La Agrupación Reformista de Policías (ARP) ha presentado un plan de prevención de suicidios en el ámbito de la Policía Nacional, el primero dirigido a este cuerpo, ante la que es considerada como la primera causa de muerte entre los agentes, con 152 fallecimientos entre los años 2000 y 2016 según datos facilitados por el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. Factores como la organización del trabajo, clima laboral, liderazgo, percepción sobre el trabajo, exigencias emocionales, estado de salud asociado al trabajo, conciliación de la vida laboral, familiar y social, el trabajo a turnos y nocturno, son variables propias de la profesión policial que causan graves trastornos psicosociológicos y que pueden derivar en problemas. Las patologías que más se asocian al colectivo son trastornos ocasionados por estrés postraumático, ansiedad y depresión, las cuales pueden provocar desde alteraciones del sueño, pasando por la adicción al alcohol y drogas, pudiendo finalizar en el suicidio. El documento ha sido enviado ya al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, y al director general de la Policía, Francisco Pardo, para que tomen nota y puedan implementarlo de manera que la institución cuente con un plan de prevención de suicidios como el que tiene ya la Guardia Civil. En los últimos años varios sindicatos policiales vienen reclamando la creación de gabinetes de atención psicológica que aborden, entre otros problemas, el suicidio de agentes. El estudio advierte de que «muchos policías no son conscientes de sus problemas y se resisten a recibir apoyo o ayuda» mientras que «otros, siendo conscientes de su situación, hacen grandes esfuerzos para limitar sus deficiencias». Más profesionales cualificados Así, el documento llama la atención sobre «la fuerte oposición que suelen presentar los policías a asumir que tienen un problema mental» y, también, a solicitar ayuda, por su arraigo hacia esa «subcultura policial que exige ser duros y resolutivos». De ahí que si el policía sigue ejerciendo sin recurrir a la asistencia de un profesional cualificado, es muy probable que con el tiempo surjan en su vida serios contratiempos. Es por ello que la Agrupación Reformista de Policías ha diseñado un plan para detectar las señales previas al suicidio, superar las barreras que impiden a los policías tomar conciencia de que están enfermos y proporcionarles asistencia especializada. Una situación en la que los familiares de los policías juegan un papel fundamental tanto en la detección del problema y su aceptación como en el acompañamiento del proceso terapéutico. Aquí, el sindicato considera fundamental «garantizar al policía la confidencialidad del tratamiento, la confianza y complicidad para afrontar el problema, así como la búsqueda de soluciones,» de manera que el agente afectado tome conciencia de su situación, pida ayuda y acceda al tratamiento. Ayuda a la elaboración de análisis Una iniciativa que aspira a ser incorporada por la Policía Nacional a su estructura organizacional como «herramienta abierta y flexible», y que abra la puerta a elaborar análisis y estudios sobre esta materia, ya que hasta la fecha no han realizado muchas revisiones con respecto al suicidio de policías en nuestro país. Entre las propuestas, el sindicato propone la creación de una unidad especializada en atención psicosocial conformada por psiquiatras y psicólogos, dependiente de la Dirección General; un teléfono gratuito de atención a policías, familiares, amistades y compañeros, con funcionamiento las 24 horas del día, confidencial, permanente y gestionado por personal especializado. También la elaboración de un registro anónimo de bajas psicológicas, así como de un registro exhaustivo de suicidios y tentativas de suicidio policiales, la determinación de puestos de trabajo específicos que pueden desempeñarse sin arma, reuniones periódicas en la que los policías detallen las causas de su estrés y planes de formación en materia de prevención del suicidio.