos los lazos que nos ligan a todas las personas del mundo sin excepción, dicen desde el Teléfono de la Esperanza.