Reducir el sufrimiento humano no depende en exclusiva de instituciones; es, sobre todo, una tarea personal que nos exige abandonar nuestro individualismo y acercarnos al otro, a los otros…
El 10 de septiembre de 2015 solicitábamos en el Parlamento de La Rioja un Plan autonómico de prevención del suicidio. Hoy, tres años después, este Plan está elaborado, ya se están dando pasos, ya hay respuestas, recursos y actuaciones encaminadas a la prevención.
Este proyecto, que se inició dentro del III Plan de Salud de La Rioja, ya tiene entidad propia. Es tan importante el objetivo, son tantas las personas implicadas, la voluntad de trabajo, el interés y la gestión de recursos realizada, que podemos unirnos al lema que la Asociación Internacional para la prevención del suicidio ha elegido este año: ‘Trabajando juntos para la prevención del suicidio».
Somos muchos los que estamos trabajando juntos en esta Comunidad: médicos, psiquiatras, psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales, docentes, abogados, policías, periodistas, trabajadores y voluntarios de diferentes asociaciones que tenemos como objetivo el cuidado de la salud emocional de las personas, afectados y supervivientes. Y seguiremos haciéndolo.
Seguiremos trabajando juntos… porque detrás de impactantes estadísticas están millones de historias personales de aquellos que, por muchas razones diferentes, han cuestionado el valor de sus propias vidas. La realidad está a nuestro lado, allí donde miremos es posible conocer a personas que pasan por momentos de intenso sufrimiento psicológico. La mayoría conocemos a alguien que ha vivido o está viviendo esta realidad.
Porque sabemos que cuidar y escuchar a alguien que experimenta este sufrimiento intenso, sin juzgarle, puede ayudarle a reducir su angustia. Sabemos que hablar de ello no incita a hacerlo; al contrario, ofrece la posibilidad del desahogo y el alivio y permite buscar ayuda.
Porque sabemos que las personas que han vivido un intento de suicidio a menudo hablan emocionados acerca del momento en el que no veían otra alternativa. Algunos describen cómo se daban cuenta de que no querían morir, sino que necesitaban que alguien interviniera y los detuviera. Otros buscaban activamente a alguien que pudiera sentir su desesperación e interesarse por su situación. Y eso fue lo que les ayudó.
Porque queremos estar al lado de quien atraviesan una crisis de este tipo, escuchando su desesperanza, mirándole a los ojos y dándole la mano.
Porque sabemos que no hay una fórmula concreta, fácil y rápida que haga que las cosas, los sentimientos o el dolor cambien. Las personas que han pasado por un episodio de pensamiento suicida severo a menudo dicen que no estaban buscando un consejo específico, pero que la compasión y la empatía de otros les ayudaron a cambiar las cosas de algún modo y les llevaron hacia la recuperación.
Porque queremos estar al lado de los familiares y amigos que sufren junto a quienes tienen deseos de morir. Al lado de los que se sienten a veces impotentes, casi siempre perdidos y agotados, siempre asustados.
Porque queremos estar al lado de quien ha perdido una persona querida por suicidio. Al lado en ese difícil y duro proceso de duelo teñido en muchas ocasiones por la vergüenza y la culpa.
Seguiremos trabajando juntos… para romper el tabú, el silencio asociado al suicidio y eliminar el estigma históricamente asociado, que solo sirve para añadir más sufrimiento al intenso dolor asociado a esta realidad.
Para que se elabore un Plan Nacional de Prevención del Suicidio que genere un marco para la creación de planes autonómicos y dotación presupuestaria para su puesta en marcha y ejecución.
Para mejorar la Atención Primaria de salud en referencia a la detección de personas en riesgo y se incremente la calidad de los servicios de Salud Mental, los recursos humanos y económicos, al tiempo, que se implementan campañas que aminoren el estigma social que acompaña a la enfermedad mental.
Para desarrollar Planes de formación para profesionales de la salud, de la enseñanza, trabajadores sociales, personal de los servicios de emergencia y de los cuerpos de seguridad, y trabajadores en el ámbito de tercera edad.
Para que se escuche y se dé apoyo a las organizaciones dedicadas a la prevención y a aquellas en las que se encuentran los afectados y sus familias.
Para que los medios de información ofrezcan una comunicación veraz y preventiva, dando visibilidad al problema y a las estrategias preventivas. Una información que realmente ayude.
En nuestra comunidad ya existen diferentes recursos para realizar una intervención especializada posterior. Uno de estos recursos es el Teléfono de la Esperanza y su objetivo social principal es ayudar a paliar el sufrimiento psicológico a través de distintas formas de intervención. La más conocida, la atención y el acompañamiento a través del teléfono; pero también ofrecemos intervención individual en la sede, previa cita, con profesionales del ámbito sanitario y psicosocial; grupos terapéuticos y de desarrollo personal y campañas dirigidas a sensibilizar o promover la transformación social desde nuestro ámbito social de actuación.
Tenemos ante nosotros un reto importante y una tarea inmensa: reducir el sufrimiento humano. Y esto no es algo que dependa en exclusiva de instituciones o autoridades; es, sobre todo, una tarea personal, nos exige abandonar nuestro individualismo y acercarnos al otro, a los otros, buscando, compartiendo, pidiendo y dando. Por eso queremos contar también contigo, porque necesitamos una sociedad más sensibilizada hacia el sufrimiento mental y emocional, porque vivir sufrimiento es parte de la vida, y paliar el sufrimiento es cosa de todos.
Habla sobre ello, atrévete a mirar de frente estas situaciones sin miedo, sin vergüenza y ayuda así a prevenir participando en la recuperación, porque todos podemos hacer algo para aliviar el sufrimiento. Todos podemos ayudar de distintas maneras.
Seguiremos trabajando juntos para romper el silencio.
Seguiremos trabajando juntos para dar palabra al dolor.