Todo esto que voy a describir a continuación lo aprendí del experto en la materia Don Pedro Martín-Barrajón en el curso sobre abordaje del suicidio que hizo en Valencia el pasado mes de mayo. Desde que empecé a divulgar online tenía la eterna duda de si hablar sobre suicidio o no, pero, como me dijo el Sr. Martín-Barrajón, lo importante es hablar del suicidio desde el conocimiento científico y no desde los mitos o el miedo.
»El suicidio es una solución eterna a lo que a menudo es un problema temporal». Muchas veces nos preguntamos por qué llegan las personas a hacerlo y es porque los pensamientos suicidas causan visión de túnel y hacen que nos bloqueemos mentalmente y no veamos más que dos salidas: seguir sufriendo o quitarse la vida. Seamos claros, nadie quiere morir, la mayoría de personas en esta situación lo que quiere es dejar de sufrir.
Y por supuesto, no es un acto de libertad, puesto que nadie se suicida de felicidad, el factor común es un profundo e insoportable sufrimiento emocional, que consideran interminable, y al que no encuentran solución presente, ni futura. Tenemos que ver que quien tiene estos pensamientos quiere dejar de sufrir, el suicidio es desesperanza. Y a veces esta desesperanza es tan invasiva que se nos puede pasar por la cabeza dejar este mundo, con tal de dejar de sufrir.
El problema del suicidio es no hablar de ello. No porque hables del suicidio vas a incitarlo, si hablas abiertamente del suicidio el estigma se reduce, más del 40% de supervivientes terminan enquistado su dolor y desarrollando un problema de salud mental. Además, hablar sin miedo de él hace que la persona no se sienta sola e incomprendida, y alivia la angustia al sentirse escuchada sin ser juzgada y ser entendida la magnitud de su sufrimiento. Puede que quien esté planteándose suicidarse encuentre la oportunidad de cuestionarse y hacer autocrítica de su propósito autodestructivo al comprobar que aún hay alguien dispuesto a escucharle.
No te tomes a broma el suicidio, hay un bulo que dice que »quien lo dice, no lo hace ya que es una llamada de atención». Solemos menospreciar (o subestimar) el sufrimiento y las emociones de los demás y ahí está el problema, si alguien está mal y te lo dice, no lo hace por fastidiarte, lo hace porque necesita ayuda y no sabe qué hacer, míralo desde esa perspectiva.
Por último, aunque pienses que no hay salida, siempre habrá alguien ahí. Puede que en tu caso el suicidio no sea una solución a todos tus problemas, sino el problema a todas las soluciones que no has intentado aún. Aunque pienses que no le importas a nadie, tienes familiares, amigos, conocidos, personal sanitario y demás personas que si les cuentas que te pasa estarán ahí para escucharte y hacerte ver que no estarás solo. Es una mala racha, no te lo niego pero siempre hay salida. Hablar puede salvar. Como apunta Anna Canet: «no digas que no puedes, di que todavía no sabes cómo».