Más de 800 mil personas se quitan la vida cada año, según revelan datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El suicidio es la segunda causa de defunción en adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años. En el mundo cada 40 segundos alguien decide suicidarse.
En Costa Rica no estamos ajenos a esta cruda realidad y prueba de esto es que no podemos cerrar un mes en blanco, lastimosamente este es un mal que no distingue ni edades, ni estratos sociales.
Cuando vemos estas cifras, posiblemente el corazón se nos estruja y nuestra mente entra en un mar de dudas, ¿por qué?, ¿qué pasó?, ¿quiénes eran estas personas?, ¿cómo estarán sus familias? y un sinfín de cuestionamientos que jamás tendrán una respuesta certera.
El suicidio tiene muchas causas aseguran los expertos: emocionales, psiquiátricas, económicas, relaciones interpersonales, consumo de licor y drogas, estrés, etc.
En los últimos meses la muerte de conocidos de la farándula ha sido el titular de diarios, cadenas de televisión, emisoras de radio y redes sociales en todo el mundo.
Y no podemos obviar la gran cantidad de mujeres y hombres que han dejado a sus familias con un hueco en el corazón ante su ausencia; hemos visto casos tan dramáticos como el de la madre que se iba a tirar de un puente alajuelense con su bebé.
El puente del Saprissa de igual forma ha sido escenario de muchos de estos casos por lo que las autoridades deberían darle prioridad a la atención de un sector tan crítico, es decir, tienen la obligación de evitar que actos de esta índole se sigan repitiendo.
Hace unos meses se había hablado de implementar unas estructuras que impidieran que la gente se pueda tirar, sin embargo vemos que eso ha quedado en nada y lamentablemente mientras deciden si hacen o no hacen, la gente se sigue lanzando de dicho puente, prueba de ello fue el suceso reportado ayer donde se dio el suicidio de una persona precisamente en este lugar.
Si por el hecho de que estamos en recesión económica el tema de las estructuras no es posible en este momento, lo ideal sería que por lo menos destinen un par de policías en varios turnos para que vigilen la zona, no puede ser posible que no haya semana que alguien no se tire o intente hacerlo.
El problema es que no siempre hay buenas personas que vayan pasando por este lugar e impidan que otros se lancen como vimos hace unos días en las redes sociales, cuando un hombre hizo hasta lo imposible para que otro no se matara.
Lastimosamente, conforme aumente el desempleo, las rupturas familiares y los problemas económicos, se van a presentar más casos. Como sociedad no podemos seguir permitiendo que las personas cercanas a nosotros se dejen morir de esta manera.
Estemos atentos a quienes nos rodean porque ninguno de nuestros familiares y amigos sobra en nuestras vidas.
Cada persona cuenta, la muerte por suicidio se ha convertido en un tema de interés público, no en vano la OMS hace llamados para que los gobiernos tomen medidas de prevención urgentes. “Los suicidios son prevenibles. Para que las respuestas nacionales sean eficaces, se necesita una estrategia integral multisectorial de prevención”.
Costa Rica no puede quedarse atrás, en este país la inversión en salud emocional es casi nula, los programas existentes en la seguridad social son arcaicos, hace falta explorar en nuevos métodos que son posiblemente más costosos, pero eficaces en menos tiempo.
Cada muerte por suicidio debe ser como una alarma de emergencia, no pueden las autoridades de salud y similares quedarse de brazos cruzados, hay que poner el engranaje a funcionar antes de tales desenlaces. Hay detonantes que no pueden obviarse, todos estamos llamados a reaccionar.