Donostia– Las cifras de suicidio y tentantivas de suicidio se mantienen estables en los últimos años. “Son muy elevadas, pero estables, precisamente por eso, por la falta de intervención en prevención”, sostiene Sandra Ranea.
¿Cuántas intervenciones llevan a cabo al año?
-Entre intentos de suicidio y suicidios consumados hablamos de unas 850-900 intervenciones al año en los tres territorios. Hablamos de unos 160-170 suicidios consumados en los que intervenimos y tenemos conocimiento. Hay que tener en cuenta también la cifra oculta, esos son suicidios que quedan reflejados como sucidios, pero también hay un número indeterminado de muertes que quedan enmascaradas como accidentes y que han podido ser motivados por un suicidio.
¿Son cifras estables a lo largo de los últimos años?
-Las cifras, a todos los niveles, se mantienen estables a lo largo de los años;son muy elevadas, pero estables, precisamente por eso, por la falta de intervención en prevención.
¿Cuál es el porcentaje de éxito de las intervenciones de la Er-tzaintza?
-Solamente dos suicidios que comenzaron como tentativa de suicidio se consumaron, lo que quiere decir que, prácticamente, en el 100% de los intentos de suicidio en los que interviene la Er-tzaintza se resuelven de manera satisfactoria. Luego está el equipo de negociación de la Ertzaintza que lleva funcionando desde 2016. Funcionan las 24 horas y ofrecen y reciben formación específica en intervenciones tanto en incidentes de naturaleza suicida, como extorsiones, secuestros, atrincheramientos… es el equipo específico que se dedica a la negociación en situaciones de alto riesgo. Hasta la fecha hay que decir que han tenido un éxito del 100% en todas sus intervenciones.
¿En qué casos interviene?
-Por ejemplo, cuando estamos en un intento de suicidio y vemos que hay que mantener una conversación, una negociación con esa víctima hasta que consigamos neutralizar el incidente, tranquilizarlo y relajar esta crisis emocional que está sufriendo. Se desplaza al lugar y hace el relevo al equipo que esté haciendo la primera intervención, ellos se encargan de gestionar la conversación, de dirigir y llevar a cabo la conversación con la persona en riesgo de suicidio. – M. Martínez