Jordi Rodríguez, de 45 años, saltó este jueves por la ventana de su décimo piso cuando la comitiva judicial, acompañada de los Mossos d’Esquadra, tocaron a la puerta para desahuciarle, en Cornellà de Llobregat. El Banco Popular inició el proceso de desahucio de la vivienda, que en la actualidad pertenece al fondo estadounidense Blackstone, que siguió adelante con el lanzamiento.
La pareja, sin hijos, llevaba desde 2010 en la casa, cuando firmaron el contrato de alquiler con el dueño de la vivienda, que tenía una hipoteca con el Popular. Como no pudo pagarla, el banco le desahució, pero se encontró con los dos inquilinos, según contó una portavoz de Blackstone.
Tras siete meses de impagos, en noviembre del año pasado, denunciaron la situación, que llevó el juzgado de instrucción y primera instancia 3 de Cornellà. El juzgado concedió dos prórrogas, antes de llevar a cabo el lanzamiento. En la actualidad, acumulaban 14 meses de impago. Blackstone asegura que intentaron negociar con la pareja, condonándoles la deuda y ofreciéndoles 2.000 euros para una mudanza, pero se negaron.
El Ayuntamiento de Cornellà estudia ahora “medidas legales” contra el fondo, a los que acusan de querer “especular” con la vivienda. La pareja contaba con diversos informes municipales que certificaban la “vulnerabilidad” y el “riesgo de exclusión social” al que estaban expuestos. “Ayer emitimos un tercer informe solicitando, por favor, que no ejecutasen el desahucio”, explicó la teniente de alcalde de Educación y Políticas Sociales, Montse Pérez, que lamentó que el juzgado no les respondió. Durante el proceso, el Ayuntamiento asegura que intentó buscar soluciones al problema más acuciante, que era el desahucio, emitiendo informes de urgencia que sirvieron para pararlo en una ocasión. Posteriormente, Pérez afirma que habían iniciado los trámites sobre la posibilidad de que accediesen a la bolsa de demandantes de vivienda social. Los servicios sociales no estaban presentes en el momento del desahucio, pero posteriormente López acudió al lugar y ofreció ayuda a la pareja de la víctima, que será asistida en el Centro de Urgencia y Emergencias Sociales de Barcelona.
La comitiva judicial llegó al piso a las diez y media de la mañana. El hombre se negó a abrir la puerta la primera vez que llamaron al timbre, por lo que el secretario judicial pidió el refuerzo de los Mossos d’Esquadra, como se suele hacer en estos casos. Ahora acompañados de una patrulla de seguridad ciudadana de la policía catalana, la comitiva volvió a tocar a la puerta. Rodríguez preguntó quienes eran a los policías, que repitieron que iban a desahuciarles del piso. Al poco, escucharon un grito desde el interior de la pareja del hombre, que les alertó de que se había tirado por una ventana trasera, que da al pasaje de Camelia de la ciudad. Hasta el lugar se desplazaron dos ambulancias del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), pero el hombre ya había fallecido.
A la una de la tarde, el único rastro de la desgracia que había sucedido tan solo dos horas y media antes era una pequeña cinta policial alrededor de la barandilla de hierro rota por el impacto del cuerpo de Rodríguez. Algunos vecinos hablaban en corrillo sorprendidos por lo sucedido. Rodríguez, pintor de profesión, solía dejarse ver por el inmueble, siempre con su bicicleta. En los últimos tiempos, no trabajaba, según contaron algunos vecinos, que apuntaron a un posible problema de adicciones como fondo del drama social