Este enfermero contó su situación después de tener que presenciar el fallecimiento de una niña a la que estaban atendiendo
Alberto Luque es un enfermero que trabaja para el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) subido a una Uvi en Alcázar de San Juan, municipio de Ciudad Real. Hace un tiempo, tuvo que presenciar una complicada situación que le marcó drásticamente: el fallecimiento de una niña a la que estaban atendiendo.
“Un día pensé que la única salida era desaparecer, dejar de vivir era la única forma de seguir viviendo y hoy todo aquello pasó, soy feliz”, contó públicamente en su cuenta de Facebook. Días hundido en la tristeza, de llorar a escondidas porque no sabía qué pasaría si contara que el motivo de su tristeza era por una paciente. Incluso llegó a pensar en el suicidio.
Gracias a la ayuda psicológica, Luque pudo superar el “shock” que le produjo la muerte de la menor. Y no solo eso, sino el miedo a que volviera a suceder la misma situación con otro menor. Confesó su “pensamiento más inconfesable”, y que había pensado en “la muerte” como la única salida: “Es duro abrazar a una hija sintiendo culpa, pensando que no es justo que aquel padre no pudiese hacer lo propio. Mi hija vivía y era feliz, la suya no”. “Solo quería dejar de sufrir, cerrar los ojos y adiós”, añadió el enfermero. La psicología revirtió su situación.
Luque da las gracias “a una mano amiga”, que le ayudó a entender que “nadie es un Dios que todo lo pueda como ser individual», así como que le ayudó a externalizar “algo tan tabú” que le había abierto claridad a sus ideas.
Por otro lado, también cuenta que a la edad de 17 años tuvo que aceptar que una persona muy querida para él acabara con su vida y afirma así que “pedir ayuda es la salida más inteligente”: “Por aquellas personas que no supieron o no pudieron. Hueso a traumatología, corazón a cardiología… Y mente a psiquiatría y psicología. Visibilizar ayuda a superar”. Así, pide “no tomar a broma” estas situaciones.